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¿Qué es una luz inteligente? ¿Podré manejarla desde el móvil? ¿Es un sistema seguro conectar todas las bombillas de mi casa? A lo largo de este artículo daremos respuesta a estas preguntas, así como a cómo mejorar la luminosidad del hogar, por qué hacerlo, dónde comprar, y un par de consejos.
Las viviendas inteligentes están a la orden del día. El confort, ahorro y bajo impacto ambiental que aportan las hacen deseables, y una de las primeras actuaciones que muchos inquilinos realizan es cambiar la luminaria por un sistema inteligente de luces led. En el proceso, surgen muchas dudas.
Pese a que se agrega la palabra “inteligente” a las luces, formalmente deberíamos hablar de “automatizadas” o “conectadas”. Las nuevas bombillas no van a razonar, pero sí podrían comportarse en base a su programación. Hay dos formas de bombilla inteligente:
Bombilla automática con sensor de luz. Fueron las primeras en salir y son relativamente más asequibles. Su funcionamiento es el de una bombilla normal, y se encienden con el interruptor de pared como las que tienes en casa. La diferencia radica en que cambia de brillo y color durante el día, adaptándose a la luz ambiente para mejorar la iluminación.
Bombilla conectada, ya sea por infrarrojos como por WiFi. Estas bombillas pueden ser encendidas de forma remota y controladas con un mando (infrarrojos) o una aplicación (WiFi). Suelen aportar muchas más posibilidades, aunque su precio es mayor que las de arriba.
Actualmente se hace uso de una combinación de ambos tipos de bombilla, priorizando las bombillas led conectadas vía WiFi con capacidad de alcanzar un gran número de tonalidades y brillos. Su utilidad hace que sean muy demandadas.
Sí. Al igual que las bombillas de tu casa, las bombillas conectadas usan roscas y casquillos estandarizados, como E14, E27, B22, GU10, MR16, G9 o GX53, por poner algunas de las más frecuentes.
La única diferencia es el control remoto, de modo que puedes quitar una bombilla tradicional y poner una “inteligente” sin necesidad de llamar a ningún experto. La mayor dificultad será enlazar la bombilla al WiFi. Este es un paso relativamente sencillo que consiste en dar acceso a la aplicación del fabricante a tu red WiFi.
El móvil detectará de forma automática las bombillas inteligentes que tengas al alcance del router, y a partir de entonces podrás apagarlas, encenderlas, programar un horario o cambiar su color. También desconectarlas de la red.
Algunos fabricantes hacen uso de “puentes” o hubs, un tipo de accesorio que transforma la señal WiFi en señal bluetooth. Así, en lugar de receptor WiFi lo que tiene cada bombilla es una antena bluetooth. Esto limita un poco las posibilidades, especialmente en viviendas muy grandes, por temas de alcance.
Hay una cantidad cada vez mayor de bombillas inteligentes y otros sistemas domóticos de iluminación. Existen multitud de marcas y tiendas que disponen de estos nuevos dispositivos. Algunos modelos pueden conectarse con Alexa, Google Assistant e IFTTT, además de a través de la aplicación del móvil. Te recomendamos preguntar en tu establecimiento de confianza por este tipo de iluminación.
Como toda automatización del hogar, dependerá del uso que le demos. Así, quizá no tenga mucho sentido domotizar el hogar si vamos a seguir encendiendo las luces con el interruptor de pared. Sin embargo, si nuestro objetivo es el control por voz, el programar diferentes escenarios o crear patrones que hagan pensar que estamos en casa durante las vacaciones, nos interesará.
Este tipo de luces es muy interesante en viviendas donde haya niños pequeños que no lleguen a los interruptores, personas mayores o con problemas de movilidad. El control por voz es una solución interesante que elimina desigualdades en este sentido.
Otro de los motivos principales para invertir en luces inteligentes es el rango de luminosidad (brillo) y color (temperatura de color) que ganamos. Una misma estancia cambia completamente al pasar de luz blanca de 5000 K y 2000 lúmenes (blanco brillante), a luz 2500 K con 200 lúmenes (blanco cálido y atenuado).
