
COP 28. El principio del fin de los combustibles fósiles
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP28) ha concluido este año con un acuerdo importante que señala el principio del fin de la era de los combustibles fósiles. ¿Cómo? Con una transición rápida, justa y equitativa, respaldada por fuertes recortes de las emisiones y un aumento de la financiación.
Por Jorge Piña
Entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre, se ha celebrado en Dubai, Emiratos Árabes, la COP28 que corresponde a la 28 reunión anual de los 195 países de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático para debatir formas de evitar el cambio climático y adaptarse a sus efectos.
En un año en el que se han superado todos los récords de temperatura, se ha alcanzado un mínimo histórico en la extensión de hielo de la Antártida y se ha producido un incremento generalizado de la frecuencia e intensidad de los eventos climáticos extremos, la COP 28 se presentaba como una de las últimas oportunidades para evitar un incremento de temperatura de 1,5 °C.
Poner fin a los combustibles fósiles, que son la causa de la crisis climática, ha sido el principal debate de las negociaciones de Dubái. Y no sido un debate fácil. Mientras la gran mayoría de los países se posicionaban a favor de que el acuerdo final incluyera una referencia a la necesidad de abandonar los combustibles fósiles, los países del petróleo solo estaban dispuestos a un ambiguo compromiso de reducción.
Ya en tiempo de descuento, se ha logrado un acuerdo que recoge la necesidad de una transición hacia el abandono de los combustibles fósiles, acelerando la acción en esta década.
Es el principio del fin. Un compromiso que podemos calificar de histórico, porque, aunque no hemos pasado página aún a la era de los combustibles fósiles, sí podemos decir que se ha marcado un punto de inflexión.
El acuerdo alcanzado marca además una serie de medidas necesarias para conseguir la reducción rápida y sostenida de las emisiones requeridas para limitar el incremento de la temperatura a 1,5 °C: hay que lograr triplicar la capacidad de las energías renovables y duplicar las mejoras de la eficiencia energética para 2030; se deben acelerar los esfuerzos hacia la eliminación progresiva del carbón; lograr un transporte por carretera libre de emisiones; y eliminar los subsidios a los combustibles fósiles. Mención especial merece el tratamiento de la energía nuclear que, por primera vez, ha sido mencionada junto con las renovables como una tecnología que se debe fomentar para tener éxito en la lucha contra el cambio climático.
En materia de adaptación a los efectos del cambio climático, los países han acordado una serie de metas que identifican el camino a seguir para lograr ser resiliente a los impactos de un clima cambiante. Entre estas metas, destacan la necesidad de las referencias a la seguridad alimentaria, la escasez de recursos hídricos y el impacto sobre la salud, metas que evidencian la realidad del riesgo que el cambio climático supone para nuestro bienestar.
Un punto siempre crítico para el equilibrio de la negociación internacional ha sido y es la financiación, en relación al compromiso de los recursos que los países desarrollados deben poner a disposición de los países en vías de desarrollo, que no han contribuido al problema pero que, sin embargo, sufren sus consecuencias. En la COP28 se ha vuelto a poner de manifiesto el incumplimiento del objetivo de financiación climática, establecido en 100.000 millones de dólares por año a partir de 2020, y han continuado los debates sobre el establecimiento de un "nuevo objetivo colectivo cuantificado sobre financiación climática" que deberá aprobarse en 2024.
En este sentido, uno de los éxitos de la cumbre ha sido lograr la puesta en marcha del denominado Fondo de Pérdidas y Daños, que servirá para compensar a los países más vulnerables que, sin ser los responsables de la crisis climática, son los mayores afectados ante los desastres causados por el calentamiento global, como sequías, inundaciones o incendios.
Para nosotros, en Endesa, ha sido igualmente una cumbre con un gran significado. El proyecto Nudo de Transición Justa de Andorra ha sido el único proyecto español premiado en los Energy Transition Changemakers, en la categoría “Energías renovables, integración y energía limpia”. Estos premios buscan reconocer aquellos proyectos del sector privado que supongan un cambio en las reglas del juego hacia la transición energética. Así, se ha visto reconocido que para nosotros “no dejar a nadie atrás” es mucho más que una frase hecha que se incluye en cualquier documento sobre transición energética.
En definitiva, aunque habrá que aterrizar e implementar todo lo acordado, la COP 28 ha supuesto un avance muy relevante en el camino para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, un camino que en Endesa llevamos años recorriendo.
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