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¿Cuáles son los elementos necesarios para construir Smart Cities? ¿Qué factores son los más relevantes a la hora de considerar a una ciudad inteligente? Hay varios, pero sin duda, uno de los más importantes es la construcción de edificios acordes a ese movimiento smart que busca hacer de nuestras urbes unos lugares óptimos para vivir, donde se aproveche al máximo el uso del espacio, que sean ergonómicos y que produzcan un impacto mínimo en el medioambiente. De ahí que cada vez se hable más de los denominados Smart Buildings (edificios inteligentes) y, por ende, de las Smart Homes (hogares inteligentes).
De acuerdo a la definición de IBM, los Smart Buildings son
"Edificios inteligentes bien administrados, con infraestructuras físicas y digitales integradas que proporcionan servicios óptimos de ocupación de una manera fiable rentable y sostenible."
Es decir, construcciones capaces de ayudar a quienes las habitan -o trabajan en su interior- a mejorar su propio rendimiento y, sobre todo, a conseguir aumentar lo más posible su eficiencia energética. Los avances en este campo son cada vez más interesantes, e incluso han surgido ya conceptos, como el de “inmótica”, que define la automatización completa de un inmueble mediante procedimientos informáticos. Todo monitorizado y controlado de manera centralizada (así funciona ya, al 100%, The Edge, un complejo de oficinas de Ámsterdam que está considerado el edificio más inteligente del mundo).
Sin duda, uno de los factores que más nos afectarán durante esta transición al mundo smart será el uso de la energía. Un edificio inteligente necesitará contar con un consumo adecuado de esta, un sistema de control que permita registrar y analizar todos los datos generados sobre aquel y un alto grado de eficiencia energética. Veamos pues cuáles serán los actores principales con los que podremos contar para ello.
Algunos de los protagonistas de este nuevo paradigma de gestión inteligente de energía, que podremos encontrar en los Smart Buildings, serán:
Figuras de la innovación como Elon Musk han comprendido el potencial de la energía solar y están trabajando arduamente para extender su uso por todo el mundo (en su caso, gracias a la megafábrica de paneles fotovoltaicos SolarCity).
Hay dos tipos de energía solar, la termosolar y la fotovoltaica. Hasta ahora, la primera era la más utilizada para el abastecimiento energético de edificios, sin embargo, es la segunda la que está comenzando a vivir un auge muy destacable.
Instaladas en los tejados de los propios inmuebles para absorber la máxima cantidad de energía solar posible, actualmente ya se pueden encontrar bastantes opciones para nuestros hogares en el mercado, a precios asequibles.
Las llamadas Smart Grids, redes de distribución eléctrica inteligentes, y los Smart Meters, telecontadores inteligentes, son también dos pilares en el desarrollo de Smart Buildings. Este tipo de gestión de la electricidad, que funciona gracias a tecnologías digitales de comunicación, integra todos los componentes del proceso (incluido el consumidor) de forma que la energía se distribuya de manera eficiente. No solo ayudan a que la calidad y la seguridad del suministro sean mejores, sino que permitirán adaptar nuestras tarifas a nuestros hábitos cotidianos de consumo.
Eso se traduce en que podemos ajustar con mucha precisión la cantidad de energía que necesitamos gastar, por lo que el ahorro, tanto económico como energético, es mayor.
Los sistemas de climatización y calefacción están tendiendo a ser más eficientes año tras año. Algo lógico si tenemos en cuenta que su consumo mensual en cualquier hogar es prácticamente el mismo que el del resto de electrodomésticos juntos.
Actualmente las nuevas tecnologías están dando buenos frutos en este campo, y ya empiezan a conocerse los beneficios que supone utilizar suelos radiantes o bombas de calor en lugar de otros sistemas tradicionales, más conocidos pero mucho menos eficaces. De todos ellos hablamos en el blog.
Otro de los pilares que sostendrán las futuras Smart Cities serán los vehículos eléctricos. Y no sólo en cuanto a la propia movilidad en la ciudad, sino también en la propia generación distribuida. Por ejemplo, la tecnología del V2G, o vehicle to grid (del vehículo a la red) nos ayuda tanto a suministrar energía a nuestro coche como a nuestra casa.
Este innovador sistema de carga de vehículos eléctricos, tanto para puros como híbridos, tiene una ventaja muy smart: la energía almacenada en el vehículo puede devolverse a la red doméstica para su uso en el hogar. Esto podría aportar unos cuantos beneficios a las ciudades y a los ciudadanos del futuro, como por ejemplo que la energía almacenada en los vehículos podría utilizarse para que los consumidores ahorren en sus facturas cargando las baterías en las horas más baratas del día y devolviendo la energía sobrante a la red en las más caras.
Las Smart Homes son un reflejo de lo que ocurre en el exterior de los Smart Buildings, pero dentro de nuestros hogares. Gracias a las nuevas tecnologías podremos contar pronto con dispositivos que nos ayudaran a gestionar de manera inteligente todo lo que ocurra en nuestra casa. La que más peso está alcanzando en la actualidad es el Internet de las cosas, que nos permitirá interconectar prácticamente todos los elementos de nuestro hogar -que funcionen con electricidad- a través de la Red, convirtiendo así nuestra casa en una especie de ecosistema digital, inteligente y autogestionado, y, sobre todo, eficiente.
Cada vez más empresas invierten en este tipo de dispositivos con el objetivo de facilitarnos la vida, y de paso, para convertirnos en ahorradores energéticos. Imaginemos controlar desde una tableta o un teléfono móvil nuestros electrodomésticos, comprobar si nos hemos dejado una luz encendida después de haber salido de casa o activar a distancia nuestros aparatos de climatización. Pronto será posible: el mercado ya ha empezado a recibir tímidamente productos de este tipo, como el frigorífico Family Hub de Samsung o nuestro Nexo.
En todo este proceso de cambio no hay que olvidar la importancia de uno de los pilares necesarios para alcanzar la transformación deseada: el Smart Citizen, es decir, el ciudadano inteligente. Un ciudadano que está realmente concienciado con la sostenibilidad de su ciudad y que es responsable en el uso de la energía y los servicios de la misma.
Un Smart Citizen nunca descuidará los siguientes puntos:
Solo gracias a ellos –es decir, a nosotros; a todos- podremos construir las Smart Cities del futuro.