En España, que por sus características climatológicas es uno de los países más afectados de la Unión Europea por los incendios forestales, siempre ha habido una urgencia por elaborar planes de prevención y minimizar su impacto. Pero la situación se está agravando con el cambio climático.
2022 ha sido el peor año de la historia en cuanto a superficie quemada, peor incluso que 2012 que ostentaba el récord: ardieron casi 278 mil hectáreas (ha), un territorio que corresponde casi a la totalidad de la provincia de Álava. Desgraciadamente, las cifras de 2023 no permiten ser optimistas: solo hasta abril, han ardido casi 40 mil hectáreas, más del doble que en el mismo período del año pasado y casi duplicando la media de los últimos 10 años.
Los incendios forestales, cada vez más devastadores
El concepto incendios forestales hace referencia al fuego que se extiende sin control, sobre todo en zonas rurales. Tienen un grave impacto en el ecosistema, destrozando la flora y la fauna e impidiendo el uso del terreno para pasto o cultivo.
Estos incendios se clasifican según la extensión del terreno quemado y los más devastadores, que ocupan un área de 500 hectáreas o más, son los llamados Grandes Incendios Forestales (GIF). En los últimos años, ha aumentado considerablemente el número de estos incidentes y solo en 2022 hubo 57 de ellos, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica. El más grave, sin duda, fue el de la Sierra de la Culebra, en Zamora, que arrasó 26.702 ha.
Causas de los incendios forestales
Hay muchas causas detrás de los incendios forestales. Aunque los responsables últimos suelen ser los seres humanos (el 96% de los incendios de causa conocida son iniciados por humanos, según Greenpeace), hay muchos factores que influyen en la propagación de estos incendios:
- El cambio climático: el aumento de las temperaturas y la sequía generan unas condiciones ideales para que el fuego se extienda.
- El éxodo del medio rural: la falta de pastoreo y de otras actividades agrícolas en los terrenos rurales ha hecho que los suelos no se cuiden y se cubran de matorrales, un combustible perfecto para los incendios.
- Una gestión urbanística del monte que no tiene en cuenta el riesgo real de incendios forestales y que no está diseñada para prevenirlos o mitigarlos.
El papel de los parques solares y eólicos en la prevención de incendios forestales
Precisamente, las centrales de energías solares y eólicas se presentan en el polo opuesto a este escenario. Siendo fuentes de energía renovable, son una de las soluciones más sólidas en la lucha contra el cambio climático. Además, su instalación en zonas rurales reactiva la actividad de la zona, generando puestos de trabajo y frenando el éxodo a las ciudades. De igual modo, las instalaciones están completamente limpias de matorrales y rastrojos, minimizando el riesgo de incendios y ayudando a evitar que estos se propaguen aún más.
"Donde hay un parque eólico se mantiene la superficie en perfecto estado, facilitando la convivencia con otros usos y sus pistas son el mejor cortafuegos para evitar incendios en la zona".
Sin duda, estas centrales de energía limpia funcionan como auténticos cortafuegos que ayudan a evitar la propagación del incendio. En España contamos con numerosos ejemplos, como el fuego de Pucheruelo (Ávila) donde el parque eólico impidió que las llamas llegaran al vecino pueblo de San Juan, o los casos de Barbanza, Corzán (A Coruña) y Couto de San Sebastián (Pontevedra) y el más reciente en la línea de evacuación del parque eólico de Coriscada, en el límite entre las provincias de A Coruña y Lugo, donde se logró que un incendio no alcanzase un núcleo rural al frenar su avance en la calle de la línea, que estaba completamente limpia.
Los viales y plataformas de aerogeneradores y las líneas eléctricas de evacuación de los parques eólicos hacen la función de eficaces cortafuegos. Para ello, es necesario realizar campañas de desbroce, tala y poda en cumplimiento de las leyes de prevención de incendios forestales.
Adicionalmente, en los emplazamientos rodeados de masa forestal, se plantan cinturones perimetrales de plantas frondosas autóctonas que frenan el avance de incendios forestales, protegiendo las instalaciones y aportando todos los beneficios asociados a estas especies, favoreciendo también la integración paisajística.
Según explica Juan Virgilio Márquez, Director General de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), «donde hay un parque eólico se mantiene la superficie en perfecto estado, facilitando la convivencia con otros usos como la agricultura o la ganadería y sus pistas son el mejor cortafuegos para evitar incendios en la zona.»
Además, los trabajadores presentes en los parques eólicos son una garantía de que ante cualquier indicio se dará la voz de alarma, funcionando como un sistema de ayuda y alerta activo en la prevención de los incendios.
Medidas de prevención de incendios en la red eléctrica
Hay otras instalaciones clave en la prevención de incendios forestales: las líneas eléctricas. La limpieza y el cuidado de la masa forestal que crece alrededor de la red eléctrica y las revisiones exhaustivas de todas las instalaciones son clave para evitar posibles incidentes.
Nuestra filial de redes eléctricas, edistribución, gestiona líneas en Cataluña, Andalucía, Canarias, Baleares, Aragón y Badajoz que suman casi 318.000 kilómetros, el equivalente a dar ocho vueltas a la Tierra. Por eso las tareas de vigilancia y mantenimiento de la red se llevan a cabo de manera periódica y continuada:
- La tala y la poda selectiva de la masa forestal permite crear corredores que funcionan como cortafuegos naturales.
- Las inspecciones termográficas realizadas desde helicópteros y a pie de línea con una cámara de rayos infrarrojos permiten controlar el funcionamiento del cableado y detectar si hay puntos con riesgo de sobrecalentamiento.
- También se usan drones para verificar la anchura de los corredores y senderos de seguridad que se encuentran debajo y a los lados de la línea y que actúan como cortafuegos.