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Nuestro cuerpo consume diariamente entre el 60 y el 70% de la energía, entre 1.200 y 1.400 kilocalorías, en tareas espontáneas o vitales como respirar, el bombeo sanguíneo, dormir, pensar y alimentarnos.
El resto, entre el 30% y 40% se distribuye en el resto de las tareas, un margen que se puede incrementar si en nuestra rutina introducimos o incrementamos estas tareas, pero también la forma de hacerlas frente.
Así, por ejemplo, aumentar la actividad física de forma continuada, con su consiguiente consumo de energía, tiene efectos beneficiosos en nuestra salud aumentando el consumo de energía, e incluso según sea tu puesto de trabajo, si estás de pie o sentado tendrás importantes diferencias.
Pero nunca debemos olvidarnos de que existe un balance energético, entre lo que consumimos y lo que gastamos, que hay que cuidar. Nuestra energía es limitada e igual que distribuimos a actividades beneficiosas podemos hacer lo mismo y disminuirla en otras que no lo son tanto para salvaguardar este equilibrio. Pero para ello es importante conocer cómo se distribuye la energía que gastas en tu vida cotidiana y cómo usarla de la forma más beneficiosa.
“Nunca debemos olvidarnos de que existe un balance energético”
El sedentarismo es uno de los grandes enemigos de la salud, que afecta a todos, pero que especialmente lo hace a aquellos que por su trabajo están mucho tiempo en su asiento sin apenas moverse. Y es que, la diferencia en consumo es enorme. Estar sentado en reposo supone un gasto de aproximadamente 1 Kcal por kilogramo de peso a la hora, mientras que estar de pie es el doble, 2Kcal/Kg hora. Así una persona de 75 kilogramos de peso gastará 75 Kcal a la hora sentado y 150 si está de pie ese tiempo. Todo ello hace importante que en la medida de lo posible estés de pie, o al menos lo hagas cada determinado tiempo.
Aunque este consumo sentado varía, si realizas otras tareas hasta las más sencillas aumenta, de forma importante. Solo por hablar mientras estás sentado el consumo sube un 50% hasta 1,5 Kcal/Kg hora.
Una de las tareas que más se repiten los días laborables es ir al trabajo y la forma de hacerlo tiene un consumo energético muy diferente. En transporte público el consumo es el equivalente a estar sentado o de pie que hemos visto antes, con la ventaja de que combinas parte del trayecto a pie. Pero si vas en coche y eres quien conduce el consumo sube un 140% a si estás sentado hasta consumir 2,4 Kcal/Kg hora.
Esto no es comparable a si vas andando, aunque en este caso dependerá del ritmo y del desnivel de la superficie por la que andes. Así caminar despacio en plano supone un gasto de 3 KCal/Kg hora, a ritmo normal se eleva a unas 3,5 KCal/Kg hora y hacerlo rápido se eleva a 4 KCal/Kg hora. Pero como hemos dicho también influye, para lo bueno y para lo malo, el desnivel. En rampas de un 5% el consumo se dispara entre un 20% a un 40% dependiendo de si el ritmo es lento o más rápido.
Si vives en una ciudad con bicicletas eléctricas, puedes quemar calorías al mismo tiempo que haces un favor al medioambiente.
¿Coges el ascensor en tu trabajo o en casa? Si lo haces estarías ahorrando mucha energía o dejando un consumo que puede ser muy beneficioso para ponerte en forma. Así, subir una escalera supone gastar 6 KCal/Kg hora, un consumo muy importante.
Pero, al contrario de lo que muchas personas piensan, bajar escaleras también supone un gasto energético importante, en concreto 3 Kcal/Kg hora, el equivalente en andar en llano a un ritmo moderado.
No solo es ejercicio el deporte, las tareas de la casa suponen un consumo energético importante. Hacer la cama, por ejemplo, es un gasto de 3 Kcal/Kg hora. Pero hay tareas más intensivas, por ejemplo, barrer o fregar supone un gasto de unos 3,6 Kcal/Kg hora l y pasar la aspiradora 4 Kcal/Kg hora, lo mismo que si realizas una caminata a un ritmo elevado, un consumo que los nuevos aspiradores automáticos van a eliminar.
Pero no pienses que solo es moverse lo que consume energía, discutir consume energía. Si ya hemos mencionado que hablar, aunque estés sentado supone 1,5 KCal/Kg hora, si lo haces de forma alterada el consumo se puede disparar hasta los 2,5 Kcal/Kg hora.
¿Cómo es posible? La respuesta está en que elevamos nuestro ritmo cardiaco. Cuando discutes, el cerebro envía una señal a las glándulas suprarrenales para que liberen adrenalina. Esta a su vez aumenta la cantidad de azúcar en sangre y el resultado es un ritmo cardíaco acelerado que aumenta el gasto de energía, pero también con efectos tan negativos como elevar la tensión arterial.
Un consumo más sano de energía es el que se produce cuando haces ejercicio. Lo positivo es que con cualquier ejercicio podemos conseguir este mayor consumo y con ello un gasto calórico y otros efectos positivos. Debes elegir el deporte que más te conviene según tu estado físico.
“El consumo más sano de energía es el que se produce al hacer ejercicio.”
El más sencillo de todos es andar rápido o correr. Ya hemos señalado que correr rápido supone un gasto de 4 KCal/Kg hora, pero si corres lo elevas un 50% hasta las 6 KCal/Kg hora y 8KCal/Kg hora si lo haces a un ritmo elevado, de más de 8 kilómetros/hora de velocidad. Esto supone que una persona de 75 kg que corra una hora a ritmo normal consumirá 450 KCal.
Nadar consume menos, 7KCal en estilo libre, pero sube hasta las 10 KCal/kg hora en el caso del waterpolo, uno de los deportes más completos y las 11 en el caso de natación de competición. Montar en bicicleta consume 6,5 KCal/Kg hora, jugar al tenis 7, practicar esquí 8 e incluso una práctica deportiva que parece poco relevante como jugar al golf, 4,75.
En definitiva, en nuestro día a día, en actividades cotidianas, como otras extraordinarias, consumimos mucha energía, pequeños cambios, incluso en la forma de hacer frente a los retos diarios determinarán nuestro consumo de energía.