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Han transcurrido casi dos siglos desde que apareciese el primer vehículo eléctrico y, pese a sus altibajos estrechamente relacionados con el aspecto económico, se ha convertido en la solución para una movilidad libre de CO₂.
Han transcurrido casi dos siglos desde que apareciese el primer vehículo eléctrico y, pese a sus altibajos estrechamente relacionados con el aspecto económico, se ha convertido en la solución para una movilidad libre de CO₂. Los movimientos legislativos de los últimos años han contribuido a este ascenso y su implantación se ha acelerado hasta tal punto que en el próximo año se prevé un aumentó de un 170% en las ventas de este tipo de vehículo en España. Aunque en el plano general, la presencia del coche eléctrico sigue suponiendo tan solo un 2% del total del parque automovilístico.
Si tenemos en cuenta que en menos de un lustro comenzarán los primeros países, como Noruega, a aplicar la legislación que prohibirá la venta de vehículos diésel y gasolina, es importante que se haya avanzado en la tecnología que los mueve pero, ¿qué retos ha superado el vehículo eléctrico y cuáles tiene por delante antes de su total implantación?
Uno de los aspectos que más suscita interrogantes entre los conductores es el de la autonomía de la batería. Obviando aquel GM EV1 de General Motors, muy adelantado para su época con una autonomía de 200 km, se considera el primer vehículo eléctrico de producción masiva al Nissan Leaf que hizo su aparición hace una década en 2010.
A lo largo de los últimos diez años se ha pasado de los 120 km en uso real del primer Leaf a los 629 km del Tesla Model S Gran Autonomía Plus. Y no es necesario irse a la gama alta, la versión más actual del de Nissan ha aumentado su autonomía a 385 km, es decir, más del doble. Además, hay que tener en cuenta que, incluso aumentando su capacidad, el tamaño de las baterías continúa disminuyendo.
¿Qué nos depara el futuro? La “ansiedad de autonomía” tiene los días contados, una compañía alemana anunció que está desarrollando una batería inorgánica que podría alcanzar una autonomía de casi 1.000 km. Aunque esto no evitará que antes o después haya que recargar el vehículo, un punto que sigue preocupando a los propietarios o futuros compradores de un coche eléctrico.
Si bien es cierto que hace cinco años el número de estaciones de recarga eléctrica no superaba las 2.000 distribuidas por todo el territorio nacional, actualmente el panorama es más positivo. Solo en este año se prevé que Endesa X complete su primera fase de instalación de 2.000 puntos de recarga de acceso público para que un conductor siempre tenga un punto a menos de 100 kilómetros. Y en tres años habrá instalado un total de 8.500 puntos distribuidos por todo el territorio nacional.
Los coches eléctricos, hasta el momento y por su limitación de autonomía, se han destinado a desplazamientos urbanos y periurbanos, un extremo que comenzará a convivir con la opción de uso para trayectos más largos según aumente la red de infraestructura de recarga. Sin embargo, entre los residentes de las smart cities las opciones más comunes continúan siendo las bicicletas y patinetes eléctricos. Entre otras ventajas destaca su precio aunque se empiezan a recortar distancias.
Pese a que en Europa y Estados Unidos el precio del vehículo eléctrico no ha notado un descenso notable, principalmente por la irrupción de marcas premium en el mercado, en países como China es posible encontrar un modelo eléctrico por menos de 10.000€ con unas prestaciones razonables. Una tendencia que se extenderá a todo el mundo en los próximos años con la bajada de precio de la elaboración de baterías. Incluso podría igualar al precio del vehículo de combustión en 2023.
Hay que destacar que el ritmo de los fabricantes es frenético desde que hace dos años se pusiese en marcha la máquina gubernamental internacional. España se alineó a otros países de su entorno y se marcó el objetivo de dejar de vender coches de combustión para 2040. Con este panorama no es de extrañar que el precio de la fabricación de baterías haya tocado su mínimo histórico y se actualicen nuevas bajadas cada año.
Según Bloomberg, las previsiones a medio plazo auguraban que se lograría llegar a los 94 dólares el kWh de media en 2024 y, sin embargo, puede que se alcance antes. Una situación propicia para que los fabricantes ofrezcan precios más competitivos y accesibles para todos los consumidores.
Si en la última década la presencia del coche eléctrico se ha abierto camino en el parque automovilístico, en el último año se acentuado más y en este la tendencia continuará con 48 opciones 100% eléctricas ofertadas por los fabricantes. Además, los esfuerzos de los ciudadanos y gobiernos por combatir el cambio climático, la evolución tecnológica y los nuevos hábitos de vida de los ciudadanos han contribuido a este desarrollo. Una evolución que tiene un claro protagonista a medio plazo: el vehículo eléctrico.