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Un precio superior al de los coches de combustión y escasa distribución de cargadores: esas son las principales barreras a las que debe enfrentarse el sector de la movilidad para lograr la implantación del coche eléctrico. Desde aquí nos preguntamos, ¿cuándo llegará ese momento?
Existe un marcado desacuerdo entre estudios optimistas y escépticos, con datos que varían en función de la consultora que realice la investigación, por lo que es necesario un análisis de la información que proporcionan los dos bandos para poder determinar cuán lejano está aún el cambio para la llegada de los coches eléctricos como tendencia mayoritaria.
No son pocos los que aseguran que los movimientos que favorecen a la movilidad eléctrica son marginales. Las voces más extremas aseguran que en muchos casos pueden estar más relacionados con cuestiones de marketing en responsabilidad social que con una verdadera apuesta para apoyar la iniciativa y cambiar el sector.
En el pasado 2016, menos de un 1% de las nuevas ventas de vehículos fueron eléctricos. Predicciones como la de la petrolera estadounidense ExxonMobil aseguran que para 2040 la situación no habrá mejorado de forma notable: únicamente un 10% de las nuevas ventas que se produzcan serán de coches eléctricos en Estados Unidos.
La infraestructura actual y sus planes de crecimiento también deben mejorar. Algunas organizaciones están ayudando a cambiar este panorama, pero aún se necesitan nuevas soluciones y apoyos para facilitar que el conductor del coche del futuro pueda acceder a núcleos urbanos y utilizar una guía de recarga del vehículo eléctrico.
La duración de la batería se mantiene como una de las grandes barreras para la implantación del coche eléctrico. Mientras empresas como Tesla consiguen aumentar su capacidad de forma progresiva, en ocasiones mediante placas solares en el techo del coche, el precio de estos vehículos sube en algunos países a la vez que se complica la tecnología de sus componentes.
Pero no solo hablamos de pequeños vehículos, ¿qué sucede con los camiones y los aviones? Existen otras fórmulas, como el gas natural vehicular, para conseguir una reducción de emisiones y un entorno más sostenible, pero la vía eléctrica está aún en proceso de mejora para el transporte pesado de larga distancia.
No todo son retos para la implantación del vehículo eléctrico. Es importante saber que existe un creciente número de análisis que aseguran que la velocidad de crecimiento de las ventas de coches eléctricos está aumentando y que auguran un futuro a corto plazo donde los coches eléctricos pueden igualar a los de combustión tradicional.
Pero, ¿a qué podría estar debido este aumento? Los expertos aseguran que existen dos factores que determinan el cambio de tendencia: el precio de las baterías, la gestión energética y los planes estatales de los países europeos y asiáticos, que animan a mejorar las ventas de los vehículos.
Si bien la tecnología usada es cada vez más compleja, el precio base de las baterías continúa a la baja. Según el informe publicado por Bloomberg, se conseguiría que antes del 2030 el precio de los dos tipos de vehículos se igualaran, incluso sin las subvenciones de los propios países. De hecho, según este análisis, para ese año las baterías habrían pasado de costar 300 dólares por Kwh a únicamente 73.
Pero las predicciones no se quedan ahí, según el mismo informe de Bloomberg, para 2040 un 54% de las nuevas ventas serán de vehículos eléctricos e híbridos, superando a los coches de combustión por primera vez. Marcas como Volkswagen y Tesla tienen planes de producir hasta un millón de vehículos eléctricos de aquí al año 2025. No son las únicas que confirman su apuesta: Volvo ha anunciado que a partir de 2019 todos sus nuevos vehículos serán eléctricos e híbridos.
El Acuerdo de París se firmó en abril de 2016 para luchar contra el cambio climático y, para poder cumplir sus propuestas para mantener el calentamiento global por debajo de los 2 grados, se hace necesario llegar a un porcentaje del 40% de coches eléctricos del total para 2040.
Esto sin duda seguirá empujando a países y organizaciones a mejorar un sector que está obligado a cambiar para seguir siendo sostenible. Los retos están frente a nosotros y la búsqueda de soluciones se hace necesaria para que las predicciones más positivas se cumplan: confiamos en un futuro responsable que podría estar mucho más cerca de lo que piensas.