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Verlo siempre en Español
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La producción de energía fotovoltaica está viviendo un crecimiento histórico y eso requiere un elevado número de paneles solares para abastecer tanto las plantas solares como las instalaciones de autoconsumo. Pero ¿qué ocurre cuando estos paneles dejan de funcionar? ¿Se pueden reciclar?
España se posiciona como líder europeo en producción fotovoltaica, ocupando la quinta posición a nivel global, según el informe Snapshot of Global PV Markets 2023 de la Agencia Internacional de la Energía (AIE): “En 2022, la energía fotovoltaica mundial experimentó un notable crecimiento, alcanzando una capacidad acumulada de 1.185 GW. Hubo casi una docena de países con tasas de penetración superiores al 10%”. ¡Y España tuvo más del 19%!
El crecimiento de la energía fotovoltaica va de la mano del aumento de producción de placas solares. Pero ¿qué ocurre con los paneles solares cuando dejan de funcionar? Ante este escenario, surge la preocupación por la gestión de estos residuos. ¿Se pueden reciclar? ¿Son perjudiciales para el medio ambiente?
La composición media de un módulo fotovoltaico incluye un 78% de vidrio, un 10% de aluminio, un 7% de plástico y un 5% de metales y semiconductores. El semiconductor más utilizado es el silicio, un material catalogado como no peligroso.
¿Estos materiales son reciclables? Sí. No solo es que se puedan reciclar, sino que se debe hacer. Recuperando el marco de aluminio y el vidrio frontal, ya se aprovecha más del 80%.
Hector de Lama, director técnico de UNEF, explica para la revista Haz que existen diferentes tecnologías de reciclaje: la trituración mecánica, la separación térmica y la lixiviación química. Estas técnicas alcanzan un grado de reciclaje muy elevado (del 95 al 99%), quedando excluidos del reciclaje los polímeros que se utilizan de pegamento.
El método más común se basa en el proceso mecánico. Primero se retira la caja de conexiones, los cables y el marco de aluminio. Luego se tritura el laminado restante y se separan sus piezas por tamaño. En 2018, este proceso hizo que la planta de Veolia en Rousset (Francia) recuperase el 95% del peso de los paneles tras reciclar más de 1.500 toneladas de placas.
Los paneles fotovoltaicos tienen una vida útil de entre 25-30 años, aunque se prevé un aumento en la generación de residuos conforme crece el mercado. España generará alrededor de 10.000 toneladas de residuos fotovoltaicos por año hasta 2027, según El Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat).
Para mejorar la eficiencia del reciclaje, se están desarrollando proyectos de investigación y desarrollo, como la iniciativa ReProSolar o la PVCycle a nivel europeo, que procesó más de 11.500 toneladas de paneles en 2019.
También está aumentando el número de empresas dedicadas al reciclaje de placas fotovoltaicas. Un ejemplo es el Centro Europeo de Reciclaje Fotovoltaico (CERFO), con sede en Teruel, que investiga métodos que valoran los componentes de los paneles.
En 2012, la Unión Europea (UE) estableció la responsabilidad de los fabricantes de paneles solares para llevar a cabo la gestión de residuos, regulada de manera oficial por la Directiva 2012/19/UE sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE).
España adaptó esta regulación a través del Real Decreto 110/2015, que obliga a los productores e importadores de los paneles solares a reciclarlos al finalizar su vida útil.
Como ocurre con otros residuos (electrodomésticos, envases, aceites, pilas, ruedas, etc.), los productores o importadores de los paneles se deben hacer cargo de la gestión de sus residuos. De este modo queda cubierta y garantizada esta gestión a través de entidades acreditadas y especializadas.
Esta medida promueve la creación de productos sostenibles en todas las etapas: desde la producción hasta el desmantelamiento, promoviendo así la responsabilidad ambiental.
Dar una segunda vida a materiales como el vidrio o el aluminio tiene múltiples ventajas:
El reciclaje de paneles solares se erige como la solución para mitigar los impactos ambientales y económicos cuando estos componentes ya no sean útiles. Con tecnologías avanzadas que permiten la recuperación de materiales clave y una legislación europea y nacional a favor, reciclar las placas impulsará una economía circular que será imprescindible para que este tipo de energía siga creciendo.