
Un pequeño paso hacia la justicia climática, pero el planeta sigue necesitando un salto gigante en la reducción de emisiones
Del 6 al 20 de noviembre se ha celebrado la 27ª Conferencia de las Naciones Unidas contra el cambio climático en Sharm el Sheij (Egipto). Más de dos semanas de negociaciones que buscaban como fruto un acuerdo claro para lograr revertir el ritmo que nos está llevando peligrosamente a superar el reto del 1,5°C marcado en el Acuerdo de París. Esta COP27 cierra, finalmente, con aires descafeinados. En este artículo, nuestro responsable de Medioambiente, Jorge Pina, participante en la misma desde Egipto, hace balance final de los acuerdos logrados.
Por Jorge Pina
El temor al retroceso en la ambición climática ha marcado el desarrollo de la COP27. Frente a los avances del Pacto de Glasgow, que fijaba el objetivo en evitar un incremento de temperatura por encima de 1.5°C, algunos países han intentado volver a los términos del Acuerdo de París, que centraba el esfuerzo en evitar un calentamiento por encima de 2°C. Finalmente, la Decisión mantiene el lenguaje y los objetivos de Glasgow y muchos analistas señalan a la ausencia de retroceso como la mejor noticia de la cumbre.
Como principal avance, la COP27 concluye con un acuerdo para costear las pérdidas y daños en solidaridad con los países más vulnerables al cambio climático. Crear un fondo para los más afectados por el calentamiento global al que apenas han contribuido. Este fondo da contestación a la reclamación histórica de los países en vías de desarrollo y es considerado un paso fundamental hacia la justicia climática.
1. En la mesa de negociación
Decisión General: Plan de Implementación de Sharm el Sheij
La COP27 se ha cerrado sin avances en materia de mitigación, con una Decisión General que, bajo el título de Plan de Implementación de Sharm el Sheij, se limita a reiterar los objetivos y el lenguaje del Pacto Climático de Glasgow de la COP26.
El texto mantiene el objetivo de limitar el incremento de temperatura a 1.5 °C, recoge el objetivo del último informe del IPCC de reducir las emisiones en un 43% en 2030 respecto a 2019, así como la referencia a la eliminación gradual del uso de carbón y de los subsidios a los combustibles fósiles y hace un llamamiento a los países para que aceleren la acción en la presente década. Sin embargo, no ha sido posible introducir un lenguaje más estricto que refleje la realidad de la emergencia climática. En particular, las presiones de Rusia y Arabia Saudí han impedido introducir el llamamiento a reducción progresiva de todos los combustibles fósiles tal como defendía la Unión Europa.
En el apartado dedicado a la energía, la Decisión recoge la actual situación de crisis energética y señala la aceleración de la transición hacia las fuentes renovables como la forma de garantizar un modelo más seguro, confiable y resiliente.
Como principal avance de la negociación, la COP27 se cierra con la constitución del Fondo de pérdidas y daños, mediante el que se dota a los países más vulnerables de recursos para afrontar los daños causados por el cambio climático. El fondo da respuesta a una reclamación histórica de los países en vías de desarrollo y su creación ha sido posible gracias al empuje de la Unión Europea y pese a las reticencias de Estados Unidos y China.
En materia de financiación, el Plan recoge que se deben invertir al menos 4 billones de dólares al año de aquí a 2030 para poder alcanzar la neutralidad en carbono en 2050. Además, se espera que una transformación global hacia una economía baja en carbono requiera inversiones de al menos unos 4 a 6 billones de dólares americanos al año. Entregar dicha financiación requerirá una transformación del sistema financiero y sus estructuras y procesos, comprometiendo gobiernos, bancos centrales, bancos comerciales, inversores institucionales y otros actores.
La Decisión también expresa “seria preocupación” por el hecho de que el objetivo de las Partes, que son países desarrollados de movilizar conjuntamente 100.000 millones de dólares por año, no haya sido alcanzado y “urge” a que se cumpla a la mayor brevedad. A este respecto, destaca que el texto final no incluye referencia a la necesidad de recuperar el déficit acumulado respecto a un objetivo que debía haberse alcanzado en 2020.
Por último, cabe reseñar la importancia creciente de la biodiversidad, la Decisión subraya la necesidad de afrontar manera integral y sinérgica, las crisis globales del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, así como la vital importancia de proteger, conservar, restaurar y utilizar de manera sostenible la naturaleza y los ecosistemas.
2. Fuera de la Mesa de Negociación
Global
- Se constituyó la Alianza Global de Renovables, en la que participan asociaciones industriales de carácter global representando la energía hidroeléctrica, solar, eólica, de hidrógeno verde, de almacenamiento y de geotermia, que tiene como objetivo superar los desafíos que afectan a la transición energética y posicionar la energía renovable como un pilar del desarrollo sostenible y de crecimiento económico.
- La Alianza Global para reducir las emisiones de metano, impulsada en la pasada COP 26 de Glasgow por la Unión Europea y Estados Unidos, ha incrementado su participación alcanzando el compromiso de 150 países, aunque siguen sin adherirse China, Rusia o India.
- Se constituyó la Alianza de líderes de bosques y clima. Líderes mundiales de 26 países y la UE lanzaron esta Alianza con el objetivo de ayudar a cumplir el compromiso asumido en la COP26 por más de 140 líderes mundiales para detener y revertir la pérdida de bosques y la degradación de la tierra para 2030, al mismo tiempo que brinda desarrollo sostenible y promueve una transformación rural inclusiva.
Europa
- Acuerdos con Kazajstán y Namibia para construir una asociación sobre materias primas sostenibles, baterías e hidrógeno verde. El acuerdo tiene como objetivo garantizar el desarrollo de un suministro seguro y sostenible de materias primas, materiales refinados e hidrógeno renovable para apoyar la transformación verde y digital de las economías de los socios.
- MoU forestal (Memorandum de Entendimiento, en sus siglas en inglés) con cinco países en desarrollo (Guyana, Mongolia, la República del Congo, Uganda y Zambia) para trabajar de manera conjunta sobre bosques, con el objetivo de revertir la deforestación en los países apoyados y, en consecuencia, mejorar la protección del clima y la biodiversidad.
- MoU con Egipto para una asociación estratégica sobre hidrógeno verde. El MoU servirá como marco para respaldar las condiciones a largo plazo para el desarrollo de una industria y comercio de hidrógeno renovable en la UE y Egipto, incluidas la infraestructura y la financiación. Apoyará la ambición de la UE de alcanzar 20 millones de toneladas de consumo de hidrógeno renovable en 2030, como se describe en el plan REPowerEU.
Estados Unidos
- J. Kerry, enviado especial para el Clima de EE. UU, anunció la creación del “Acelerador de Transición Energética” (ETA), un Plan de Créditos de Carbono para Naciones en Desarrollo que se presentará en la próxima COP28. La iniciativa propone que las empresas compren créditos de carbono y que las ganancias se utilicen para financiar proyectos de fuentes de energía renovables países en vías de desarrollo que buscan reemplazar los combustibles fósiles.
- Dando continuidad al compromiso sobre el metano que EE. UU lideró junto a Europa en 2021, en la COP27 Joe Biden anunció una mayor exigencia regulatoria a las compañías productoras de combustibles fósiles respecto al control de las emisiones de metano.
Contenido relacionado


Comunicación ambiental: informar para concienciar

¿Estamos preparados en España para afrontar una sequía prolongada?

Cómo reducir tu huella personal con pequeños gestos

La emergencia climática requiere más ambición y valentía de la que se muestra en la COP 27
