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Marie Curie (1867–1934) fue una de las científicas más influyentes de la historia. Nació en Varsovia como Maria Skłodowska y se formó en París, convirtiéndose en pionera del estudio de la radiactividad, un concepto que ella misma definió y que transformó la ciencia moderna.
Fue la primera mujer en recibir un Premio Nobel y la única persona que ha ganado dos en disciplinas distintas: Física y Química. Sus descubrimientos ampliaron el conocimiento del átomo a la par que abrieron la puerta a aplicaciones que hoy forman parte de la medicina y de la producción de energía.
Más de un siglo después, su legado sigue vivo en la radioterapia contra el cáncer, en las técnicas de diagnóstico por imagen y en la energía nuclear como fuente de electricidad sin emisiones de CO₂. Al mismo tiempo, su vida simboliza la superación de las barreras de género y la fuerza de la perseverancia en la investigación.
Te contamos todo sobre Marie Curie, ¡quédate a descubrirlo!
Nacida en una Polonia sometida al Imperio ruso, Marie Curie creció en un entorno en el que la educación femenina era limitada. Aun así, destacó por su brillantez intelectual y encontró en París el espacio académico que necesitaba para desarrollarse.
En la Sorbona, donde se licenció en Física y Matemáticas, conoció a Pierre Curie, con quien formó un binomio científico y vital que marcaría la historia.
La suya fue una trayectoria ejemplar por sus descubrimientos y porque rompió los muros que la ciencia imponía a las mujeres. Fue investigadora, profesora y referente mundial en un contexto donde su presencia en la comunidad científica era excepcional.
A finales del siglo XIX, se desconocía la energía encerrada en el núcleo del átomo. Mientras otros físicos se interesaban por los rayos X, Curie dirigió su atención a un fenómeno aún más misterioso: las emisiones espontáneas de ciertos minerales. Entonces, acuñó el término radiactividad, demostrando que la materia no era estable, sino dinámica y capaz de liberar energía.
Este hallazgo transformó la visión del ser humano sobre el universo. Lo que hasta entonces parecía invisible se convirtió en un campo de estudio que abrió la puerta a nuevas ramas de investigación.
El trabajo de Marie y Pierre Curie culminó en 1898 con la identificación de dos elementos desconocidos hasta entonces: el polonio y el radio. La obtención de pequeñas cantidades de estas sustancias exigió años de esfuerzo, toneladas de mineral procesado y una resistencia admirable frente a la precariedad de su laboratorio.
El radio reveló propiedades sorprendentes: emitía energía de forma continua y sin intervención externa. Esta observación confirmó que la radiactividad era un rasgo natural de ciertos materiales, algo revolucionario para la ciencia de la época.
Los estudios de Curie transformaron la física y la química, pero también tuvieron un impacto directo en la vida cotidiana. Su investigación permitió a otros científicos comprender cómo liberar y aprovechar la energía contenida en los átomos, lo que décadas más tarde dio lugar al desarrollo de la energía nuclear.
Su trabajo en el campo de la investigación sobre la radiactividad fue clave para el desarrollo de la física y medicina nuclear.
La energía nuclear es uno de los mejores ejemplos de cómo la ciencia puede mejorar nuestra vida. Lo que nació como un descubrimiento para entender cómo funciona la materia, hoy se traduce en avances que impulsan la energía, la medicina y la tecnología.
En el ámbito energético, la energía nuclear es una de las principales fuentes para producir electricidad, y muchos países la consideran una herramienta clave en la lucha contra el cambio climático.
Pero su impacto va mucho más allá de lo industrial: la radiactividad también se aplica en la medicina, desde la radioterapia para tratar distintos tipos de cáncer hasta el uso de isótopos radiactivos que hacen posibles diagnósticos cada vez más precisos.
La investigación de Curie sigue impactando en la salud y el bienestar de millones de personas.
El ejemplo de Marie Curie sigue vivo más de un siglo después. Su capacidad para romper barreras, afrontar riesgos y buscar respuestas en lo desconocido inspira a investigadores, médicos e ingenieros en un mundo que necesita soluciones sostenibles.
La transición hacia una energía más limpia encuentra en la nuclear un aliado clave. Del mismo modo, la investigación médica continúa explorando nuevas aplicaciones de la radiactividad.
Su legado también es cultural y social: demostró que la ciencia no entiende de género ni de fronteras.
Fue una científica polaca nacionalizada francesa, pionera en el estudio de la radiactividad y primera mujer en recibir un Nobel.
Identificó dos nuevos elementos, el polonio y el radio, y demostró que la radiactividad es una propiedad natural.
Porque su investigación cambió la ciencia moderna y sentó las bases de la medicina radiológica.
Dos: Física (1903) y Química (1911).
Su trabajo se refleja en terapias contra el cáncer, en diagnósticos médicos avanzados y en la producción de energía limpia a través de la fisión nuclear.