Si prefieres ver la web siempre en español, haz click aquí.
Creérnoslo
La industria es el segundo sector que consume más energía en nuestro país. Su electrificación basada en energías renovables es un paso muy importante para lograr su descarbonización, que fortalecerá la competitividad económica y fomentará la lucha contra el cambio climático. Con su última campaña, aelēc, la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica, quiere recordar a la ciudadanía el compromiso y el incansable trabajo que se está realizando por conseguir este objetivo.
Por Laureano Álvarez
España tiene un peso del sector industrial -16% del PIB- que está por debajo de la media europea, con el 20%. La industria española ha perdido la mitad de su peso en la economía en las últimas cuatro décadas. Esta situación tiene causas particulares relativas al contexto económico español (como el elevado peso del sector servicios o el menor tamaño de las empresas) y también debido a elementos comunes con otros países europeos, como la pérdida de competitividad con países con salarios más bajos o una mayor integración de las cadenas de suministro.
¿Qué ventajas tiene fortalecer el desarrollo industrial en España? Existe una larga lista de ventajas de una economía con un mayor peso industrial. La industria, al estar menos expuesta a la temporalidad, tiene el potencial de crear un porcentaje más elevado de empleo estable y de calidad. Además, al requerir formación especializada transferible, contribuye a la diversificación del mercado laboral.
Las economías industrializadas son conocidas por su actividad productiva diversificada, lo que les permite absorber crisis en sectores específicos y redirigir recursos hacia áreas no afectadas. Una industria especializada y competitiva reduce la dependencia de la demanda interna, promoviendo la exportación como motor de consumo agregado. Los bienes industriales, con menor elasticidad de demanda, exhiben mayor estabilidad durante contracciones económicas en comparación con servicios altamente discretos.
“La industria es el segundo mayor sector consumidor de energía de nuestro país”.
La implantación de industrias no solo estimula la producción de bienes industriales complementarios, sino que también genera servicios de apoyo, actuando como un efecto multiplicador en la economía local. Por último, la industria, caracterizada por su mayor inversión en investigación, desarrollo e innovación en comparación con el sector servicios, impulsa la productividad general de la economía.
La industria invirtió 14 mil millones de euros en energía en 2021, lo que le sitúa como el segundo mayor sector consumidor de energía del país, con aproximadamente, el 26% de la energía final total, la mayor parte combustibles fósiles. La descarbonización de la industria es una cuestión de competitividad económica y de lucha contra el cambio climático.
Gracias a las diferentes tecnologías renovables y a nuestros recursos en este campo (sol, viento y agua, entre otros) abundantes y competitivos, a la mayor disponibilidad de terreno para el desarrollo de plantas de generación y a la existencia consolidada de empresas líderes en el sector nuestro país puede producir energía renovable a un coste significativamente inferior, entre un 20-30%, que la media europea.
La electrificación de la industria es una pieza clave de la descarbonización de este sector. Ya existen tecnologías que permiten la electrificación directa de usos energéticos a escala industrial, y se está avanzando a gran velocidad en la viabilidad de otras tecnologías que permitan la descarbonización de procesos industriales más complejos. Una parte importante del consumo energético industrial es técnicamente electrificable de manera directa, especialmente aquellas industrias con necesidades térmicas inferiores a 400 °C. Esta electrificación directa, cuando resulte viable, es un modo eficaz y económico de vehicular la energía renovable hacia la demanda final. Asimismo, la adopción de las nuevas tecnologías renovables en la industria no solamente contribuirá a la hoja de ruta de la descarbonización del sector, sino que también conducirá a mejoras en eficiencia y a la reducción de su consumo energético.
“La electrificación de la industria es una pieza clave de la descarbonización de este sector”.
Ante este nuevo paradigma, España puede aumentar la competitividad de la industria española dentro de una UE descarbonizada, atraer nueva industria a nuestro país, gracias a sus bajos costes energéticos; desarrollar una cadena de valor de fabricación y mantenimiento de equipos asociados a la Transición Energética; y reducir las importaciones de energía, mejorando la independencia energética de España. Estos elementos son clave para que nuestro país capture la gran oportunidad que se presenta y aproveche la ventaja competitiva de la que disponemos.
Convertir a España en una potencia energética e industrial sostenible implica una acción rápida y coordinada, lo que requiere impulsar medidas clave como:
i) mecanismos de ayuda, financiación o ventajas fiscales para incentivar inversiones en electrificación y descarbonización, especialmente en sectores no económicamente viables a corto plazo;
ii) la incorporación de soluciones de almacenamiento para la integración eficiente de energías renovables en el sistema eléctrico;
iii) el desarrollo y la actualización de la red eléctrica para acompañar la demanda industrial en su electrificación, anticipándose a las necesidades y adaptando modelos retributivos;
iv) incentivar el desarrollo de la cadena de valor nacional y europea relacionada con la Transición Energética mediante ayudas fiscales ágiles y sencillas.
Solo nos falta, creérnoslo.
Creer en la energía renovable es creer en la lucha contra el cambio climático.
Creer en la energía renovable es creer en nuestra independencia energética.
Creer en la energía renovable es creer en nuestro desarrollo económico.
Creer en la energía renovable es creer en nuestro país.