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Una demolición es un mundo hecho de personas
Desde fuera parece fácil, pero detrás de cada demolición industrial hay meses de trabajo, coordinación y sobre todo un mundo hecho de personas.
Todo empieza con una “simple” decisión, ¿volar o no volar? Y no me refiero a la canción de Domenico Modugno…
La voladura controlada de la caldera del Grupo 1, una estructura de 80,5 metros de altura y 13.500 toneladas que formaba parte de la central térmica Litoral, no era tarea fácil.
Esta decisión, una vez tomada, se transforma en un diseño. El diseño se trasforma en un proyecto. El proyecto se transforma en procedimientos, reuniones etc. Por tener algunas cifras: 9 empresas; 93 personas; 7 máquinas; 321 días de trabajo; 16 procedimientos; 10 reuniones semanales. Os entiendo si me decís que tanto dato es aburrido, pero debéis entender que es necesario para que los trabajos salgan bien. Ahora os cuento la mejor parte, el seguimiento de todo lo indicado en los documentos.
Este follow up se convierte en pura y absoluta interacción con todas las personas involucradas. Hay llamadas, whastapps, reuniones en obra y por Teams, con el solo y único fin de tener “TODO, TODO, TODO” controlado.
¿Y quién ha hecho posible todo esto? ¡Muchísimas personas!
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Os elenco solo una parte porque es imposible indicarlos todos (el orden es puramente casual, de cómo me han venido a la mente intentando preparar este relato): Juan Pablo, Paquito, Miguel, Victor, Vicente, Oscar, Vincent, Daniel, Cristobal, Jonathan, José Ramon, Pedro, Carla, Manuel, Fran, Sergio, Alberto, Rocio, Manuela, Adelina, Ireneo, Macarena, Gloria, Marta, Paquin, Galy, Fabio, Michael, José Luis, Dani, Valentin, Diego, Lola, Veronica, Miguel, Juan, David, Quique, Tomas, Flores, Dymytro, Cristobal, Samuel, Javier, Jesus, Villa…¡Y yo, por supuesto!
Después de la explosión, la “vieja señora de Carboneras” ha caído. Nadie ha aplaudido. No penséis que ha sido una falta de respeto, ha sido todo el contrario. Ha sido nuestra forma de honorar una vieja amiga después de todos sus años de servicio y también a los compañeros que la han construida y mantenido.
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Y ahora seguimos trabajando, todas esas mujeres y hombres que hemos participado en este hito dejan de contener la respiración esos pocos segundos que dura una detonación, nos miramos, nos abrazamos, pero con la mente puesta en lo que viene ahora.
Desmontar pieza a pieza esa mole, y seguir trabajando para escribir una nueva historia en el nuevo horizonte de Carboneras.