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Uno de las preocupaciones más habituales de los emprendedores o trabajadores que disfrutan su jornada laboral desde su hogar, es cómo hacer buen uso de la electricidad y gestionar bien la temperatura ¿Trabajas en casa? Esto te interesa.
En España hay más de 3,2 millones de autónomos afiliados a la Seguridad Social y cada vez más trabajadores por cuenta ajena también disfrutan del teletrabajo. Las nuevas tecnologías han sido las propulsoras del gran aumento de trabajos que ahora pueden realizarse desde cualquier parte, si tienes un ordenador y acceso a internet.
Por ello, la creación de un espacio productivo en nuestras casas ha sido uno de los grandes retos a los que hemos dado solución, pero… ¿qué hay de otros factores como la energía que consumimos o la temperatura a la que trabajamos?
Las ventajas de trabajar en el hogar son muchas, no hay duda. La más clara es el ahorro económico con respecto a tener que pagar el alquiler de un local u oficina, o en caso de un trabajador por cuenta ajena, el tiempo de viaje y evitar el coste del transporte.
Además, si eres autónomo, la normativa fiscal permite tributar en estimación directa y deja que puedas deducirte los consumos que realices en el hogar de servicios como electricidad siempre teniendo en cuenta la parte de la vivienda que utilice para realizar su actividad laboral.
Sin embargo, también tenemos que preocuparnos de algunos factores que de otra forma lo haría nuestra empresa o que tendríamos muy controlados en una oficina.
La climatización y el gasto energético son dos de esos factores, y afectan directamente a nuestro bolsillo.
Y es que, aunque tenga la libertad de trabajar en cualquier lugar de su casa, cada detalle cuenta y a continuación vamos a ver cuáles son los principales puntos que hay que tener en cuenta para tener todo bajo control.
La elección de la zona específica de trabajo tiene una enorme importancia, especialmente en gastos como la climatización y el consumo eléctrico.
Trabajar en casa supone un cambio de hábitos, pero también un cambio en la estructura de consumo eléctrico de tu hogar.
Si bien no se hace un consumo activo de electricidad cuando se trabaja fuera, es decir, desde que se sale de casa al trabajo hasta que se regresa, sí que ocurre esto cuando se trabaja desde casa.
Es decir, en las viviendas en las que exista alguien trabajando, también es lógico que exista un consumo continuo en días laborables, con lo que se encarece el importe a pagar en la factura de la luz y gas. Por todo ello, es importante realizar un consumo eficiente y para conseguirlo es fundamental la correcta elección del área de trabajo.
Muchas veces se escoge áreas atípicas o secundarias de la vivienda con respecto a la que se habita, más pequeñas y en ocasiones con menos luz natural (una esquina en una habitación, una zona que no se utiliza, incluso a veces trasteros o habitaciones que se utilizan como almacén). Este es un error importante que puede costar muy caro.
No podemos olvidar que en la zona de trabajo se pasará muchas horas, por lo que es importante que se invierta tanto en comodidad como en eficiencia y en ambos aspectos entra en juego la climatización y la iluminación.
La climatización es clave. En cuanto se disparan las horas en las que la estancia en la que se trabaja debe estar en temperatura confort, el consumo puede aumentar enormemente. Para no multiplicar el gasto durante todas las horas en las que el trabajador sea el único habitante de la casa es importante en primer lugar elegir esa ubicación adecuada que hemos mencionado anteriormente.
Así, si el clima preponderante de la zona de residencia es cálido, hay que buscar orientaciones más frescas y que la estancia permita una buena ventilación natural. Por el contrario, si el gasto energético en climatización preponderante es de calefacción se debe optar por estancias soleadas.
Estos consejos ayudarán a ahorrar, pero lo que es especialmente importante es poder individualizar la climatización de la estancia con el uso de un termostato que permita lograr esa temperatura confort, tan importante para trabajar, haciéndo posible no malgastar energía en el resto de la casa que normalmente estará vacía durante buena parte de la jornada de trabajo.
