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Las plantas solares ocupan una mínima parte del terreno agrícola y ganadero. A través de la agrivoltaica, es posible combinar la generación de energía solar con la actividad agrícola y ganadera de manera sostenible.
En el contexto de la transición energética, existe debate sobre las energías renovables y el uso del suelo. Muchos se preguntan si las plantas solares restan espacio a la agricultura y la ganadería. Pero ¿cuántas tierras agrícolas tienen placas solares instaladas?
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) indica que los parques fotovoltaicos ocupan en España un 0,2% de la superficie agraria útil. Desde 2012, el 82% de las 23.000 nuevas hectáreas destinadas a paneles solares son tierras de secano.
Los parques fotovoltaicos ocupan en España un 0,2% de la superficie agraria útil.
Castilla-La Mancha y Extremadura son las regiones con más parques fotovoltaicos, con 11.460 y 11.349 hectáreas, respectivamente. Ocho provincias concentran el 63% de la superficie fotovoltaica instalada en España: Badajoz, Cáceres, Sevilla, Zaragoza, Ciudad Real, Cuenca, Murcia y Albacete.
La energía solar no supera el 0,4% del terreno agroganadero en ninguna de estas regiones.
Muchos ganaderos y agricultores han encontrado en las renovables una fuente complementaria de ingresos y un medio para revitalizar explotaciones agrarias. Pero ¿qué impacto tiene en la superficie agrícola ese 0,2% que ocupa la fotovoltaica?
La Unión Española Fotovoltaica (UNEF) afirma que no hay una confrontación entre energía solar y agricultura. Los proyectos fotovoltaicos generan energía limpia a la par que se integran con actividades agrícolas y ganaderas, promoviendo un modelo de agrivoltaica que combina ambos usos.
Además, José María González Moya, director gerente de la Asociación de Empresas de Energía Renovables en España (APPA), asegura que cualquier empresa de renovables tiene que pasar un trámite ambiental para evaluar aspectos como la compatibilidad del uso del suelo o los impactos positivos y negativos de la instalación. En los casos particulares donde habría competición o falta de compatibilidad, como podrían ser las dehesas centenarias de encinas o alcornoques, los estudios de impacto ambiental no permiten el desarrollo de plantas fotovoltaicas.
En este escenario, el Gobierno busca fomentar la convivencia entre los sectores energético y agrícola mediante la implementación de tecnologías agrivoltaicas. Estos sistemas permiten que la generación de energía solar coexista con la agrícola, priorizando la producción agraria.
La agrovoltaica o agrivoltaica es un modelo de uso del suelo que combina la producción de energía solar mediante paneles fotovoltaicos con la actividad agrícola en un mismo terreno.
Las plantas solares ayudan a mantener la humedad del suelo y protegen de la luz directa, lo que beneficia el crecimiento de determinados cultivos.
Además de la agricultura, otras actividades del sector primario comparten el suelo y se benefician de la convivencia con los parques solares.
La agrovoltaica o agrivoltaica combina la producción de energía solar con la actividad agrícola en un mismo terreno.
El pastoreo de ovejas entre los paneles fotovoltaicos permite reforzar la colaboración con las comunidades locales, en especial con los pastores y ganaderos. Una carga ganadera controlada permite establecer un sistema de control de vegetación y de desbroce sostenible.
Los insectos polinizadores encuentran también refugio en las plantas fotovoltaicas, como explica Eva Miquel, responsable de la Fundación Amigos de las Abejas en el videopodcast Conexión a Tierra. “El beneficio de tener colmenas entre placas solares es, sobre todo, para el apicultor, que va a poder producir en un entorno natural, sin pesticidas. También el poder polinizar esos suelos y el entorno, porque las abejas pueden estar en un radio de 3 km. Hay beneficios para toda la zona”.
Los terrenos compartidos entre la generación renovable y el sector primario pueden servir además de campo de pruebas para nuevas técnicas que contribuyan a modernizar este sector y fomenten su integración con las energías limpias.
Un ejemplo son los proyectos que el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA) va a poner en marcha junto con Endesa en la planta de Las Corchas (Sevilla). Es una apuesta por la innovación para mejorar la rentabilidad y la sostenibilidad del campo andaluz.
En este contexto, Jesús Gil Soto, responsable de proyectos de I+D en el Área de Agricultura del Centro Tecnológico Nacional Agroalimentario CTAEX, explica los ensayos piloto que desarrollan en los cultivos ajustándose a las características de cada planta según la altura de los paneles, el tipo de suelo, la climatología o el diseño de las instalaciones.
Los terrenos compartidos entre renovables y sector primario pueden servir de campo de pruebas para nuevas técnicas que contribuyan a modernizar este sector y fomenten su integración con las energías limpias.
Las experiencias piloto y los proyectos en curso buscan establecer modelos de compatibilidad entre el sector agrícola y el fotovoltaico. ¿Cómo lo consiguen? Mediante el estudio de sistemas que permitan diseñar y mejorar los sistemas agrícolas y fotovoltaicos compatibles de una manera eficiente y sostenible.
Si tan solo el 1% de las tierras agrícolas se dedicaran a la agrivoltaica, combinando la generación de energía solar con la actividad agrícola, se podría cubrir la demanda global de electricidad, según Nature.
Lejos de competir por el uso del suelo, la combinación de energías renovables y sector primario es una oportunidad para crear valor para la comunidad local y la biodiversidad.