
Verlo siempre en Español
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En un anterior artículo hablábamos en el blog sobre la importancia de la economía colaborativa en el desarrollo de proyectos innovadores, y, más en concreto, sobre las alianzas entre empresas punteras que permiten llevarlos a cabo en el ámbito de la movilidad sostenible. Uno de los ejemplos que os presentamos entonces fue el acuerdo firmado recientemente entre la compañía española Carbures y Elon Musk para construir cinco cápsulas del que –en un futuro no muy lejano– se convertirá en el quinto medio de transporte del mundo: el Hyperloop.
Pues bien, a continuación nos centraremos en la hazaña de un grupo de jóvenes españoles con muchísimo talento que ha logrado, por méritos propios, formar parte del proceso creativo de la construcción del Hyperloop.
Cuando Musk lanzó su idea del Hyperloop al mundo, fuimos conscientes de que nos encontrábamos ante un vehículo que revolucionaría cualquier sector relacionado con el transporte y con los viajes. Se trataba de un tren -por llamarlo de alguna manera- compuesto por varios pods (las cápsulas en las que trabaja Carbures, capaces de transportar tanto carga como pasajeros) del tamaño de un minibús, las cuales se desplazarían a través del interior de grandes tubos instalados a ras de suelo, en los que se habría hecho el vacío, a velocidades superiores a 1.000 kilómetros por hora. Es decir, gracias a este invento se podría realizar el trayecto Madrid- Barcelona en tan solo treinta minutos, o Madrid-París en sesenta.
Otro de los puntos fuertes del Hyperloop es que su consumo de energía sería muy bajo, por lo que estaríamos hablando de un transporte energéticamente muy eficiente. Uno de los motivos es el uso de la levitación electromagnética para mantener las cápsulas dentro de los tubos. Al evitar la fricción con raíles y la resistencia del aire, la velocidad podrá ser muchísimo mayor que la de cualquier medio de transporte conocido.
Curiosamente, si algún día el Hyperloop ve la luz, le deberemos esta innovación a un grupo de talentosos ingenieros españoles, de los que hablaremos más adelante con todo detalle.
En el proyecto hay actualmente varias empresas de todo el mundo involucradas. La que ha conseguido mayor financiación hasta la fecha es la estadounidense Hyperloop One, la cual ha realizado ya diversos tests en terreno desértico. Si todo marcha viento en popa, y sale adelante el convenio que tienen pensado firmar, se prevé que la primera ciudad del mundo que pueda contar con este medio de transporte sea Dubái. El objetivo: conectarla vía Hyperloop con Abu Dabi, que se encuentra a unos ciento treinta kilómetros de distancia, en tan solo doce minutos.
Elon Musk, gran defensor de la innovación abierta del hardware libre y de la compartición de patentes e información, organizó en Texas, a través de su empresa Space X, la Design Weekend, donde equipos de universitarios de todo el mundo presentaron sus diseños para el Hyperloop. Hasta allí viajaron estudiantes de ciento sesenta universidades, entre ellas, la Universidad Politécnica de Valencia, cuyo equipo, Makers UPV se hizo con dos premios, el de mejor subsistema de propulsión y el de mejor diseño, las dos categorías a las que se habían presentado.
Este grupo, formado por cinco miembros, y capitaneado por Daniel Orient no pudo ocultar su asombro ni su alegría cuando su nombre salió en ambas ocasiones. “Estamos dentro de la historia, es un sueño», afirmó Orient, exultante. Y, obviamente, no era para menos. Llamar la atención de Musk no está al alcance de cualquiera.
Como comentábamos en el apartado anterior, fue idea de los integrantes de Makers UPV que todos los sistemas del Hyperloop estuvieran integrados dentro de la cápsula, y que se desplazara mediante levitación electromagnética a lo largo de un tubo de acero, lo que evitaría la construcción de una engorrosa y muy costosa infraestructura de raíles, provistos de una pista conductora, bajo el Hyperloop (que era lo que se había pensado hacer inicialmente). Además, presentaron un sistema de propulsión muy innovador, que funcionaría de manera similar al motor de un avión, en el que el aire sería el gran protagonista. Este accedería a la parte delantera del vehículo hasta llegar a un compresor, y luego se expandiría en la parte trasera para generar energía en una turbina.
Tras conseguir este hito, los chicos de Makers UPV montaron Hyperloop UPV, en la que ya trabajan más de treinta personas (el 95 %, estudiantes) en un prototipo de su diseño, que se presentará en California en julio de este año. Tener la oportunidad de participar en un proyecto tan revolucionario, con el fin de transformar por completo tanto el transporte de mercancías como el de viajeros, ha cambiado la vida de estos ingenieros, y los ha convertido en todo un ejemplo para otros jóvenes innovadores. Como dice David Pistoni, Project Manager de Hyperloop UPV.
"No hay que tener miedo a crear cosas nuevas. somos el ejemplo de que el dinero no lo es todo, que con ilusión, empeño e ideas frescas se puede conseguir cualquier cosa."