
Verlo siempre en Español
Quería comenzar este mi primer post en el blog de Endesa con una amplia y clara mirada hacia el Futuro. Pues el Futuro es, no podría ser de otra forma -además de otros aspectos-, Economía Circular (EC).
Intentaré lanzar unas preguntas para responder a este porqué.
Un concepto que aunque para mí sea reciente, luego descubrí que tiene arraigo temporal e historia. Desde la década de los pasados años 70, varios autores comenzaron a desarrollar el concepto, creando varias escuelas de pensamiento.
Reconozco que, en la primera aproximación, me deslumbró, a pesar de las dificultades inherentes para conciliar la multiplicidad de “partes interesadas”.
Según la fundación Ellen MacArthur (creada en 2010 para desarrollar la transición hacia la EC), por definición, “la economía circular es reparadora y regenerativa, y pretende conseguir que los productos, componentes y recursos en general mantengan su utilidad y valor en todo momento”. A priori este vídeo ilustra cómo podemos repensar y rediseñar nuestro futuro, con la Economía Circular.
Porque cada ciudadano europeo consume de media 14 toneladas de materia prima y genera 4,5 toneladas de residuos por año, siendo la mitad de ellos depositados en vertederos. No hablamos solo de reciclar. Hablamos de cambiar el ciclo de vida de los productos, y de algo mucho más ambicioso, reinventar el diseño, los sistemas productivos y el consumo, maximizando la reutilización.
Se trata de promover el consumo de recursos de forma responsable e inteligente, gestionar los residuos a través de la prevención en la fuente, reutilizando y reciclando. Tanto a nivel regional, local e internacional somos ya conscientes de la prevención en la fuente, la gestión sostenible de los residuos, contribuyendo para el cierre del ciclo de las materias primas. Es preciso la interconexión de los sistemas y en especial repensar el sistema: logrando una distribución más equitativa de los recursos (cada vez más limitados).
Este video ilustra los beneficios de la EC y cómo Europa está movilizándose en torno a la EC. En particular veremos el ejemplo de Ámsterdam para acabar con el desperdicio y cumplir con las metas exigentes de reciclaje en 2020 (alcanzando el 65% de los residuos). Demostrando así que lo que creemos ser basura puede transformarse en materia prima para otras personas.
El reciente paquete europeo aprobado por la Comisión Europea el 2 de diciembre de 2015 para la EC es un buen punto de partida. Este conjunto exigente de medidas de la Comisión Europea, sustituyen a las publicadas en diciembre de 2012. La Economía Circular está claramente en la agenda de la Europa 2020 y enfocada en 2030.
Ahora, tenemos desafíos que implican dificultades inherentes al cumplimiento de nuevos objetivos, marcados por la Comisión Europea (en especial por las inversiones realizadas por las empresas previamente a este nuevo paquete europeo, y por las futuras inversiones que serán necesarias acometer).
Según la Comisión Europea, “la evitación de residuos, el diseño ecológico, la reutilización y medidas similares podrían aportar a las empresas de la UE un ahorro neto de 600.000 millones de euros, o el 8 % del volumen de negocios anual, reduciendo al mismo tiempo las emisiones anuales totales de gases de efecto invernadero en un 2-4 %“.
Dando además un ejemplo: “En los sectores de la reutilización, la ‘refabricación’ y la reparación, por ejemplo, el coste de “remanufacturar” los teléfonos móviles podría reducirse a la mitad si fueran más fáciles de desmontar. Si se recogiera el 95 % de los teléfonos móviles, podrían obtenerse ahorros en los costes del material de fabricación superiores a los mil millones de euros”.
No hay pues dudas: la economía circular está en la agenda de la Estrategia Europa 2020.
El actual modelo de Economía Lineal es un modelo económico donde los recursos son extraídos, transformados en productos, usados y finalmente depositados como residuos.
Somos conscientes (todos en mayor o menor medida) de la urgencia, o mejor diría radical evolución a este modelo económico. Sabemos de los límites del planeta. Así, pues: ¿qué nos demanda la economía circular? No es solo reciclar, sino además reducir, reutilizar y reciclar. Las famosas 3R.
Estamos ante un nuevo paradigma que incluye todo el ciclo de vida e implica nuevos modelos de negocio que permitan menos utilización de materiales y mayor oferta de servicios. Esto es opuesto al ciclo tradicional de Economía Lineal (ya sabemos: extraer, producir, consumir, eliminar).
Por eso ahora hablamos de un cambio radical no solo en el diseño y producción, sino también y especialmente en nuestros modelos y hábitos de consumo.
Importante añadir que este nuevo modelo EC potencia los “ciclos económicos cortos”. Porque favorece la deslocalización de la economía hacia un nivel más local o regional, así como la creación de empleo también localmente. El ciclo económico corto lógicamente implicará menos emisiones de CO2, asociadas al transporte. Se trata de un desafío alineado plenamente con el desarrollo sostenible: sabemos que debemos conciliar la calidad de vida con los límites del planeta.
Volviendo a la regulación europea, no olvidemos las implicaciones a nivel país que tiene el paquete de la Comisión Europea, aprobado en diciembre de 2015. Porque la nueva agenda marcada por la Unión Europea para la Economía Circular influenciará el desarrollo de las políticas de los gobiernos.
Este paquete y su plan de acción sustituyen al anterior aprobado por la la CE en diciembre de 2012. Hablamos de implicaciones en las inversiones territoriales ya realizadas. Algunas incógnitas: ¿cómo va a afectar a las empresas y a sus inversiones? Además, cada país de la UE deberá revisar su plan estratégico para gestionar los residuos urbanos, y definir nuevas estrategias para alcanzar los objetivos europeos. Muchas y profundas repercusiones por país y mucho trabajo para definir y articular con Bruselas.
Un aspecto clave es cómo nosotros, ciudadanos, cambiaremos los hábitos de consumo. La concienciación ciudadana es clave: innovar, construir nuevos modelos versus los modelos existentes.
Es decir, todo, de forma transversal, hay que repensarlo, pues sin estos aspectos no estaremos logrando la descarbonización de la economía. La hoja de ruta para la EC implica a todos los agentes, incluyendo los ciudadanos.
Temas novedosos como eco-diseño, durabilidad, reparabilidad, obsolescencia programada (reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar su consumo), reutilización, vertido reciclado… forman parte de la Comunicación emitida por la Comisión Europea.
Para finalizar, son muchos, necesarios y disruptores los temas que tendremos que abordar, pero creo que hay que ponerse manos a la obra (todos: gobiernos, autoridades locales y regionales, empresas públicas y privadas, universidades, centros de investigación, la sociedad civil…) para poder cumplir las metas. Los objetivos ya sabemos, son y serán muy exigentes.
Hablamos de Futuro, hablamos de Sostenibilidad…