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La tecnología siempre ha sido el combustible de la innovación y si hace cuatro décadas una famosa canción nos anunciaba que «el vídeo mató a la estrella de la radio», actualmente son las plataformas de streaming las encargadas de transformar el sector audiovisual y desplazar al formato físico. A la cabeza de esta (r)evolución está la biografía de Reed Hastings que, como cofundador y CEO de Netflix, ha logrado alcanzar el éxito sirviéndose de los últimos avances tecnológicos.
Hace veinte años, cuando el formato VHS reinaba en los hogares de todo el mundo, alquilar una película podía ser algo farragoso e implicar multas si no se devolvía en el plazo establecido. Precisamente la frustración de Reed Hastings ante una sanción de una cadena de videoclub fue el germen para un nuevo negocio más acorde con las necesidades del consumidor.
Este profesor norteamericano aprovechó la irrupción de un nuevo formato físico de vídeo en 1997, el DVD, para crear uno de los primeros modelos de alquiler por suscripción en internet. Las dimensiones de estos discos ópticos eran perfectas para ser enviados por correo sin ser dañados e introducía algo novedoso por la época: el catálogo online. Así nacía Netflix.
La digitalización como clave de éxito
Casi entrados en el siglo XXI la revolución se centraba en internet y Reed Hastings tenía en mente una nueva transformación de negocio que pasaba por la digitalización total de la compañía. «No tengas miedo de cambiar el modelo» al igual que para otros visionarios tecnológicos como Jack Dorsey o Satya Nadella, se convirtió en uno de los mantras de este visionario que en menos de una década inició una revolución en el mercado audiovisual.
Una vez más durante la vida de Reed Hastings, su espíritu emprendedor le mantuvo alerta detectando el vídeo en streaming como una oportunidad de crecimiento, facilitando la usabilidad de su servicio y eliminando costes. Además, era conocedor de que la digitalización ayudaría a que el acceso a sus servicios estuviese disponible desde más lugares.
Cabe destacar que, en su primer año con servicio de vídeo en streaming, el CEO de Netflix consiguió que la compañía ganase 2 millones de suscriptores y comenzase su expansión internacional. Sin embargo, la otra cara de la moneda que ejemplificó la falta de adaptación y derrota de un mercado físico obsoleto fue la declaración de bancarrota de Blockbuster.
Un nuevo equipo de aliados: big data e inteligencia artificial
La plena expansión de Netflix a nivel internacional ha estado aparejada a la producción de contenidos propios fácilmente reconocibles. Reed Hastings no solo ha apostado por personalizar el catálogo en sí, sino también por servirse de los últimos avances para adaptarse a cada usuario. Así es fácil que los espectadores se pregunten cómo es posible que la compañía acierte con la sugerencia de nuevas series y películas.
Adaptarse es precisamente la clave sobre la que Hastings articula el uso de la inteligencia artificial para traducir todo el big data que surge de la actividad de los usuarios. Él mismo destaca el valor de la información que genera cada usuario para, a través de un algoritmo bien optimizado, ofrecerle el contenido que mejor se ajuste a sus intereses.
La mayor lección de todo el periplo empresarial de Reed Hastings es su constante alerta ante cualquier elemento innovador. Sin descartar cualquier amenaza u oportunidad porque, como diría el propio Hastings, «la mayoría de ideas emprendedoras pueden sonar alocadas, estúpidas y poco rentables, pero luego serán un éxito».
*Imagen principal de re:publica/Gregor Fischer