¿Qué tipos de energías renovables hay y cuál es su papel? 

El futuro de la Tierra pasa por la sostenibilidad, y esta está intrínsecamente relacionada con las energías renovables. A continuación, te contamos todo lo que hay que saber sobre ellas.

¿Qué son las energías renovables?

El término energías renovables hace referencia a aquella energía obtenida de fuentes naturales que, por su alta capacidad energética, su abundancia, su presencia continua o su capacidad de regeneración, son prácticamente inagotables. 

Como veremos en este artículo, hay varias fuentes diferentes de energía renovable: el sol, el agua y el viento son las más habituales. Como No producen gases de efecto invernadero ni gases contaminantes

¿Por qué las energías renovables son tan importantes para el futuro del planeta?

Los combustibles fósiles han sido, desde la Revolución Industrial, la principal fuente de energía. El carbón, el petróleo, el gas natural… eran baratos y abundantes, y se ha dependido enormemente de ellos, pero vienen asociados con dos problemas que se llevan haciendo notar desde las últimas décadas:

• Son finitos: los recursos fósiles disponibles se están agotando, y muchos de los que quedan se encuentran en yacimientos de tan difícil acceso que los costes de su extracción ya no merecen la pena. En general, se calcula que quedan unos 50 años para que se agote el petróleo, unos 60 de gas natural y unos 110 de carbón.
• Son muy contaminantes: la principal fuente de emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero son los combustibles fósiles.

Ante esta situación, es evidente que la solución contra el cambio climático y la sostenibilidad de nuestra forma de vida debe pasar por la transición hacia fuentes de energía renovables. Al contrario que los combustibles fósiles mencionados, las energías renovables:

• Son (prácticamente) infinitas: El sol, el agua, el viento, el calor de la Tierra o el movimiento de las mareas es una constante. Además, son más variadas y esta diversificación de las fuentes de suministros permite mayor estabilidad a largo plazo. Por otro lado, los recursos necesarios son autóctonos, permitiendo lograr una independencia energética que con los combustibles fósiles no se da.
• Contribuyen a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero porque no son contaminantes. El viento moviendo los aerogeneradores o los paneles solares captando la radiación solar no genera ningún elemento que contamine: son 100% limpios.

¿Qué tipos de energías renovables existen?

Es interesante señalar que muchas de estas fuentes de energía son las que se han utilizado tradicionalmente a lo largo de la historia, cuando el acceso a los combustibles fósiles era mucho más restringido. Ruedas hidráulicas en Babilonia, molinos de agua y de viento… son algunos de los ejemplos más comunes que encontramos en el pasado.

A finales del siglo XIX, ante la reflexión generalizada de que el carbón pronto empezaría a agotarse, se volvió a explorar otras formas de energía, sobre todo la solar y la hidráulica. Pero no fue hasta la década de 1970 cuando realmente se empezó a buscar estrategias para implementar el uso más generalizado de las energías renovables. Estas son las más principales:

Energía solar

La energía solar es, junto con el agua, la fuente de vida de la Tierra. Solamente en un año, la radiación solar aporta a la Tierra un volumen de energía que supera en miles de veces la que consume la humanidad. 

Hay diversas formas de tecnología que permiten aprovechar la radiación del sol y transformarla en energía térmica o en energía eléctrica. Las variaciones dependen de la manera de capturar, convertir y distribuir la energía solar. Pueden ser activas, como los paneles fotovoltaicos o los colectores solares térmicos; o pasivas, como las técnicas en las que se basa la arquitectura bioclimática: la orientación de los edificios al sol, la elección de materiales concretos que tengan una masa térmica favorable o unas propiedades específicas para dispersar la luz, el diseño del espacio fomentando la ventilación natural…

Esta energía térmica o eléctrica luego se utiliza como fuente de energía para cubrir diferentes necesidades tanto domésticas como industriales, como por ejemplo iluminación, obtener agua caliente, calefacción o refrigeración. También tiene otras aplicaciones interesantes como los invernaderos solares para desarrollar mejoras tanto en cantidad como en calidad de las cosechas, o las plantas de desalinización de aguas que pueden funcionar solo a base de energía solar, sin consumir ningún otro combustible.

Energía eólica

Otra constante de muchos ecosistemas es el viento. Las masas de aire se desplazan desde las zonas con una presión atmosférica más alta hacia áreas de menor presión con velocidades proporcionales a esa diferencia de presión. Las variaciones entre la presión atmosférica están vinculadas a la temperatura y a la radiación solar, y son las que generan las corrientes de aire.

Estas corrientes de aire se pueden aprovechar para generar energía cinética, que, mediante las turbinas eólicas de los aerogeneradores, la convierten en energía eléctrica. La fuerza del viento hace girar las hélices que activan y mueven el eje central, conectado a un generador eléctrico. Por lo general, este proceso se da en los llamados parques eólicos, instalaciones que integran varios aerogeneradores interconectados eléctricamente para sacar el máximo partido a las corrientes de viento de la zona donde se colocan.

Energía hidráulica

Igual que el sol o el viento, el movimiento del agua es otra de las fuentes de energía que más se han utilizado a lo largo de la historia. El punto de partida es similar a lo que veíamos en el caso de la energía eólica, cambiando la fuerza del viento por la del agua. En los saltos de agua, donde se da mucha fuerza y rápido movimiento, se acumula una energía potencial que puede transformarse en energía eléctrica a través de las centrales hidroeléctricas.

Hay numerosas ventajas asociadas a este tipo de energía, como su altísimo rendimiento energético y su limpieza. Por otro lado, hay que tener en cuenta que la construcción de una central hidroeléctrica puede ser costoso y tiene un enorme impacto medioambiental. Además, su funcionamiento está sujeto a que haya agua suficiente, algo que no siempre se puede garantizar con los cambios climáticos y el aumento de las temperaturas.