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“La revolución es un cambio o transformación radical respecto al pasado inmediato, que se puede producir simultáneamente en distintos ámbitos (social, económico, cultural, religioso, etc.)”. Una transformación desde la raíz: cómo alimentamos un coche, cómo lo movemos, cómo nos desplazamos con él. Todo ello cambia con los coches eléctricos. Por eso, entre otras cosas, están suponiendo una revolución que estamos viviendo en tiempo real.
La movilidad eléctrica es imparable. Aporta un valor añadido a las sociedades contemporáneas. Sus vehículos, además de reducir -al mínimo- las emisiones, también contribuyen a reducir signitivamente la contaminación acústica, un problema mucho más relevante de lo que parece. A su vez, su eficiencia energética está en torno al 90%, frente al 38% de un motor diésel medio.
Sobre la contaminación de un coche eléctrico, apoyémonos en el siguiente gráfico comparativo de Bloomberg:
En cuanto a España, la comparación es también apreciable. Mientras que el factor de emisiones de un coche eléctrico en nuestro país, según Red Eléctrica de España, sería de 41,64 g de CO2 por kilómetro, el de un diésel al uso es de 130 g. Esta comparación será cada vez más y más evidente debido a la descarbonización de la generación eléctrica.
China, Estados Unidos, Noruega, Reino Unido, Francia, Alemania, Holanda, Japón, Suecia y Canadá, en ese orden, son los 10 países con más ventas de coches eléctricos en 2016. El hecho de que sean potencias mundiales indica por dónde se avista el futuro y refleja la globalidad del fenómeno. A su vez, el crecimiento interanual de estas ventas, más que considerable, afianza el argumento de que en poco tiempo conquistarán un volumen más que apreciable en el sector.
El siguiente gráfico lo refleja a la perfección:
La evolución de las ventas resulta impactante, especialmente en China y Europa occidental. En cuanto al mercado español, si bien las cifras son muchos más reducidas, la penetración de la movilidad eléctrica también se traduce en datos esperanzadores: Las ventas de vehículos 100% eléctricos, según la Asociación de Fabricantes ANFAC, suben un 46% en 2016 con respecto al ejercicio anterior. En el caso de incluir en los eléctricos a los híbridos enchufables y de autonomía extendida, el porcentaje se eleva hasta el 51,4%. A cifras como estas contribuyen iniciativas como el Plan MOVEA, con una dotación de 16,6 millones de €.
Un dato interesante, a su vez, es el siguiente: desde el inicio de la venta del Tesla Roadster en 2008, se han vendido en todo el planeta 1.2 millones de vehículos eléctricos enchufables hasta diciembre de 2015. De estos 1.2 millones, más de 500.000 fueron despachados en 2015, lo que representa alrededor de un 42% del total acumulado en 9 años.
El futuro de los coches eléctricos es también el futuro de nuestras ciudades. El coche eléctrico será el eje de las ciudades contemporáneas, un motor de cambio no sólo en la movilidad, sino también en el sistema eléctrico.
Así, el porvenir del vehículo eléctrico da vértigo. No en vano las ayudas del Plan Movea se terminaron en apenas 24 horas el pasado 2016, lo que muestra el gran interés que despierta. Si bien para algunos es una opción para un futuro lejano, tú, que nos estás leyendo, acabarás queriendo tener uno pronto. Y tus amigos. Y tu vecino. Porque contaminan menos. Porque son más baratos y fáciles de mantener. Porque hacen menos ruido. Porque, en resumidas cuentas, contribuyen a una sociedad más eficiente. Contribuyen a una sociedad mejor.
Y no sólo será eléctrico, el coche autónomo pedirá paso pronto.