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¿Te has preguntado alguna vez cómo funciona el modelo económico tradicional? Los diferentes actores de este proceso recogen las materias primas del entorno natural y las introducen en la cadena de producción. De ahí van a las tiendas y pasan a las manos del consumidor para convertirse por último en residuos.
Estamos ante un sistema basado en el uso limitado de los recursos de la naturaleza con una gran repercusión para el planeta. La economía lineal, que así se llama este modelo tan extendido, ha evolucionado para dar paso a otras estructuras que incluyen diversas acciones que pueden ayudar a resolver esta problemática global.
Entre otros, en los últimos años hemos vivido el nacimiento de un nuevo modelo económico basado en la sostenibilidad. Es lo que se conoce como economía circular y se asienta en el reaprovechamiento de las materias primas y en la reducción de su consumo.
De la economía lineal a la economía circular
La economía circular va mucho más allá de la producción de bienes. Recursos hídricos, materiales e incluso fuentes de energía pueden entrar en este nuevo modelo. Todos aquellos activos limitados que son susceptibles de desaparecer han de ser gestionados bajo un minucioso esfuerzo de control y análisis que permita su uso de manera constante sin llegar a la pérdida total de los mismos.
La propuesta inicial de la economía circular parte de la idea conceptual de cerrar el círculo del modelo tradicional, dando una nueva vida a los productos ya utilizados y optimizando los materiales con los que son fabricados.
Es un proceso que no afecta solo al último paso del modelo lineal, sino que está presente desde el inicio de la producción. Los productos y servicios se diseñan con la intención de consumir la menor cantidad posible de materias primas y de que el resultado final, además, pueda reutilizarse.
“La búsqueda de nuevos ciclos de uso para aquellos productos que ya han pasado por su primera etapa útil es una de las claves de la sostenibilidad de este modelo.“
Los nuevos modelos de consumo de la economía circular
El respeto hacia el medioambiente es el principal pilar de este nuevo modelo económico del que todos formamos parte. Los ciudadanos están modificando sus hábitos para adaptarse a esta nueva cultura sostenible que lo baña todo.
Estos nuevos comportamientos requieren servicios no vistos hasta el momento que aporten valor desde el punto de vista de la sostenibilidad. Es así como hemos visto el nacimiento de las plataformas para compartir servicios. Uno de los ejemplos más comunes lo encontramos en la movilidad: desde patinetes y vehículos eléctricos para ciudad al uso compartido de coches para largas distancias.
Muchos productos están modificando su estructura habitual para convertirse en servicios en sí mismos, como el streaming de música y vídeo. De esta forma, tanto las empresas como los usuarios dejan de pensar en los productos de manera lineal y pasan a interesarse por un mercado más circular y, por lo tanto, más sostenible.
Uno de los principales beneficios de estos nuevos servicios es su extensión. La economía circular es capaz de llegar a sectores en los que el modelo lineal provocaba costes medioambientales importantes. Un ejemplo es el turismo sostenible y su relación con el uso excesivo de elementos con una vida útil muy corta.
Los primeros textos que hablan de economía circular datan de la década de los 80. En ellos se unían los términos de medioambiente y economía para destacar la necesidad de modificar el sistema tradicional. Varias décadas después, la economía circular comienza a asentarse, aunque empresas y usuarios tienen aún un largo camino por delante que recorrer.
¿Te unes a la cultura circular?