
Las empresas energéticas y la biodiversidad
Miguel Ferrer, profesor de investigación del CSIC en la Estación Biológica de Doñana y presidente de la Fundación Migres, analiza cómo han cambiado las relaciones entre producción de energía y medioambiente, desde ser percibidas fundamentalmente como fuente de problemas a representar una oportunidad de mejora para la biodiversidad.
Por Miguel Ferrer
La producción de energía ha sido señalada, desde el pasado siglo, como responsable de algo más del 80% de las emisiones de gases efecto invernadero. Desde entonces, hemos vivido una increíble transformación y búsqueda de nuevas fuentes de energía alternativas que, aunque quede muchísimo por hacer, nos señala con claridad el camino que seguiremos durante las próximas decenas de años: conseguir que toda o casi toda la energía que nuestras sociedades demandan sean satisfechas con energías limpias.
Las relaciones entre producción de energía y medio ambiente han seguido también un sendero de cambio en este periodo. De ser percibidas fundamentalmente como fuente de problemas han pasado a representar en el futuro cercano una oportunidad de mejorar la biodiversidad.
En los años 80 comenzó la lucha por resolver el serio problema que suponía la electrocución de aves en tendidos eléctricos de distribución. El día 19 de junio de 1990, se aprobó en junta de gobierno de Andalucía el que resultó ser el primer decreto en Europa que regulaba la construcción de líneas eléctricas para la seguridad de las aves (Decreto 194/1990). Este decreto fue posible gracias a la decisión de la administración ambiental andaluza y a la estrecha colaboración de Endesa (Sevillana de Electricidad por entonces). Fue Endesa quien financió los estudios previos necesarios para entender cómo y porqué se producían los accidentes.
Pero no sólo nos permitió entender mejor el problema y su efecto en las poblaciones de aves, sino que además financió gran parte de los arreglos que los años posteriores se acometerían para reducir de forma brutal la incidencia de la electrocución.
Así se demostró en Andalucía, donde tras el desarrollo de modelos predictivos, con la corrección del 13% de los apoyos, las electrocuciones de águilas imperiales se redujeron un 82% (López-López et al. 2011). Como resultado hemos pasado de una población de 21 parejas a más de 170 en 25 años, el mayor crecimiento histórico registrado en esta especie. Gracias a esta actuación, el águila imperial ibérica salió del peligro crítico de extinción.
El accidente cero no va a existir, sin embargo, a través de la correcta adaptación de postes de alto riesgo en partes específicas de la red de distribución, puede reducirse la cantidad de aves electrocutadas de forma tan significativa que deje de constituir un problema para la viabilidad y supervivencia de las poblaciones de aves afectadas. Y gracias a la investigación financiada por Endesa, eso es lo que estamos consiguiendo a escala española.
Una historia similar ha ocurrido con los parques eólicos. En los primeros años de este siglo, la energía eólica terrestre se empezó a desarrollar con fuerza en nuestro país. De nuevo, tras años de investigación, vamos descubriendo como compatibilizar la producción de energía limpia y la conservación de la biodiversidad. En efecto, ahora sabemos mucho mas de cómo seleccionar ubicaciones correctas para los aerogeneradores antes de su construcción y cómo disminuir los accidentes, caso de que ocurran, de forma eficiente.
Las instalaciones solares son clave para mantener el actual proceso de transición de la economía basada en el carbono hacia un modelo basado en energías renovables. En los últimos años ha habido en nuestro país un incremento notable de los proyectos de instalación de nuevas plantas solares, y se prevé que esta tendencia siga en los próximos años.
Conforme aumenta el número de instalaciones solares fotovoltaicas, también aumenta el interés sobre cuáles pueden ser los efectos de dichas instalaciones sobre la biodiversidad y la vida silvestre. Algunos autores han sugerido que, con el manejo adecuado y en la localización correcta, las plantas solares fotovoltaicas pueden ser diseñada de manera que contribuyan al aumento local de la biodiversidad o que, incluso, sean relevantes en los planes de conservación de algunas especies amenazadas en concreto.
El diseño de los bordes de la planta de manera que ofrezcan refugio a determinadas especies, las distancias entre calles que permita el acceso de predadores aéreos, el control mediante pastoreo durante ciertas épocas del año, la elección de las plantas que se instalaran bajo las placas solares o proveer de lugares adecuados para la cría para determinadas especies de aves, pequeños mamíferos e invertebrados, podrían conseguir un significativo aumento de la biodiversidad tras la instalación de la planta solar.
La disminución de la irradiación en el suelo, con sus efectos sobre temperatura y humedad relativa, el control de acceso a la zona y la ausencia de otros usos humanos podrían ser los factores implicados en una mejora de la biodiversidad en las plantas solares.
En la actualidad, de nuevo Endesa está financiando el primer estudio del mundo con diseño BACI (de sus siglas en ingles “before” “after” “control” “impact”). Los resultados nos permitirán tener una sólida idea de los efectos reales y en su caso como corregirlos, así como mejorar en nuestros criterios de selección de ubicaciones correctas. Se trata pues de evitar los efectos negativos que pudieran existir y, sobre todo, potenciar los efectos positivos para convertir las plantas solares en refugios de biodiversidad.
Las empresas energéticas no sólo están corrigiendo de forma eficiente los problemas que su actividad pudiera causar sino que también hacen aportaciones netas a la biodiversidad, colaborando en numerosos proyectos de recuperación de la biodiversidad perdida por otras causas, como con el águila pescadora, la imperial o el quebrantahuesos. La enorme inversión en ámbitos rurales que suponen las renovables es una oportunidad de recuperación de biodiversidad sin precedentes. Necesitamos criterios claros basados en conocimiento científico, voluntad de coordinación y decisión política. Estamos ante una oportunidad que no podemos perder.
Contenido relacionado


Agrivoltaica, sumar energía solar y agricultura

La conservación del milano real de escala local a global: el proyecto LIFE Eurokite

Biodiversidad urbana: la naturaleza cerca de tu casa

Las plantas solares ¿son una amenaza para la biodiversidad?
