En 2016, la Agencia Internacional de Energía (IEA) nos dio la buena noticia de que la generación eléctrica de origen renovable alcanzó sus máximos de potencia por delante del carbón y de otras tecnologías. Esto se debe sobre todo a las altas inversiones en energía solar y eólica en China, India y Estados Unidos.
Su estudio “Medium-Term Renewable Energy Market Report”, indica que en los próximos cinco años las energías renovables seguirán siendo la fuente de generación de electricidad de mayor crecimiento, pasando de representar el 23% de la generación eléctrica en 2015 a un 28% en 2021.
Generación distribuida y energías renovables
Este crecimiento será diferente en todo el mundo y cada país deberá promover políticas para su desarrollo de manera sostenible más allá de las fuerzas del mercado. El Acuerdo de París ha dado un impulso global a estas energías y, con la continua preocupación de la calidad del aire a nivel urbano, se constituyen como nuevas líneas de acción que ponen de manifiesto la importancia del desarrollo de energías renovables a nivel urbano y rural.
En este sentido, la generación distribuida (GD), cuyo concepto se basa en “la provisión de electricidad, pasando de un sistema de generación centralizado a uno que incorpora muchas pequeñas fuentes de generación (generalmente renovables) e instaladas cerca del consumo”, es una gran alternativa para promover las energías renovables en los próximos años. No debemos olvidar que la GD, debe “incorporar tecnología moderna y tener el respaldo de la red de los sistemas eléctricos consolidados”.
El caso de España y América Latina
España y América Latina se han visto enfrentadas a distintos retos regulatorios y de mercado para el desarrollo de proyectos de energía renovable. España, después de ser un líder innato en renovables, ha tenido que luchar en los últimos años contra regulaciones que impiden nuevos desarrollos, procesos y modelos de negocio innovadores.
América Latina, por su parte, ha tenido que combatir contra elevados subsidios energéticos, contra proyectos no sostenibles financieramente, y sobre todo en contra de las grandes centrales hidroeléctricas, en donde los aspectos socio-ambientales de su construcción son puestos generalmente en un segundo plano. Sin embargo, la generación distribuida en Hispanoamérica aún tiene un alto potencial de desarrollo.
IRENA, la Agencia Internacional de Energía Renovable, en su estudio sobre el Mercado de las Energías Renovables en América Latina, establece las nuevas tendencias emergentes para proyectos de energía renovables en la región. Estas son, sobre todo, la seguridad energética, el acceso a la energía en zonas aisladas, la sostenibilidad ambiental y la competitividad económica en una región en crecimiento.
En Latam, las inversiones en energía renovable alcanzaron los 80.000 millones de dólares entre 2010-2015. La mayoría de proyectos han sido en energía eólica y solar, dejando atrás a las pequeñas y grandes centrales hidroeléctricas.
Este valor seguirá creciendo hasta el año 2021 sobre todo en proyectos de aprovechamiento solar y eólico offshore. Así, la generación distribuida renovable, podría posicionarse como una alternativa importante de sostenibilidad energética en la región, sobre todo por los siguientes aspectos:
- La presencia de necesidades de cobertura eléctrica en zonas rurales y aisladas.
- La existencia y diversidad de recursos renovables en todos los países.
- La facilidad de acceso a nuevas tecnologías para garantizar la sostenibilidad económica de los sistemas (pago por el móvil, cooperativas energéticas, etc).
- El acceso a fondos de financiamiento verde y créditos para el desarrollo de infraestructura urbana y rural.
En España, donde los índices de cobertura eléctrica alcanzan casi el 100% y el sistema eléctrico es maduro, la energía distribuida de fuentes renovables se presenta como alternativa para sistemas descentralizados y de autoconsumo, sobre todo a nivel urbano.
Este tipo de generación de energía debe luchar contra marcos regulatorios restrictivos y con impuestos que cada vez hacen que su despliegue sea más difícil. Sin embargo, empresas de distribución eléctrica como Endesa se encuentran trabajando para integrar este tipo de energías a sus proyectos de redes inteligentes (smart grids) a nivel local. Incluso el operador de la red, Red Eléctrica de España, está promoviendo actividades para poder lograr una integración de las renovables a la red de manera natural.
Generación distribuida: un gran futuro
En un futuro, las nuevas tendencias de digitalización del sector eléctrico, los objetivos de descarbonización mundiales y la visión del mercado único de la energía en Europa promoverán, de alguna forma, proyectos e iniciativas de generación distribuida en España. Lo mismo ocurre en América Latina, región que tiene muchas oportunidades para promover este tipo de energía en su territorio. Entre ellas destacamos:
- El decrecimiento de los costes de instalación de sistemas renovables y el acceso a tecnologías de vanguardia.
- El know-how de España como líder de energías renovables a nivel mundial.
- La existencia de sistemas de generación distribuida antiguos (por ejemplo: pequeñas centrales hidroeléctricas) que podrían rehabilitarse para proveer servicios a consumidores finales.
- Las nuevas políticas de lucha contra la pobreza energética a nivel corporativo y municipal.
En este sentido, y a pesar de los retos que España y América Latina aún deben enfrentar, existen oportunidades interesantes para la generación distribuida con energías renovables en sus territorios.