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La huella de carbono como herramienta para la gestión ambiental en las organizaciones
A estas alturas, ¿quién no ha oído hablar de la huella de carbono? El término huella de carbono se ha difundido ampliamente en todos los ámbitos de la sociedad. Desde los entornos más especializados en materia de gestión ambiental dentro de las empresas, en los que ha pasado de ser “algo que hay que calcular” a ser un indicador necesario para la toma de decisiones, hasta nuestra cotidianidad en la que nos llega información sobre la huella de carbono de los productos que consumimos o sobre la necesidad de reducirla.
Por David Llorente Onega
En la actualidad, el cálculo de la huella de carbono sigue siendo una cuestión voluntaria para las empresas (con algunas excepciones, marcadas por normativa de ámbito autonómico que establece el cálculo y, en su caso, el registro de la huella para las actividades que tienen lugar en su territorio); si bien los desarrollos legislativos recientes marcan una tendencia hacia la obligatoriedad del cálculo de la huella de carbono y el establecimiento de objetivos para reducirla, incluyendo las emisiones indirectas de la cadena de valor.
En esta línea, la Ley 7/2021, de 20 de mayo, de cambio climático y transición energética, dispone que se establecerá la tipología de empresas con actividad en el territorio nacional que deberán calcular y publicar la huella de carbono y el plan de reducción de emisiones asociado. Asimismo, recoge la incorporación de criterios de reducción de emisiones y de huella de carbono como prescripciones técnicas particulares en los pliegos de contratación pública.
Por otra parte, el proyecto de Real Decreto que modifica el Real Decreto 163/2014, de 14 de marzo, por el que se crea el registro de huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de dióxido de carbono, ya prevé la obligación de calcular la huella de carbono para las empresas afectadas por la Ley 11/2018 en materia de información no financiera y diversidad, así como la incorporación de forma progresiva de las emisiones indirectas en los cálculos de la misma.
Considerando este contexto, todo hace pensar que, en el medio plazo, la gran mayoría de las organizaciones contarán entre sus herramientas de gestión con el cálculo de la huella de carbono, tanto si son grandes empresas, como si se trata de Pymes.
¿En qué consiste la huella de carbono y qué mide?
La huella de carbono es el resultado de calcular las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) producidas por las operaciones y actividades de una organización (huella de organización) o a lo largo del ciclo de vida de un producto o servicio (huella de carbono de producto).
Abordar el cálculo de uno u otro tipo de huella depende de la finalidad de la misma y requiere de aproximaciones metodológicas diferentes. Una organización que busca conocer cuáles son sus fuentes de emisión y la contribución de cada una de ellas a las emisiones totales, recurrirá a calcular su huella de organización.
Si el objetivo es conocer las emisiones de GEI asociadas al producto (producto/servicio) que se comercializa, para definir estrategias de diferenciación de productos bajos en carbono, optará por calcular la huella de carbono de producto o familia de productos.
La mayoría de organizaciones, tanto grandes empresas como pymes, contarán con el cálculo de la huella de carbono como herramienta de gestión
Metodológicamente, la huella de producto requerirá inventariar datos específicos de entradas y salidas en cada etapa del ciclo de vida del producto (inventario de ciclo de vida) provenientes de proveedores o de bibliografía y bases de datos especializadas (algunas de pago, como es el caso de Ecoinvent o GaBi) y la aplicación de criterios de reparto para asignar las emisiones de procesos a los productos resultantes de los mismos.
Ambos tipos de huella son opciones válidas, en función del objetivo que se persiga, si bien el cálculo de la huella de organización constituye un punto de partida que aporta una visión global de las emisiones y permite identificar las contribuciones relevantes sobre las que focalizar esfuerzos de contabilización y definir estrategias de reducción–compensación de emisiones completas. Es deseable que como consecuencia de las medidas que se establezcan para reducir la huella de carbono de organización, sea necesario cuantificar huellas de carbono de productos concretos.
El alcance 3 como elemento diferenciador: ir un paso más allá
En la actualidad, la mayoría de las empresas que abordan el cálculo de la huella de organización, disponen de los datos de actividad necesarios para calcular las emisiones de alcance 1 y 2. Habitualmente se trata de datos ya contabilizados internamente, como: consumos de combustibles, consumos de electricidad, km recorridos con vehículos propios, recargas de refrigerantes durante el mantenimiento de equipos de climatización, etc.
Por otra parte hay disponibles documentos solventes que recogen los factores de emisión necesarios para realizar los cálculos, como es el caso de los documentos publicados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España en su sección de “Registro de huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de dióxido de carbono” (https://www.miteco.gob.es/es/cambio-climatico/temas/registro-huella.html).
Sin embargo, a la hora de abordar el cálculo de las emisiones alcance 3, la cuestión se complica. Por un lado, es necesario identificar de forma clara aquellas fuentes de emisión a incluir en el alcance. Para ello se puede recurrir a las categorías de alcance 3 recogidas en “Corporate Value Chain (Scope 3) Accounting and Reporting Standard” (https://ghgprotocol.org/corporate-value-chain-scope-3-standard). De forma simplificada, la mayoría de las empresas tendrán en su cadena de valor alguna de las siguientes categorías de emisiones alcance 3.
Cadena de valor |
Categoría de emisiones alcance 3 |
Aguas arriba (upstream) |
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Aguas abajo (downstream) |
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Adicionalmente, es necesario contar con información completa y trazable del nivel de actividad de cada categoría alcance 3, la cual no siempre está disponible dentro de las empresas con el nivel de consolidación requerido para realizar los cálculos, el cual viene determinado por el formato de los factores de emisión disponibles.
