La energía solar da una nueva vida a los pueblos de Extremadura
Compartir el uso del suelo con el sector primario o contribuir al desarrollo local al mismo tiempo que generamos energía renovable. Odile Rodríguez de la Fuente, bióloga e hija del famoso divulgador, nos guía por los proyectos de Valdecaballeros y Logrosán, donde las plantas solares han abierto nuevas oportunidades de futuro.
Una planta solar puede ser mucho más que un lugar donde producir energía renovable. Eso lo saben bien los vecinos de las localidades extremeñas de Valdecaballeros y Logrosán, quienes han sido partícipes de algunos de nuestros proyectos de valor compartido. Y es que la construcción de las plantas fotovoltaicas ha venido acompañada de diferentes iniciativas de sostenibilidad a largo plazo, tanto para sus comunidades como para su entorno natural.
La agrivoltaica es una de estas iniciativas. Un concepto que unifica la energía solar y la agricultura y que tiene como objetivo utilizar el terreno de la planta para el uso agrícola, la preservación de la biodiversidad y la creación de valor compartido.
Este modelo pionero en España lo estamos llevando a cabo en diferentes puntos del país: Logrosán y Valdecaballeros (Extremadura), Totana (Murcia) y Las Corchas (Sevilla). En el caso de la planta de Valdecaballeros, el Centro Tecnológico Agroalimentario de Extremadura (CTAEX) se encarga de la plantación de diferentes tipos de especies.
Según explica Ana Serrano, responsable de comunicación de CTAEX, “se han organizado plantaciones de diferentes especies con distintos marcos de plantación y diferentes configuraciones de cultivo para determinar qué especies son las que mejor se adaptan a las condiciones que se dan en la planta”.
La agrivoltaica utiliza el terreno de las plantas fotovoltaicas para el uso agrícola, la preservación de la biodiversidad y la creación de valor compartido.
Hasta ahora, se han plantado cuatro especies de plantas aromáticas y medicinales: tomillo, romero, diente de león y aloe vera. Aunque, según afirma la responsable de comunicación, ya están trabajando también para implantar una pradera polifita con destino de alimentación animal. “El objetivo es que los animales vengan a pastar dentro de la planta”, añade la responsable de comunicación.
Con esta iniciativa, no solo queremos mejorar la huella ambiental, también buscamos generar valor en la comunidad local. “Iniciativas como la agrivoltaica dan un gran impulso socioeconómico a la región”, asegura Ana Serrano.
“Iniciativas como agrivoltaica dan un gran impulso socioeconómico a la región”.
– Ana Serrano, responsable de comunicación de CTAEX.
Creando valor compartido
Los proyectos CSV (Creating Shared Value) acompañan todos nuestros proyectos renovables. En el diseño de estos proyectos tenemos en cuenta el contexto de cada territorio para generar vínculos acordes a sus necesidades. Desde 2016 hemos aportado 12,5 millones de euros en desarrollo social de las comunidades en las que operamos.
Valdecaballeros es el vivo ejemplo de que nuestras plantas renovables son sostenibles y crean valor para la comunidad. El parque fotovoltaico, que se inauguró en 2019, ha dado una nueva vida al pueblo y a sus habitantes.
Algo parecido ha sucedido en Logrosán, que ha dejado atrás su pasado minero. Diego Cantalejo, vecino de la localidad y actual técnico de mantenimiento fotovoltaico, trabajaba en una empresa eléctrica en el pueblo. Pero tras la crisis su vida cambió. La planta fotovoltaica le dio una nueva oportunidad, gracias a un proyecto CSV enfocado en el desarrollo local. “Hicimos una formación práctica y teórica para aprender todo sobre las placas solares y, después, comenzamos a trabajar en la planta”, explica.
"Durante la construcción de la planta el pueblo se llenó de gente. Se notaba, sobre todo, en el turismo y el comercio. Esto consiguió que dejásemos de ser de la España vaciada”, añade Cantalejo.
Los proyectos de creación de valor compartido suponen una gran oportunidad de desarrollo para la comunidad rural a través de la generación de empleos directos e indirectos ligados a los
parques de energías renovables. “Si siguen formando a las personas, la gente no se tendrá que ir del pueblo”, concluye el técnico.
“La construcción de la planta fotovoltaica consiguió que dejásemos de pertenecer la España vaciada”.
– Diego Cantalejo, técnico de mantenimiento en la planta de Logrosán.
En Logrosán encontramos también un proyecto CSV de eficiencia energética. La residencia de mayores gestionada por la Asociación para la Formación y el Empleo de Mujeres en el Ámbito Rural (FEMAR) es uno de los 15 edificios de la localidad en los que llevamos a cabo auditorías para reducir el consumo de energía. Además, hemos instalado placas fotovoltaicas de autoconsumo que conseguirán reducir un tercio su factura de electricidad.
Como explica la presidenta de FEMAR, Isabel Villa, “Endesa ha sido una parte muy importante de este proyecto. Han instalado paneles fotovoltaicos que nos ayudan a reducir un tercio del consumo de luz. Son parte de la gran familia que es FEMAR, para que nuestros mayores tengan la calidad de vida que merecen”.