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Tesla contra Edison: la guerra que generó la corriente alterna
Nikola Tesla y Thomas Edison son dos de los grandes inventores de la historia. Se enfrentaron al intentar imponer sus sistemas de transporte de electricidad. Esta es la historia de la guerra entre la corriente alterna y la corriente continua.
El siglo XIX fue el siglo de los grandes inventores. Una época apasionante por sus avances científicos, en la que el pleno desarrollo del capitalismo generó luchas y confrontaciones entre diferentes ideas y patentes.
Uno de estos campos de batalla fue la electricidad, donde se enfrentaron dos personalidades muy diferentes: Nikola Tesla, defensor de la corriente alterna (CA) y Thomas Alba Edison que abogaba por la corriente continua (CC). Pero antes de llegar a este enfrentamiento, que los periódicos de la época denominaron "La Guerra de las Corrientes", hay que ponerse en contexto.
Corriente continua y corriente alterna
Sin detenernos en detalles técnicos, basta saber que la materia está formada por átomos y que, en su capa externa, hay electrones que no están fuertemente unidos al núcleo del átomo. Esto permite que puedan marcharse, desplazándose de un punto a otro y generando corriente eléctrica al hacerlo.
Toda corriente eléctrica es un flujo de electrones que se desplaza desde un polo positivo hacia un polo negativo. La manera en que fluyen estos electrones es lo que diferencia la corriente continua de la corriente alterna:
- Corriente continua: no varía con el tiempo, ya que fluye de manera estable y en una sola dirección. Es la corriente de las pilas y de las baterías.
- Corriente alterna: fluye de manera cíclica, fluctuando su magnitud y su dirección en intervalos regulares. Es la corriente que va por las líneas eléctricas y que llega a los enchufes de las casas.
La principal ventaja de la corriente continua es que resulta, por lo general, más segura que la corriente alterna. Necesita menos aislamiento y se pueden usar voltajes más bajos. Además tiene la ventaja de que puede almacenarse en baterías.
La principal ventaja de la corriente alterna es que al transportarla a lo largo de grandes distancias, se pierde menos energía que con la corriente continua. Además, es fácil transformarla en corriente continua.
“La corriente continua resulta más segura, pero la corriente alterna es más eficiente a la hora de transportarla y transformarla.”
El nacimiento de una rivalidad
Nikola Tesla, de origen serbio, nació en 1856 una pequeña aldea de lo que hoy es Croacia. De mente privilegiada, con 25 años obtuvo su primer trabajo como ingeniero en Hungría. Desde allí se mudó a Francia, donde trabajó en una filial del que sería su gran rival, Thomas Edison. En 1883 su descomunal talento le llevó a Estados Unidos para trabajar con el propio Edison.
El norteamericano, seis años mayor que él, ya era un inventor de gran prestigio. Acababa de perfeccionar y patentar la bombilla. El choque entre estos dos genios no tardó en surgir.
La electricidad en esos años daba un salto cualitativo y cuantitativo. La demanda se multiplicaba, se construían centrales mayores y era necesario transportar más energía, a distancias cada vez más largas. El extenso Oeste americano necesitaba luz para iluminar ciudades e industrias cada vez más grandes.
Thomas Edison, defendía la corriente continua, un sistema más caro e ineficiente por la disipación de parte de la energía en forma de calor. Nikola Tesla, en cambio, era partidario de la corriente alterna. La guerra había comenzado.
La guerra de las corrientes
Tesla demostró que la corriente continua de Edison era cara e ineficaz. Cuando mayor era la distancia, más energía se perdía por el camino. Como alternativa, Tesla presentó su propio sistema: la corriente alterna.
La idea de Tesla permitía que la electricidad generada en las centrales fuera elevada a una alta tensión y transportada a lo largo de enormes distancias sin apenas pérdidas de energía. Una vez que llegaba a su destino, era fácil y barato emplear transformadores para distribuirla en media y baja tensión. Este es el sistema que se utiliza hoy en día para hacer llegar la energía desde una central hasta tu casa.