A este respecto, destacar categorías como las compras de bienes y servicios en las cuales habitualmente la información disponible por las empresas se limita al proveedor directo de primer nivel que le realiza el suministro, careciendo de datos que permitan cuantificar emisiones de etapas previas de la cadena de suministro, como es el caso de la extracción o el procesamiento de las materias primas y los transportes internacionales de las mismas.
En el caso del transporte y distribución de productos, en ocasiones la información de la flota de transporte y de los consumos o km recorridos está en posesión de los proveedores de servicios de logística, siendo el acceso a ellos limitado.
Teniendo en cuenta que cada sector de actividad tiene sus particularidades, también en cuestión de emisiones de GEI y, por tanto, no pueden ser tratados todos por igual, se observa que de forma general en el alcance 3 habitualmente se concentra un volumen muy importante de emisiones de las empresas (especialmente relevante en el caso de las categorías de compras, transporte y uso del producto).
Por tanto, un mero cálculo de las emisiones de alcance 1 y 2 dejaría fuera una parte muy importante de la huella de carbono que, además, está relacionada con cuestiones estratégicas y de diferenciación de producto, las cuales vienen siendo demandas cada vez más por los clientes y el resto de partes interesadas de las empresas. De hecho, la norma ISO 14064-1, en su última revisión, añadió la necesidad de evaluar e incluir el alcance 3, siendo un requisito imprescindible para verificar la huella de carbono bajo este estándar.
En consecuencia, conocer de forma completa las emisiones que tienen lugar en toda la cadena de valor permite a las empresas gestionar la huella de carbono en su globalidad y definir estrategias completas y eficaces que a la larga redunden en una diferenciación y mejora de la competitividad.
¿Qué me aporta la huella de carbono?
Si llegado a este punto, aún no está clara la respuesta, a continuación, se recogen algunos argumentos adicionales para considerar que el cálculo de la huella de carbono, además de una cuestión obligatoria de forma inminente, es también un elemento importante para incorporar en la gestión de las empresas y puede ser utilizado en la toma de decisiones del negocio:
- Permite cumplir criterios de solvencia y mejorar el posicionamiento en concursos públicos y privados en los que se puntúe por disponer del cálculo de la huella de carbono.
- Facilita el acceso a incentivos por parte de clientes que apliquen beneficios a proveedores basados en criterios de sostenibilidad.
- Mejora la credibilidad ante entidades financieras y agencias de calificación.
- Aporta información para incorporar en las estrategias de venta el diseño de productos/servicios de valor añadido bajos en carbono.
- Permite evaluar los beneficios ambientales que supone implantar medidas organizativas como el teletrabajo, políticas de viajes o planes de movilidad empresarial.
- Complementa la valoración del impacto que supone, en términos de reducción de emisiones, adoptar mejoras en las operaciones o cambios en las instalaciones.
- Contribuye a evaluar la repercusión que tienen las compras o la gestión de los residuos sobre las emisiones totales de la Organización, de cara a definir criterios ambientales en las contrataciones.
- Facilita valorar la repercusión que tiene incorporar en las flotas de empresa o en la logística de los productos, diferentes tecnologías de vehículos menos contaminantes.
- De forma general, permite identificar aquellas fuentes de emisión más relevantes o con mayor recorrido para proponer planes de mitigación, estrategias empresariales de cambio climático o planes de neutralidad de carbono.
Tan importante es calcular la huella de carbono, como hacerlo de forma rigurosa siguiendo los principios establecidos por los principales referenciales: relevancia, integridad, consistencia, transparencia y precisión. Para ello es recomendable contar con la verificación de la huella por una tercera parte, que compruebe el cumplimiento de las especificaciones aplicables y emita una declaración de conformidad de los cálculos. De forma adicional, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, emite un certificado y derecho de uso del “sello calculo, reduzco y compenso”, para las huellas que se inscriban en el Registro de huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de dióxido de carbono y cumplan con las especificaciones aplicables.
Esta declaraciones y certificados permiten acreditar la disponibilidad del cálculo de huella de carbono ante clientes u otras entidades.
Tan importante es calcular la huella de carbono como hacerlo con rigor de acuerdo a estos principios: relevancia, integridad, consistencia, transparencia y precisión.
Es necesario destacar iniciativas como las promovidas por Endesa en el marco de los proyectos e-cities de Sevilla y Málaga, para impartir cursos de huella de carbono en las empresas ubicadas en estos emplazamientos y los talleres de cálculo y registro de huella de carbono , enmarcados dentro del Programa de Desarrollo de Proveedores de Endesa y concebidos para facilitar que los proveedores calculen y registren su huella de carbono accediendo de esta forma a ventajas (como el confirming circular). Applus+ colabora con Endesa en la impartición de estas acciones formativas, las cuales constituyen una ayuda importante y necesaria para ir incorporando el cálculo y gestión de la huella de carbono en el tejido empresarial, especialmente en la pequeña y mediana empresa.
Adicionalmente, Applus+, presta asistencia técnica en materia de cálculo de huella de carbono a todo tipo de empresas y Administraciones Públicas. El servicio se puede realizar por medio de una herramienta web de Huella de Carbono que permite a las organizaciones, de forma autónoma o con la asistencia que requieran, configurar de manera sencilla y completa su huella de carbono. Guía al usuario en la identificación de las fuentes de emisión presentes en sus actividades e instalaciones y aporta un potente motor de cálculo que permite cuantificar las emisiones de GEI de alcance 1, 2 y 3 a partir de la carga simplificada de datos de actividad de cada fuente de emisión.
El resultado es el diseño y cuantificación de la huella de carbono de la organización como elemento de partida para realizar una gestión sostenible de las actividades y procesos, que implique un menor impacto sobre el cambio climático.