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¿Cuándo surgió la red de distribución en España? ¿Cómo ha sido su evolución? Descubre cómo las primeras instalaciones de distribución eléctrica revolucionaron la iluminación, el transporte y la industria a finales del siglo XIX.
La llegada de la energía eléctrica a las ciudades en la segunda mitad del siglo XIX supuso toda una revolución. La electricidad introdujo una forma de alumbrar más limpia que la iluminación por gas, el transporte electrificado era más limpio, eficiente y seguro y los nuevos motores eléctricos agregaron potencia y, sobre todo, flexibilidad a la producción industrial. Además, apareció una nueva fuente de energía calorífica, la calefacción eléctrica.
Las primeras centrales eran termoeléctricas y distribuían la electricidad a consumidores que se encontraban en sus alrededores gracias a redes alimentadas por corriente continua. En muchos casos esas primeras instalaciones generadoras estaban ubicadas muy cerca e incluso a veces en el interior de los propios núcleos de consumidores.
Desde finales del siglo XIX, la expansión del consumo y la creciente utilización de la energía eléctrica aceleraron la necesidad de situar estas centrales en localizaciones más alejadas de las principales poblaciones de consumo. Para ello era necesario transportar la energía eléctrica a larga distancia y, por supuesto, tener las menores pérdidas de energía posibles.
El sistema de corriente alterna tiene la particularidad de elevar su tensión gracias a los transformadores y así poder transportar energía eléctrica a larga distancia con pérdidas asumibles, por lo que acabó imperando en el sistema energético mundial.
Gracias a la corriente alterna fue posible la extensión de la energía hidroeléctrica, que supuso el impulso definitivo para el desarrollo del sector eléctrico.
Si hay un elemento que fue clave para el desarrollo de las redes de distribución al inicio del siglo XX, fue el transformador. Esta es una máquina estática de corriente alterna que permite variar alguna función de la corriente, como el voltaje o la intensidad, manteniendo la frecuencia y la potencia, en el caso de un transformador ideal. Las máquinas reales presentan un pequeño porcentaje de pérdidas, dependiendo de su diseño y tamaño, entre otros factores.
Su llegada propició que las compañías energéticas pudieran situar las centrales generadoras alejadas de los principales centros de consumo y satisfacer de forma dinámica una creciente demanda de energía eléctrica.
Aunque las primeras centrales eléctricas comenzaron a funcionar en la década de los 70 del siglo XIX no fue hasta principios del siglo XX cuando comenzó a tejerse una gran red nacional de transporte y distribución de energía eléctrica.
Ya en 1901 se construyó la primera línea de alta tensión, con una longitud de tres kilómetros, entre el complejo hidráulico del Molino de San Carlos, en Zaragoza y la capital aragonesa. Este hecho supuso el origen de ERZ (Eléctricas Reunidas de Zaragoza), empresa eléctrica que gestionaba generación, distribución y comercialización en la mayor parte de Aragón y que, en 1986, se integró en la actual Endesa.
Poco después, en 1906, Hidroeléctrica del Guadiaro, también integrada en Endesa en la actualidad, instaló la central hidroeléctrica de El Corchado, en la provincia de Málaga (Andalucía). Para satisfacer la creciente demanda de electricidad en Sevilla se instaló dos años más tarde, en 1908, la primera línea de muy alta tensión (50kV), de 125 km de longitud, que unía la central hidroeléctrica con la capital andaluza.
El principal impulso al transporte de energía eléctrica en Cataluña fue la línea de alta tensión (88 kV) que se construyó en 1917 para unir la central térmica de Capdella (Lleida) y la central de Sant Adriá en Barcelona, con el fin de alimentar la ciudad condal.
En los años 40 del siglo XX España sufrió grandes restricciones de energía por dos motivos principales:
Para resolver los graves problemas de restricción eléctrica, el Instituto Nacional de Industria (INI), a través de la constitución de Endesa, decidió solventar los desequilibrios entre producción y consumo. Este proceso se llevó a cabo mediante dos vías:
Para contribuir a suministrar energía eléctrica a los puntos del país a los que todavía no llegaba, desde Endesa se procedió a instalar en la década de los 40 centrales de generación móviles que permitieran aportar suministro eléctrico en diversas localizaciones del territorio. Con este fin se llegó a utilizar una central térmica flotante, la fragata ‘Nuestra Señora de la Luz’, en 1954.
Desde nuestros orígenes nuestro principal objetivo ha sido ofrecer el mejor servicio a nuestros clientes y garantizar la calidad y la seguridad del suministro eléctrico. Para ello hemos incorporado la innovación en nuestro adn y hoy distribuimos electricidad a 22 millones de personas en 24 provincias españolas a través de nuestra filial e-distribución. Nuestra siguiente parada, construir las redes del futuro.
Si quieres saber más, entra en el Archivo digital de la Fundación Endesa.