La rivalidad entre Tesla y Edison no era solo una batalla de ideas. Era también una guerra económica entre empresas. Thomas Edison se alió con J.P. Morgan, el banquero más poderoso de Estados Unidos, para electrificar con corriente continua todo el país. Este fue el germen de la todopoderosa General Electric. Nikola Tesla creó la Tesla Electric Company y se asoció con el inventor y empresario George Westinghouse Jr.
Edison sabía que su sistema era menos eficiente, pero renunciar a él significaba renunciar a ingentes sumas de dinero. La empresa de Tesla fue ganando más y más contratos, ya que sus ventajas eran evidentes. Pero entonces topó con un serio obstáculo: hubo varios accidentes mortales de técnicos y operarios, debido a los altos voltajes de la corriente alterna. Con cada muerte, el bando de Edison se ocupaba de desprestigiar a Tesla y su corriente alterna con la ayuda de varios periódicos de gran tirada.
El juego sucio llegó hasta el punto de organizar demostraciones públicas, en el mejor estilo circense, en las que partidarios de Edison aplicaban primero una leve corriente continua a un animal, dejándolo atontado. Después le aplicaban corriente alterna de alto voltaje y lo electrocutaban. El objetivo era que cundiese el pánico sobre las consecuencias de electrificar el país con corriente alterna. El propio Edison bajó al barro escribiendo artículos alarmistas en los que calificaba a la corriente alterna de "amenaza constante" para hogares y personas.
“La guerra de las corrientes fue una guerra sucia en la que no faltaron prensa sensacionalista y espectáculos circenses.”
A la causa de Tesla tampoco ayudó que en estos años se inventase la silla eléctrica (patentada por la empresa de Edison) y que emplease corriente alterna para ejecutar a los condenados. La guerra de la propaganda estaba perdida. Fue rápida y ruidosa.
Sin embargo, con el paso de los años, la corriente alterna fue imponiéndose como el mejor sistema para electrificar el país, aumentándose las medidas de seguridad en tendidos eléctricos y subestaciones. Fue el sistema elegido tanto en la Feria Mundial de Chicago de 1893 como en las instalaciones eléctricas de las cataratas del Niágara.
El genio no pudo disfrutar de la victoria, ya que Tesla se había visto obligado a vender su patente a Westinghouse. Pero finalmente la empresa de Edison, ya rebautizada como General Electric, admitió implícitamente la derrota al solicitar la licencia de la patente de Westinghouse para usar corriente alterna en sus proyectos de electrificación.
La vejez de dos genios
El final de esta "guerra" no supuso una reconciliación entre los dos científicos, todo lo contrario. En 1912 el Nobel de Física fue para el sueco Nils Gustaf Dalén por inventar la válvula solar con la que se podía encender y apagar de forma automática la llama de las farolas en los atardeceres y amaneceres. Entre la comunidad científica siempre se ha rumoreado que si el premio fue para un "inventor menor" fue porque hubo que improvisar un galardón tras la negativa de Tesla a compartir el Nobel con Edison por los méritos de ambos en el estudio de la energía eléctrica.
¿Qué fue de ambos genios? Pese a "ganar" la guerra, Tesla pasó al olvido. Siguió dedicando su tiempo a la ciencia, en desarrollos como la bobina Tesla o la iluminación inalámbrica, inventos "extravagantes". Sus ideas eran muy avanzadas y no consiguió plasmarlas en avances prácticos. Murió con una imagen de científico excéntrico y retirado.
Edison se hizo millonario debido a decenas de patentes como la bombilla o el fonógrafo. Se convirtió en uno de los inventores más conocidos y aplaudidos de la historia. Solo en los últimos años la figura de Tesla, cuyo nombre es el de la marca más conocida de coches eléctricos ha empezado a ser revalorizada.
“La corriente alterna de Tesla cambió la historia de la civilización, pero murió pobre y considerado por muchos como un científico loco.”