Una forma interesante de combinar la iluminación es crear patrones de encendido, algo que permiten casi todas las aplicaciones. Así, la configuración personalizada “Comer” encenderá las luces del salón sobre la mesa en la que comemos, apagando el resto; mientras que “Película” solo encenderá las bandas de led tenue que tenemos en el contorno de la estancia, por ejemplo.
Esta personalización es generalmente lo que buscan los compradores, aunque hay otros puntos a favor como que todos estos sistemas hacen uso de luces led de alta eficiencia energética, motivo por el que el consumo es muy bajo, y de alta duración. Una bombilla led tiene una vida estimada de 50.000 horas.
“Una bombilla led tiene una vida estimada de 50.000 horas.”
Si queremos abordar el cambio de luces tradicionales a luces led domóticas, podemos abrir el foco y plantearnos cambiar los puntos de luz. En algunas viviendas esto es fácil porque hacen uso de lámparas, pero en otras habrá que realizar obra para desplazar los puntos de luz. Dicho esto, hay soluciones que evitan picar las paredes, como embellecedores que permiten pasar cables.
La clave es cómo queremos que se vea nuestra vivienda, y cómo vamos a usarla. Si somos unos cocinillas y pasamos mucho tiempo sobre la vitrocerámica, nos interesará tener un punto de luz blanca sobre el espacio de trabajo, aunque luego tengamos un punto de luz más cálido en el centro de la cocina; y exactamente lo mismo ocurre en un puesto de trabajo como una oficina en casa.
Puede que al final del día nos guste leer en el salón, por lo que nos interesaría un foco no muy blanco regulable en altura; pero que también lo hagamos por las mañanas de los fines de semana, por lo que nuestra solución será una bombilla conectada de amplio espectro capaz de emitir tonos rojizos y blancos.
La ubicación de los puntos de luz la da el uso, y es recomendable hacerse un pequeño croquis del hogar para plantear qué luces irán en cada lugar. De esta forma también podremos hacer un presupuesto a nuestra medida, priorizando las estancias de mayor uso.
Aspiradoras autónomas, frigoríficos que hacen la compra, altavoces inteligentes, luces conectadas, y un largo etcétera son elementos que conforman el IoT o Internet de las Cosas. Quizá debido a su amplia difusión, las primeras redes IoT eran bastante inseguras, hasta el punto de que surgió la primera botnet.
Se la conoce porque incluyó entre sus filas al menos un frigorífico conectado que envió cientos de miles de emails de spam. Una botnet consiste en el pirateo y secuestro de miles o millones de dispositivos, de forma que estos se vuelven zombies o esclavos. Algunas incluso se usan para realizar ataques de denegación de servicio o DDoS contra objetivos de todo tipo.
Pero, ¿qué podemos hacer nosotros para evitar algo así? Como usuarios, lo primero que nos interesa es que nadie pueda acceder a nuestra red doméstica a través de las luces, por lo que se recomienda proteger nuestro router con una contraseña diferente a la que venía de serie. En las instrucciones del router podremos ver cómo se hace.
Además, es imprescindible proteger el otro extremo de la conexión, el teléfono móvil, tanto con PIN, patrón, huella o contraseña, así como la aplicación de domótica con alguna contraseña. El objetivo es que nadie pueda entrar ni por nuestra conexión ni porque se nos haya perdido el teléfono o nos lo hayan robado.
“Es imprescindible proteger la conexión, el teléfono móvil, tanto con PIN, patrón, huella o contraseña, así como la aplicación de domótica con alguna contraseña.”
Por ello se recomiendan servicios de luces, aspiradores o cámaras IP inteligentes cuya aplicación incorpore este paso extra de seguridad. Al menos, si nuestro objetivo es evitar filtrar información al exterior. ¿Te has preguntado la información que transmite el pirateo de una bombilla inteligente?
Vamos a suponer que alguien ha conseguido entrar a nuestra aplicación, ya sea porque hemos sido víctimas de phising (suplantación de identidad) o porque no hemos protegido con contraseñas el perímetro digital. ¿Qué puede ver el ciberdelincuente?
Es recomendable blindar nuestro sistema de luces inteligentes.
Los sistemas inteligentes de luces son aún bastante sencillos, y somos nosotros los que debemos velar por la seguridad. Teniéndola en cuenta, son perfectamente seguros y, de hecho, su implantación total es cuestión de tiempo por las ventajas que ofrecen.