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Imagina coger un tren en el centro de Madrid y llegar a Barcelona en tan solo 35 minutos. No has necesitado un avión y has tardado cinco veces menos que con el AVE. Ahora imagina esa velocidad para llegar a la playa de Nápoles en una hora y media, a visitar los palacios de Estambul en dos horas y media o a contemplar la geografía de Helsinki en tres horas y cuarenta minutos.
El cofundador de SpaceX, Elon Musk, creó el concepto de un nuevo medio de transporte revolucionario capaz de superar la velocidad media de un avión comercial sin necesidad de depender de factores externos como el clima. Una cápsula dentro de un tubo al vacío que se mueve por tierra como si fuera un tren para transportar personas y mercancías. Se trata de un concepto apasionante pero, ¿a qué retos se enfrenta Hyperloop y cuáles han sido sus últimos avances?
Hyperloop es un concepto que, como ya os contamos, consiste en un proyecto colaborativo pensado para superar la velocidad de los aviones. Los derechos del proyecto inicial fueron liberados para que diferentes compañías pudieran aportar al concepto mientras desarrollaban su propia tecnología.
Aún no existe un consenso oficial pero, de media, las cápsulas selladas que se moverán por el tubo serán capaces de transportar entre 30 y 40 personas, contando con una distancia de 40 kilómetros entre los trenes. Esto permitirá que se transporten a miles de pasajeros por hora según los datos que, de momento, varían entre los diferentes fabricantes.
Una de las principales rutas a cubrir por este transporte es la que une Nueva York y Washington, que con una distancia de 360 kilómetros de distancia ha conseguido dar su primer gran paso: recibir el permiso de tunelación de la ciudad de Baltimore, en Maryland. Las compañías podrán excavar aquí con fondos privados un túnel de 16,5 kilómetros. No es el único permiso que necesitan para construir la ruta completa, pero demuestra que los organismos públicos comienzan a apoyar de forma oficial este nuevo concepto.
Con el interés del grupo Virgin por Hyperloop One, y su consecuente cambio de nombre a Virgin Hyperloop One, queda demostrado que un gran número de compañías se está sumando a este proyecto, que parece decidido a cambiar el transporte tal y como lo conocemos. Es necesaria la colaboración de empresas y organismos públicos para conseguir su implantación de manera oficial, y este es solo uno de los retos que debe superar.
En mayo de 2017 se completó con éxito la primera prueba de Hyperloop, que consiguió llegar a los 112 kilómetros por hora (70 mph) en cinco segundos. Es únicamente una décima parte de la velocidad que promete esta tecnología, 1230 kilómetros por hora (700 mph), pero la importancia de esta noticia llega con el correcto funcionamiento de todos los componentes y procesos utilizados.
Este test fue realizado por la empresa Hyperloop One, que ha señalado que factores como la fricción y la resistencia al aire aún deben resolverse para alcanzar el máximo potencial, así como la seguridad del tubo. En un primer momento se planteó que no hubiera aire en éste para conseguir mayores velocidades, pero se descartó la idea por la falta de seguridad que podría suponer.
El siguiente paso de esta compañía es llegar a los 400 kilómetros por hora, mientras se trabaja en mejorar la seguridad de las instalaciones y en reducir los costes. Estos últimos suponen un gran reto para una tecnología que, a día de hoy, no aporta beneficios y necesita innovar de forma constante.
Virgin Hyperloop One no es la única compañía que está realizando pruebas para este nuevo medio de transporte. Hyperloop Transportation Technologies ya está investigando cómo implantar sus servicios en países como Eslovaquia y Corea del Sur en los próximos años.
Los análisis preliminares apuntan a que un teórico trayecto entre Los Ángeles y San Francisco se realizaría en 35 minutos. Estamos hablando de una distancia similar a la existente entre ciudades como Barcelona y París o Roma y Múnich. Todo esto sin necesidad de coger un avión.
La velocidad media para estos viajes rondaría los 970 kilómetros por hora, aunque la velocidad máxima que se estima con Hyperloop llegaría hasta los 1200. Un viaje que en coche se haría en dos horas se podría realizar en solo 12 minutos con esta tecnología, doblando al que ahora es el tren más rápido del mundo.
La velocidad máxima nos permitiría recorrer Europa, de España a Moscú, en unas tres horas y media. Se trata de desarrollar un medio de transporte con el que cruzar países en cifras récord y decir adiós a atascos y a retrasos en vuelos. Aún queda mucho por ver y teorizar sobre este concepto sacado directamente del futuro, aunque la creciente inversión que se está realizando nos hace pensar en un transporte que acabaremos viendo en nuestras ciudades antes de lo que pensamos. ¿Estás preparado para reaprender a viajar?