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Sin pedir permiso, la crisis sanitaria del COVID-19 nos ha hecho cambiar nuestra habitual forma de vida y ha implantado el teletrabajo. La nube no es la estratosfera, es nuestro almacén abierto 24 horas al día, 365 día al año y desde cualquier dispositivo.
Por Beatriz Villas del Campo
Mi nombre es Beatriz Villas y soy responsable de desarrollo del talento en Endesa. Tiempo atrás escuchaba y leía de manera reiterada que vivíamos un momento disruptivo. Ahora sí que realmente puedo decir que la disrupción se ha presentado de repente en mi día a día.
Sin pedir permiso, la actual crisis sanitaria motivada por el COVID-19 nos ha hecho cambiar nuestra habitual forma de vida. Para este texto voy a dejar a un lado la vida personal y me voy a referir solo a la profesional.
Es cierto que ya llevábamos unos cuantos años conectando virtualmente con nuestros compañeros. Sin embargo, nunca imaginé que esta sería la única forma que tendría de contactar con ellos y, aunque parezca un capítulo de Black Mirror, lo cierto es que estamos interactuando en remoto con total normalidad.
"No me había dado cuenta, pero la tecnología ya estaba instalada en mi ADN profesional. y eso que no soy millennial."
Reunirme por Teams; hacer una videollamada por Skype para hacer una consulta a un compañero; compartir pantalla y visualizar juntos los datos sobre los que hablamos; diseñar a la vez una presentación en PowerPoint sin versiones. Todo está alcance de nuestra mano. La nube no es la estratosfera, es nuestro almacén abierto 24 horas al día, 365 día al año y desde cualquier dispositivo.
Es el momento de poner en práctica lo aprendido en habilidades para gestionar la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad que podría formar parte del día a día de algún compañero. Nada más rápido y fácil que hacer una llamada y preguntarnos entre los miembros de los equipos si todo va bien, si alguien se bloqueó con alguna de las herramientas colaborativas que tan bien recoge Microsoft Office 365: Excel, Word, PowerPoint, SharePoint, Forms, Planner, etc.
Nunca ha habido un mejor momento para aprovecharnos de la tecnología, cacharrear con ella y probar aplicaciones que tenemos a nuestra disposición pero que nunca nos habíamos atrevido a usar. Es el momento de aprender algo nuevo cada día porque cada minuto al que nos enfrentamos también es nuevo.