Dentro de la zona de trabajo también es importante que se mantengan las puertas al exterior y ventanas cerradas cuando están en funcionamiento los sistemas de climatización. También, si se utilizan radiadores como elemento de calefacción que no se cubran ni oculte con objetos que dificulten una buena difusión del aire caliente.
Por último, tener bien aislada la zona de trabajo, especialmente las ventanas, permitirán que no se pierda tan fácilmente temperatura, ya sea calor en invierno o fresco en verano, con el consiguiente ahorro energético.
Otro de los puntos clave es la iluminación. Aunque estamos acostumbrados a leer grandes historias sobre grandes negocios se han gestado en un garaje, este tipo de estancias cerradas no son las más adecuadas para la salud. Además, supondrán un desembolso importante porque suelen ser estancias no preparadas, en las que hay que adaptar mucho más las condiciones (de iluminación, temperatura, etc.) y con ello, hacer frente a nuevos gastos.
Por tanto, tener una buena iluminación es vital para prevenir daños en la vista, para trabajar en un buen ambiente y, sobre todo, para no tener que encender luces innecesarias.
De nuevo, trabajar en un área con buena iluminación natural es importante. En este caso no solo debe tener en cuenta la luz que entre en la estancia, sino también orientar de forma adecuada el escritorio o zona de trabajo para poder conseguir esta mejor iluminación solar. Es recomendable que la luz entre por un costado, que no tenga ningún obstáculo que impida que llegue correctamente y orientar pantallas y teclados correctamente para evitar los molestos reflejos.
Pero no siempre va a ser posible utilizar iluminación natural, por ello es importante invertir en la mejor iluminación para la zona de trabajo, algo que se puede hacer de forma cada vez más eficiente a través de las luces LED.
El mejor sistema es combinar la iluminación natural o artificial de la estancia y ayudarse de luz focal en el área de trabajo, si fuera necesario. La primera se consigue con una lámpara en el techo que proporciona luz a toda la estancia, o con la propia luz natural, teniendo en cuenta no interrumpirla con el propio cuerpo, es decir, que no nos dé de lleno en la espada y nos haga sombra.
Para trabajos minuciosos, como repasar documentos, o tareas que se realizan de noche, se recomienda disponer de una lámpara de mesa direccional, que centra la luz en la zona más importante y que determina la zona esencial de trabajo. Este tipo de lámparas son de gran utilidad para un uso intensivo durante unas horas, pero hacerlo de forma habitual no es lo más adecuado para la vista.
Por último, no hay que olvidar que muchos de los trabajos desde casa se basan en el uso de aparatos informáticos como routers, impresoras, escáneres, ordenadores, etc. Hacer un uso eficiente es importante, especialmente porque muchas veces dejamos estos aparatos encendidos, en modo de reposo, generando un consumo fantasma que encarece el recibo de la luz.
Es importante ser conscientes de este consumo fantasma cuando vamos a realizar paradas largas en las que no se va a volver a usar el ordenador o la impresora durante un largo tiempo, y apagar el equipo en cuestión.
Pero también es importante que se tomen medidas con las que gestionar mejor el consumo de todos los aparatos electrónicos del área de trabajo. El uso de regletas o los cada vez más frecuentes enchufes que se pueden controlar vía WiFi, son buenas alternativas para activar y desactivar aparatos de forma fácil y sencilla.
De esta manera podemos realizar un apagado y encendido centralizado de todos los aparatos ofimáticos que se necesiten en la jornada laboral.
Delimitar bien la zona de trabajo, gestionar su climatización e iluminación, junto a un uso responsable y centralizado de los aparatos electrónicos que necesite el trabajador en su trabajo, ayudará a disfrutar de su jornada laboral, sin sufrir cuando llega la hora de pagar la factura.
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