
Las carreteras electrificadas están revolucionando el transporte al suministrar energía eléctrica directamente a los vehículos mientras circulan. Esta posibilidad es una de las opciones más prometedoras para fomentar el uso de formas de transporte sostenibles que reduzcan la emisión de dióxido de carbono y a la vez sean eficientes.
Las carreteras electrificadas combatirían algunos de los contras asociados a la movilidad eléctrica. En general, al comprar un coche eléctrico, surgen ciertas inquietudes como la escasez de estaciones de recarga, la autonomía, los tiempos de carga, los costes de producción o el impacto medioambiental de las baterías. Pero las carreteras electrificadas permitirían reducir estos inconvenientes, incluido el tamaño de las baterías. De hecho, según el estudio de la Universidad de Chalmers, las carreteras electrificadas, al hacer que los coches se puedan cargar mientras se conducen, podría reducirlas hasta en un 70%.
Cómo funcionan las carreteras electrificadas
Para que esta solución funcione hay que tener en cuenta varios requisitos técnicos, tanto para los automóviles como para las infraestructuras. Por supuesto, no sirve cualquier carretera, pero tampoco funcionaría cualquier coche eléctrico.
La idea detrás de las carreteras electrificadas es similar a la del funcionamiento de los trenes. Los vehículos eléctricos deben contar con un brazo articulado, como los tranvías, el metro o los trenes, que se despliega al circular para conectarse a una catenaria que proporciona electricidad. De esta manera, se alimentan los motores sin tener que consumir energía de la batería o, incluso, recargando las propias baterías.
Junto con esto, también se está trabajando en otras opciones para que las carreteras electrificadas sean más versátiles y se pueda ampliar el uso. Por ejemplo, la conexión eléctrica entre el coche y la carretera se podría hacer mediante un rail. También se están desarrollando sistemas de inducción a través de bobinas que estarían instaladas debajo del asfalto, de una manera similar al procedimiento para cargar móviles por inducción.
En cualquier caso, no es viable electrificar todas las carreteras. Una solución es el uso de vehículos híbridos que usen combustible cuando sea necesario. Otra de las opciones que se baraja es el diseño de carreteras que estén electrificadas en un 50%, durante tramos intermitentes, para que los vehículos puedan circular mientras cargan sus baterías.
El modelo sueco
Suecia es el país donde estas carreteras electrificadas ya son una realidad. En 2018 se inauguró un primer tramo entre el aeropuerto de Estocolmo y el área logística de Roserberg, y, en 2020, se desarrolló en la isla de Visby. Actualmente se está trabajando para desarrollar una carretera electrificada entre los hubs logísticos de Hallsberg y Örebro y, para el año 2045 el país escandinavo espera haber construido una red de carreteras electrificadas de 3.000km.
En general, este proyecto está pensado fundamentalmente para camiones eléctricos de transporte de mercancías, pero los usuarios particulares también se podrían beneficiar. Además, se está trabajando con empresas de otros países como Alemania y Francia para valorar la posibilidad de crear una red de carreteras electrificadas mucho más amplia.
Carreteras electrificadas para fomentar los vehículos eléctricos
El aumento del precio de los carburantes y la conciencia por el cambio climático están haciendo que, en los últimos años, cada vez más personas opten por invertir en un coche eléctrico. Este tipo de vehículos presentan muchas ventajas:
- Bajo impacto medioambiental: aunque la producción de un coche eléctrico genera más contaminación que uno convencional, esto se compensa con la ausencia de emisiones de CO2 durante su vida útil. Esto hace que, en conjunto, este tipo de vehículos sean mucho más sostenibles.
- Mayor eficiencia energética: los coches eléctricos son más eficientes en la conversión de energía que los vehículos de gasolina o diésel. Es decir, con la misma energía pueden llegar más lejos gracias a que desperdician menos.
- Menores costes de mantenimiento y de uso: dado que tienen menores componentes mecánicos y no necesitan cambios de aceite u otros ajustes, los coches eléctricos suelen tener menor impacto económico en el día a día de los propietarios.
Pero también cuentan con una serie de inconvenientes que, afortunadamente, se verían reducidos con la proliferación de las carreteras electrificadas:
- Autonomía limitada: aunque las baterías cada vez duran más, no se acercan a la autonomía de los vehículos de combustión interna. Con las carreteras electrificadas se garantizaría el funcionamiento de los vehículos eléctricos sin tener que parar a recargar.
- Infraestructura de carga: aunque últimamente cada vez hay más disponibilidad de estaciones eficientes para los coches eléctricos, aún no llegan al nivel de las gasolineras.
- Impacto ambiental de las baterías: las baterías de iones de litio de los coches eléctricos tienen un altísimo impacto ambiental, tanto por su producción como por sus dificultades de reciclaje.
- Coste inicial y disponibilidad: aunque con el aumento de la oferta y de la demanda y el abaratamiento de la producción los coches eléctricos se están volviendo cada vez más accesibles, siguen siendo más caros que los vehículos de combustión interna. Afortunadamente, las carreteras electrificadas podrían reducir el tamaño de las baterías, abaratando los costes y, sobre todo, reduciendo su impacto medioambiental.
Contenido relacionado


¿Es más caro un coche eléctrico que uno convencional?

¿Cómo medir la distancia entre el punto de recarga y el contador en vehículos eléctricos?

El vehículo eléctrico como alternativa a la gasolina

¿Qué coche eléctrico debo comprar?
