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El auge del coche eléctrico en el mundo es imparable. Y no solamente gracias a las enormes inyecciones monetarias de inversores multimillonarios como Elon Musk, el cual abandera la fabricación de estos vehículos desde Tesla Motors, sino también a la labor de concienciación social llevada a cabo por personas, empresas e instituciones. Una tarea vital a la hora de adoptar nuevos hábitos relacionados con la transformación energética de nuestro siglo.
Habitualmente, la gran parte de proyectos y acciones de emoblity que ven la luz tienen mucho que ver con el transporte público o con los vehículos particulares, pero hay un campo especialmente interesante donde también es muy necesaria la presencia del coche eléctrico: las competiciones deportivas de motor. De ahí la importancia de Fórmula E , una de las iniciativas más interesantes sobre movilidad eléctrica en este ámbito.
Fórmula E es una categoría de competición exclusiva para monoplazas eléctricos, organizada por la Federación Internacional de Automovilismo. La idea surgió hace cinco años, cuando el presidente de la FIA, Jean Todt, lanzó un reto a las compañías del sector de la automoción de todo el planeta: unirse a una competición de carreras de coches completamente eléctrica y, por tanto, sostenible. Muchas marcas de renombre se sumaron al proyecto para aportar su granito de arena: McLaren, Audio, Renault, Michelin…, y el proyecto se puso en marcha.
Así, el 13 de septiembre de 2014 se celebró en el Beijing Jingang International Circuit de China el primer ePrix de la historia: una carrera en la que sus veinte competidores conducían un vehículo cien por cien eléctrico. Arrancaba entonces la temporada inicial de Fórmula E, que finalizaría en junio de 2015 con la victoria del piloto brasileño Nelson Piquet, Jr. (hijo del legendario Nelson Piquet. Actualmente ya está en marcha la tercera, que cuenta con la participación de diez escuderías y pilotos de carreras de todo el mundo, que muestran sus monoplazas eléctricos en países como Estados Unidos, Marruecos, Argentina, México o Francia.
La competición busca impulsar la movilidad sostenible, tanto promoviendo la popularidad de esta tecnología como siendo un laboratorio de I+D e innovación para coches eléctricos.
Dejando a un lado su rapidez (pueden alcanzar hasta los 225 kilómetros por hora), la principal característica de los monoplazas de la Fórmula E es que están formados por módulos, lo que facilita que cada temporada las diferentes escuderías puedan ir trabajando en nuevas tecnologías que aplicar al vehículo por separado, es decir, sin tener que modificar la estructura completa de aquel.
Cada coche lleva una batería (la misma para todos, provista por Williams) de 200 kg de peso y compuesta por celdas de iones de litio, que se recargan solo mediante generadores ecológicos que funcionan con glicerina. La energía que suministra cada batería es de 28 kWh. Según las normas de la competición, el consumo está limitado: 200 kW en clasificación y 170 kW durante una carrera. Hasta el momento, se necesitan dos monoplazas para acabar todas las vueltas, pero gracias a los numerosos avances en este campo, es solo cuestión de tiempo que esto no sea necesario.
Para transformar la energía eléctrica en mecánica, los vehículos de Fórmula E cuentan con un módulo formado por un inversor, un motor eléctrico y una transmisión (el primero convierte la corriente continua proporcionada por la batería en corriente alterna, y la manda el motor; este, mediante la transmisión, provee de energía mecánica a los neumáticos). A partir de la segunda temporada, cada equipo ha podido desarrollar con total libertad este módulo, lo que ha dado lugar a interesantes innovaciones (como los motores dobles de marcha única de Nextev o el motor simple de dos marchas diseñado por Renault), muy útiles para el desarrollo de futuros vehículos eléctricos.
El objetivo principal de la FIA con esta iniciativa no es solamente llevar la movilidad eléctrica al mundo de las carreras de coches, sino trabajar activamente en una transición global hacia las smart cities, es decir, hacia unas sociedades más sostenibles. Saben con certeza que la emobility es uno de los puntos clave de dicha misión, y por eso buscan que la Fórmula E sirva de inspiración; que gracias a esta iniciativa, muchas personas puedan contemplar de primera mano las ventajas y los beneficios de conducir un vehículo eléctrico. Para ello, la FIA gestiona la Fórmula E basándose en una filosofía muy clara, que se puede resumir en cinco conceptos:
Para nosotros, Enel es el principal Power Partner de la competición, la Fórmula E nos ofrece la oportunidad única de crear una plataforma donde, de manera colaborativa, se compartan nuevas soluciones relacionadas con la conectividad, la innovación y la energía. Y todo con un único fin: ayudar a construir una comunidad global smart en la que la sostenibilidad, la emobility y la eficiencia energética sean los protagonistas.
Cada carrera nos permite desarrollar y probar nuevas tecnologías y productos en un entorno muy especial, en el que se fomenta constantemente la innovación. Por ejemplo: