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El buitre negro: un espectáculo de vida y muerte
El buitre negro, con su plumaje negro azabache y su gran envergadura –de hasta casi 3 metros–, a menudo despierta recelo y miedo. Ya lo hacía en el antiguo Egipto, representado en jeroglíficos como símbolo de la muerte y renacimiento, o en la mitología griega, donde el buitre era el ave de Eris, diosa de la discordia asociada con la guerra y la violencia. Ya por aquel entonces se creía que los buitres se alimentaban de los cuerpos caídos en batalla. En nuestros tiempos, la ficción también ha tenido mucho que ver. La escena final de la película El Padrino, o la trilogía de El Señor de los Anillos, donde los servidores del Señor Oscuro Sauron (los Nazgûl) son representados como espectros montados en criaturas aladas que se asemejan a los buitres, son ejemplo de ello.
Pero contar esto, ignorando el papel crucial que juega en el equilibro de los ecosistemas y la conservación de la biodiversidad, no refleja la verdadera importancia de este gran carroñero, que llegó a desaparecer más de medio siglo en el Pirineo catalán. Ahora, tras muchos esfuerzos para recuperarlo, las montañas de la cordillera pirinaica vuelven, poco a poco, a recuperar los sonidos guturales de estas majestuosas aves, junto a otras especies de buitres (alimoches, quebrantahuesos y leonados). Se trata de uno de los pocos lugares del mundo donde habitan colonias y es posible verlos. Lo que es para muchos, un tesoro escondido.
Pirineo catalán: paisajes de ensueño y de aventura
El Pirineo catalán se asocia a menudo con paisajes de ensueño y actividades de aventura: senderismo, piragüismo, rafting, escalada… La región es escogida cada año, especialmente durante las vacaciones estivales, para los amantes de las actividades al aire libre y aquellos que buscan tranquilidad y desconexión; pero son pocos los que conocen la existencia de los “hides”, puntos de observación estratégicamente ubicados que permiten contemplar una de las joyas naturales del territorio: el buitre negro. Observarlo en su hábitat natural, sin que se dé cuenta, es una experiencia única y una oportunidad para conectar con la naturaleza y la avifauna en su estado más puro, a la vez que se disfruta de la gastronomía y alojamiento local a pocos kilómetros.
Es una experiencia única y una oportunidad para conectar con la naturaleza en su estado más puro.
Uno de los “hides” más singulares y espectaculares del Pirineo es el que se encuentra en el municipio de Senterada, concretamente en Casa Daniela. Lo puso en marcha la Fundación Trenca con su programa de reintroducción del buitre negro, que ha hecho que esta especie, aún catalogada como vulnerable, vuelva a surcar en los cielos del pirineo catalán y se establezca una colonia estable. Endesa, con fuerte presencia en un territorio eminentemente hidráulico y donde hace más de un siglo se empezó a generar electricidad renovable que transformó la vida de la sociedad catalana, colabora en el proyecto desde hace ya más de una década en el marco su Plan de Conservación de la Biodiversidad, con la idea de facilitar apoyo en aquellas cosas que no se ven a simple vista –como recursos económicos para el transporte y la logística–, pero que son necesarios para que el proyecto siga dando sus frutos, o mejor dicho, sus polluelos.
La conservación de aves necrófagas ejerce un papel indispensable en el funcionamiento de las cadenas tróficas, ya que eliminan cadáveres del campo y liberan nutrientes al ecosistema que son aprovechados para otras plantas y animales. Además, son los “sanitarios” de las montañas, pues gracias a su dieta basada en carroña, eliminan animales muertos y evitan la proliferación de enfermedades, contribuyendo a mantener la salud del medio ambiente y de otras especies.
Un refugio entre la vida natural
Desde el “hide” se divisa un paisaje espectacular, un punto alto en medio de todo, una atalaya entre la comarca del Pallars Jussà y las altas montañas del Pallars Sobirà, dominando la entrada de la salvaje región de la Vall Fosca, el “Parque Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici” y viendo como serpentean las aguas del Noguera Pallaresa, un paisaje para bajar pulsaciones. Allí se encuentra la “Reserva Nacional de Caça de Boumort”, núcleo central de la población reintroducida.
De golpe, el movimiento rompe la quietud. Son los buitres negros, que sobrevuelan la zona y descienden desde las alturas para ir a buscar la carroña que los técnicos de Trenca les han preparado como Punto de Alimentación Suplementaria (PAS). De esta forma pueden alimentarse de forma regular y segura, pues la carroña no contiene fármacos veterinarios con los que se ha tratado el ganado, ni tampoco restos de plaguicidas, pesticidas o plomo, ayudando así a su conservación y consolidación.
Para los buitres, pero también por otros pájaros necrófagos que se alimentan del PAS, es todo un festín. Ser partícipe, viéndolos o fotografiándolos desde el “hide”, una especie de búnker a los cuatro vientos y con un cristal panorámico de tres metros que tiene reflejo para que los animales no te puedan ver, y no seamos ninguna molestia, no tiene precio. Es una experiencia que, sin duda, te eriza la piel. Un verdadero espectáculo de vida y muerte.
Ingrid Font Ció
Dirección de Comunicación Externa y Digital de Endesa en Cataluña.