/Voladura-caldera%20de%20la%20Central%20Termica%20de%20Litora.jpg)
Verlo siempre en Español
Verlo siempre en Español
Hemos resaltado en varias ocasiones la importancia de la inteligencia de nuestras ciudades para hacer del mundo un lugar más sostenible. Urbes que reducen el impacto medioambiental negativo, que analizan y gestionan correctamente las grandes cantidades de información y que apuestan por la eMobility.
Sin embargo, en esta ocasión queremos centrarnos en un concepto que está irrumpiendo con fuerza en el ámbito de la creación de las ciudades del futuro: la resiliencia, el cual, según vaticinan algunos expertos en regeneración urbana y eficiencia energética, sustituirá progresivamente al concepto de sostenibilidad durante los próximos años.
De acuerdo a la definición del diccionario de la RAE, la resiliencia es la “capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido”. Trasladando estas palabras al funcionamiento de una ciudad, estaríamos hablando de urbes que se encuentran preparadas para responder a diferentes tipos de amenazas (guerras, desastres naturales, crisis económicas, agotamiento de recursos naturales…), y que además son capaces de recuperarse con rapidez de los impactos sufridos por el sistema, ocasionando el menor daño posible a la salud, la economía y la seguridad públicas.
¿Qué hace que una ciudad (o un barrio, un distrito, una comunidad…) sea resiliente, o lo sea más que otra? La clave reside en tres acciones: resistencia, adaptación y anticipación:
Se trata, en definitiva, de que los propios habitantes de un ecosistema urbano conozcan a fondo la idiosincrasia de este, para que puedan diseñar un sistema altamente efectivo a la hora de preservar y restaurar las estructuras básicas de ese ecosistema (y también de alcanzar un nuevo equilibrio) después de haber sufrido un conflicto de dimensiones considerables.
Un sistema que sea además capaz de aportar a los urbanitas el conocimiento necesario para que estos puedan estar preparados y sepan qué medidas tomar en el futuro si se presentara esa amenaza u otra similar.
No hay época más óptima que la que vivimos -la comunicación es instantánea y el acceso a la información más fácil que nunca- para empezar a desarrollar ideas que impulsen la resiliencia de nuestras ciudades. Sin duda, es necesario que toda la sociedad aporte su granito de arena, de forma que entre todos podamos mejorar nuestra calidad de vida mediante la conversión de las ciudades que habitamos en lugares sostenibles, seguros y energéticamente eficientes.
En referencia a este interesante concepto, del 14 al 18 marzo se celebrará en Barcelona la segunda edición de la BCN Resilience Week. Esta plataforma global, organizada conjuntamente por el Ayuntamiento de Barcelona, el BCN Urban Resilience Partnership y el Programa de Perfiles de Ciudades Resilientes de ONU-HABITAT, tiene como objetivo el debate y el aprendizaje entre ciudades y empresas que trabajan en pro de la resiliencia urbana.
Doscientas cincuenta expertos en regeneración urbana, provenientes de cincuenta ciudades diferentes, se darán cita en este encuentro para tratar diversos temas relacionados con la resiliencia en las ciudades a través de conferencias, charlas y actividades conjuntas. Se abordarán temas como la creación de infraestructuras resistentes a desastres naturales o la gestión del agua de las grandes urbes, todos de gran importancia a la hora de construir poblaciones resilientes.
El evento, que tendrá lugar en el Recinto Modernista de Sant Pau, podrá seguirse en Twitter a través de la cuenta @BCNResilience y del hashtag #BCNResilience16.
Dentro de este marco, Miguel Pardo, responsable de Innovación en Endesa Red, dará el martes 15 una ponencia sobre los proyectos de innovación que la compañía está desarrollando en la Ciudad Condal.