Cada vez somos más los que queremos mejorar nuestro estilo de vida para que sea más sostenible y ayude a frenar el cambio climático. Pero, cuando se trata del coche, en general, aparecen las excusas y los dilemas. “Un vehículo eléctrico es muy caro” es uno de los argumentos más recurrentes.
Sin embargo, para hablar del precio del coche eléctrico y saber si compensa en comparación con uno convencional, debemos atender a distintos factores que van más allá del precio del vehículo como tal.
Coche eléctrico vs gasolina: ¿cuál es más rentable?
Si tu duda es realmente si compensa comprar un coche eléctrico, la respuesta es sí. Para entender por qué, además de conocer el precio actual de ambos tipos de coches, también hemos de prestar atención a factores como el coste del combustible, las recargas, el mantenimiento, el aparcamiento y los impuestos. Así que, vamos a analizarlo poco a poco.
- Precio del coche. En general, los coches eléctricos son algo más caros que los de gasolina o diésel. Todo depende del modelo. Pero este sobreprecio se amortiza con el ahorro de combustible y los costes de mantenimiento. Además, gracias a los incentivos del Plan Moves III, en España se subvenciona con hasta 7.000€ la adquisición de un coche eléctrico.
También se pueden solicitar subvenciones para los puntos de recarga. El coste medio de la instalación oscila entre 1.400 y 1.800 euros, dependiendo de la longitud que exista desde el contador de la vivienda hasta donde se encuentra la plaza de garaje. Para facilitar el proceso, hay fabricantes que ya venden el coche y el cargador juntos, para salir del concesionario con todo hecho. - Coste del combustible. Las recargas eléctricas son menos costosas que el repostaje de gasolina o diésel. Por ejemplo, en el caso de Endesa X Way, una recarga para 100 km puede salir por menos de 5 euros. Además, las compañías suelen ofrecer múltiples ofertas. En casa, con la tarifa TempoZero-Vehículo eléctrico de Endesa se puede recargar un vehículo entre la 1 y las 7 de la mañana sin coste.
- Mantenimiento. Un coche eléctrico no tiene embrague, ni aceite, ni filtros, ni correa de distribución… Por lo que su mantenimiento es mucho más sencillo y sus costes más bajos que los de un coche de combustión interna tradicional diésel o gasolina.
- Aparcamiento: En muchas ciudades, los coches eléctricos disponen de ventajas como aparcamiento gratuito en las áreas de estacionamiento reguladas o plazas con recarga en zonas comerciales, sin olvidar que pueden acceder sin restricciones a las zonas de bajas emisiones. Además de disfrutar de una mayor comodidad, a medio-largo plazo esto supone un gran ahorro económico.
- Impuestos: Los vehículos eléctricos están exentos del impuesto de matriculación y la mayoría de los ayuntamientos aplican además reducciones en el impuesto de circulación. Estas pueden llegar a alcanzar descuentos del 75% de manera indefinida para los vehículos 100% eléctricos y durante seis años para los híbridos.
Más eficiencia, menos emisiones
La eficiencia de los coches eléctricos ronda el 90% mientras que la de los coches tradicionales se queda en un 30%. Es decir, un vehículo eléctrico necesitará menos energía que uno tradicional para realizar el mismo esfuerzo, lo que se traduce en menos consumo y más ahorro.
Por otro lado, alrededor de una cuarta parte de las emisiones de CO2 a la atmósfera proceden del transporte. Hoy en día, un coche eléctrico produce menos de la mitad de las emisiones (52 gramos de CO2/km) que uno de combustión. Esto quiere decir que, si todos los coches se recargaran directamente de la red eléctrica, reduciríamos las emisiones de los automóviles en un 60%.
“Si hoy ya todos los coches fueran eléctricos, reduciríamos las emisiones de los automóviles en un 60%”.
Aunque, por ahora, solo 3 de cada 10 vehículos que se venden en España son eléctricos, esta cifra no para de aumentar. De hecho, en 2021 las matriculaciones de este tipo de vehículos crecieron un 37,76% respecto a 2020. Y este dato solo significa una cosa: la movilidad eléctrica ha llegado para quedarse y es más rentable de lo que pensamos.