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La ciudad del futuro será más tecnológica, eficaz y respetuosa con el medio ambiente. Ese es su objetivo: los habitantes vivirán sus rutinas de un modo más cómodo y los diferentes elementos de la ciudad estarán interconectados para crear una relación más sencilla para sus dueños. Los sistemas inteligentes de medición de agua y energía y los vehículos eléctricos serán el día a día de cualquier centro urbano, pero, ¿cómo será la gestión de residuos en la smart city?
Para crear una ciudad inteligente no solo es necesario introducir sistemas tecnológicos avanzados para optimizar su funcionamiento, sino que también hay que construir entornos adecuados para que se den todas estas novedades. Es aquí cuando la gestión de residuos nace como una necesidad especial para mantener a la smart city como una ciudad óptima y cuidada para todos sus habitantes.
Alternativas para una gestión sostenible de residuos urbanos
Existen diferentes alternativas innovadoras en las que trabajan los expertos para esta importante labor, aunque todas comparten los mismos objetivos: conseguir un entorno más informado, concienciado y con mayores facilidades en la búsqueda de un funcionamiento más cómodo. Además, estos sistemas pretenden ser más higiénicos y de menor impacto visual.
Es en ese último dato donde encontramos una de las claves para unir la gestión de residuos a la smart city: ¿y si toda la basura pudiera ir a través de una red de tuberías subterráneas? ANAVAM, la Asociación Nacional de Auditores y Verificadores Medioambientales, presentó un estudio en el que hablaba de este modelo como una de las mejores opciones para cumplir todos las necesidades de una ciudad inteligente.
Con este modelo nos olvidaríamos de ver los residuos en la calle. A través de unas tuberías estancas con un sistema de vacío, acompañado por unas turbinas que utilizarían el viento del exterior, los habitantes depositarían sus bolsas en los contenedores y estas irían directamente al centro de reciclaje a través de una red subterránea. De esta forma, su contacto por las calles y las carreteras sería nulo.
Es una mejora visual, pero va mucho más allá. Al movilizar todos los residuos a través de redes subterráneas, los vehículos encargados del transporte tradicional que circulan por toda la ciudad desaparecerían, evitando un alto margen de emisiones que dejaría de ser necesario. Además, estas tuberías estarían sincronizadas y monitorizadas en tiempo real para evitar errores y averías, pudiendo medir todos sus datos.
El big data sería clave en este proceso. Las instituciones podrían conocer más información sobre horas, cantidad de residuos y costumbres en su gestión. Así, podrían aplicar diferentes servicios en función de, por ejemplo, la existencia de negocios con mayor demanda de retirada de residuos, como un centro comercial. Estos nuevos mecanismos ayudarán notablemente a conseguir una gestión de residuos eficaz en la smart city, pero debe verse apoyada por otras iniciativas para lograr el efecto esperado.
El papel de la economía circular en la smart city
La, economía circular habla de reutilizar los materiales y productos como principio de un nuevo sistema regenerativo que sea consciente de que estos son finitos y que su límite está más cerca cada día. El concepto de economía colaborativa surge con la búsqueda de un modelo basado en la lucha contra el cambio climático y el respeto al medioambiente.
Este tipo de economía permite que una entidad que necesita una serie de materiales pueda utilizar los de otra diferente cuando la segunda vaya a dejar de utilizarlos. Se reducen los materiales en el mercado y se comparten unos recursos que, de otra manera, existirían por duplicado.
Por el momento no existen sistemas de colaboración por el que diversos dispositivos inteligentes puedan comunicarse entre sí para determinar un posible traspaso de materiales de estas características, pero es sin duda una de las mejoras pendientes para integrar este concepto en la dinámica de la smart city.
El 70% de la población mundial vivirá en ciudades para el año 2050. Por este motivo, cada vez es mayor el número de proyectos dedicados al estudio de soluciones innovadoras, como GrowSmarter: un programa europeo de investigación que tiene como líderes de transformación a Barcelona, Colonia y Estocolmo para buscar soluciones innovadoras para las smart cities.
La ciudad del futuro debe trabajar en esta dirección como apoyo a un sistema más actual de gestión de residuos que permita minimizar los productos existentes en el mercado y optimizar un sistema que ha de ser más responsable con el medio ambiente. El entorno de la smart city debe estar basado en smart grids que modifiquen la relación del habitante con la ciudad. Esa conexión también debe pasar por un nuevo modelo de gestión de residuos.