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Las centrales nucleares en España operan bajo estrictos controles de seguridad, con tecnología avanzada, supervisión constante y protocolos de emergencia definidos. Un marco regulador exigente y la formación continua del personal garantizan su fiabilidad y la protección del entorno.
Si, las centrales nucleares son seguras, y cada vez más.
El concepto de seguridad nuclear abarca elementos de tecnología, de ingeniería, de formación, de aprendizaje continuo, de supervisión y de reporte de la operación de las centrales. Además, es un concepto que permite incluir nuevos elementos según avanza la vida de las centrales.
Las centrales son seguras desde antes de construirse porque todas las decisiones que se van a tomar están basadas en la seguridad de los trabajadores, del público y del medio ambiente.
En una central nuclear, todas las decisiones están basadas en la seguridad de los trabajadores, del público y del medioambiente.
En España, la máxima autoridad es el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), órgano consultivo, pero independiente del Gobierno y único organismo competente en materia de seguridad. Establecen los principios, criterios y normativas que regulan la seguridad nuclear durante todas las fases de la vida de las centrales.
El CSN supervisa el funcionamiento de las centrales nucleares españolas a través de dos elementos:
El Consejo de Seguridad Nuclear establece los principios, criterios y normativas que regulan la central durante todas sus fases.
Existen dos ejes sobre los que gira la seguridad de las centrales nucleares. El primero de ellos, y desde un punto de vista tecnológico, es el concepto de la defensa en profundidad, según el cual se definen distintos niveles de seguridad. Incluyen barreras consecutivas entre ellas con el fin de compensar fallos mecánicos o errores humanos.
El segundo de ellos es la cultura de seguridad, para hacer partícipes a todos los trabajadores de la importancia de la seguridad en su trabajo. Es un concepto transversal a la organización que aplica a todos los niveles jerárquicos de la misma. Su misión es que actúen de forma segura y que su prioridad sea la seguridad de la central.
Los dos ejes sobre los que gira la seguridad de las centrales nucleares son la defensa en profundidad y la cultura de seguridad.
Desde el momento en el que se elige una tecnología de reactor y los sistemas que integrarán la central, se está tomando la primera decisión en materia de seguridad. Estos pueden incluir sistemas de seguridad pasivos, redundantes o con tecnología digital, cuyas características varían según el tipo de reactor.
La selección del emplazamiento de una central nuclear también condiciona su seguridad. Se estudia la sismicidad del terreno, la presencia de aguas subterráneas o el posible impacto de agentes externos como inundaciones, incendios, sequías, sabotajes, vías de comunicación...
Además, para obtener la autorización de explotación de una central nuclear, que establece las condiciones de operación de la instalación, las empresas operadoras deben contar con los documentos oficiales de explotación aprobados por el Consejo de Seguridad Nuclear. Es obligatorio cumplir con estos documentos para poder operar la central, estableciendo las condiciones seguras de parada del reactor.
El seguimiento y el análisis de la experiencia operativa, tanto propia como ajena, es una de las fuentes de información y realimentación más importante para el aprendizaje y la mejora de la seguridad y de la fiabilidad de cada instalación.
También se recopila y se analiza la información generada durante las fases de la vida de una instalación, desde la construcción hasta la operación, cese de explotación y desmantelamiento. El titular debe analizar lo que ocurre en la propia instalación y en todas las demás que pueda serle aplicable. ¿El objetivo? Mantener y mejorar la seguridad de su instalación.
Otro de los elementos clave para la seguridad son las Revisiones Periódicas de Seguridad (RPS). Estas revisiones se realizan cada 10 años y su misión es llevar a cabo comprobaciones adicionales que complementan las evaluaciones continuas, proporcionando una visión global de la seguridad.
Las instalaciones nucleares están diseñadas para que la probabilidad de que ocurran accidentes que puedan afectar a las personas y al medio ambiente sea extremadamente baja.
Sin embargo, para hacer frente a posibles incidentes o accidentes en centrales nucleares, se establecen planes de emergencia. Su objetivo es controlar el accidente, devolver la central a una situación segura y proteger a la población y al medio ambiente de posibles vertidos radiactivos.
Así, cada central nuclear dispone de un plan de emergencia interior donde se detallan las actividades, medidas y responsabilidades para la preparación y respuesta ante condiciones de accidente con el objetivo de mitigar las consecuencias del accidente y minimizar dichas consecuencias en trabajadores, público y medio ambiente.
El plan de emergencia interior de cada central está regulado por la normativa sobre instalaciones nucleares y radiactivas. Responden a la obligación de autoprotección corporativa definida en la normativa sobre protección civil. Son responsabilidad del titular de la instalación.
Para garantizar la preparación ante este tipo de situaciones, el plan de emergencia interior de cada central se ejercita de forma periódica tanto parcial como globalmente. De forma anual, en cada planta se lleva a cabo un simulacro de emergencia de alcance total con el objetivo de probar las capacidades de respuesta de la organización ante emergencias.
Además de estos ejercicios anuales de alcance total, también se programan ejercicios parciales para evaluar aspectos concretos de la respuesta a emergencias.
Las instalaciones nucleares están diseñadas para que la probabilidad de que ocurran accidentes que puedan afectar a las personas y al medio ambiente sea muy baja.
Adicionalmente, dentro del programa anual de formación continua, el personal de planta recibe formación específica sobre el plan de emergencia interior, con sesiones de formación teóricas y prácticas. Además de verificar la eficacia del plan, los simulacros de emergencia son una fuente de entrenamiento para la organización.
Los simulacros de emergencia son observados por el organismo regulador, así como por personal de planta, y las deficiencias se reportan en el Programa de Acciones Correctivas (PAC), como parte del modelo de mejora continua.
Además de los planes de emergencia interior, la planificación para la respuesta a emergencias cuenta con:
Las centrales nucleares en España son seguras gracias a una combinación de tecnología avanzada, estricta regulación, formación continua y una sólida cultura de seguridad que garantiza la protección de las personas y del medio ambiente.