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Ciudades, empresas e individuos comienzan a darse cuenta de lo importante que es reducir el impacto medioambiental que causamos si queremos seguir disfrutando de la naturaleza. La sostenibilidad en el transporte, los negocios, las infraestructuras y en la vida en general supone un punto de partida esencial. Sin embargo, debemos ser capaces de ir más allá de esta, una idea que se recoge en la arquitectura regenerativa.
Trascendiendo los límites arquitectónicos de lo estático, son muchos los creadores que apuestan por esta rama regenerativa, una parte de la arquitectura que busca estar en comunión con la naturaleza, en lugar de existir a costa de ella.
La arquitectura vista desde la ecología nos presenta una perspectiva interesante: levantar construcciones sin necesidad de perjudicar el medioambiente, un urbanismo sostenible y ecológico que no solo no dañe, sino que además cree conciencia del problema. Se persigue que el diseño y la arquitectura interactúen en consonancia con la naturaleza, dejando en el mundo un mañana mejor libre de contaminación, un futuro verde, como el que hemos visto en las green cities.
Este regenerativismo no busca olvidarse del ser humano, al contrario. La idea es que cada individuo pueda disfrutar de las facilidades de cualquier infraestructura, pero dejando a un lado el impacto medioambiental que solemos causar, respetando los espacios naturales y hasta formando parte de ellos.
Optimizar de una manera inteligente y efectiva todos los recursos se vuelve una tarea sencilla si pensamos en ese nuevo nivel, más allá de la sostenibilidad. La arquitectura regenerativa es una gran oportunidad para poder solucionar la problemática ambiental. Eso sí, es importante comprender que el éxito de este método depende de la colaboración y la conciencia acerca del medioambiente.
La arquitectura regenerativa debe entenderse como una profunda relación con el planeta. Una relación en la que influyen los sentimientos y nuestra conciencia para poder entender que todo está relacionado, que formamos parte de este mundo y que debemos buscar ese futuro sostenible.
Esta «regeneración» nos lleva a pensar en los procesos que renuevan las fuentes de energía y los recursos, por lo que estamos ante una arquitectura que busca crear sistemas sostenibles que integren las necesidades de la sociedad dentro de la naturaleza.
El objetivo final del diseño regenerativo es reconstruir los sistemas con una eficacia absoluta, yendo más allá del desarrollo sostenible, permitiendo una co-evolución de los recursos humanos, junto al resto de especies.
Además de la arquitectura regenerativa, encontramos otros conceptos dentro del diseño de infraestructuras que también persiguen el desarrollo de un entorno sostenible.
La arquitectura bioclimática concibe el equilibrio y la armonía como una constante con el medioambiente. Este modelo tiene en cuenta las condiciones del entorno y el clima para llegar al confort del interior de cualquier infraestructura. Así, mediante la adecuación del diseño, su orientación y la construcción del edificio, lo adapta a las condiciones climáticas.
La arquitectura eficiente es aquella que tiene en cuenta el impacto del edificio desde el inicio de su construcción hasta su derribo. De esta forma, considera qué recursos necesita, los materiales que utiliza, su consumo de agua y energía, y qué sucederá con los residuos.
Por último, la arquitectura sustentable se establece en el reconocimiento de los límites de la naturaleza, así como en la complejidad ambiental, buscando una nueva comprensión del mundo de cara a enfrentar los desafíos de la humanidad en el tercer milenio. Este concepto promueve la alianza naturaleza-cultura, reorientando la sociedad hacia una nueva economía y buscando reforzar los puntos fuertes de la ciencia y la tecnología. Por lo tanto, no tendría en cuenta las necesidades sociales, políticas ni culturales del ser humano.