La importancia de las redes para acompañar al crecimiento industrial
La electrificación industrial es clave para la competitividad y la descarbonización, pero requiere de redes eléctricas capaces de acompañar este aumento de demanda eléctrica. Invertir en estas infraestructuras y adaptar la capacidad de conexión a las mismas es fundamental para lograr los objetivos de descarbonización e impulsar el crecimiento industrial en la transición energética.
Por Pedro González
Dejamos atrás 2025, un año marcado por el apagón de finales de abril, pero también por numerosos cambios normativos en distintos ámbitos, entre los que destaca todo lo relacionado con las redes eléctricas.
A la modificación normativa de la retribución de las redes, una vez finalizado el periodo regulatorio, se ha unido una intensa actividad relacionada con el acceso y conexión a las redes. Las especificaciones de detalle para determinar la capacidad de acceso o la publicación de los mapas de acceso para la demanda son cambios sustanciales que persiguen agilizar y dar visibilidad a las necesidades de nueva capacidad que requiere la demanda eléctrica. Y esto tiene implicaciones relevantes.
Electrificación: integración de renovables y aumento de la demanda eléctrica
Hasta ahora hemos asistido a una frenética carrera en la que la generación ha crecido de manera sostenida y masiva en los últimos años sin prestar demasiada atención a la demanda. Es decir, hemos destinado una gran cantidad de recursos a conectar nueva capacidad renovable, y quizás hemos descuidado lo que se estaba gestando en el lado de la demanda.
Las diversas crisis que hemos padecido desde 2020 nos hicieron perder el foco de la evolución del sector. Sin embargo, estaba claro que la apuesta por la electrificación en la economía era la base de la hoja de ruta con la descarbonización comprometida en nuestro país y también en la UE. Esto no sólo implica integrar renovables, sino facilitar el aumento del consumo eléctrico en los tres segmentos amplios que componen la demanda: edificios, transporte e industria. Diversos estudios convergen en que la demanda eléctrica debe aumentar su peso en más del doble para poder alcanzar los objetivos de 2050, y partimos de un valor por debajo del 25%. Es decir, hay que preparar el sistema para esta profunda transformación, pero hay que hacerlo asignando las inversiones de la forma más eficiente posible, donde las redes son una parte crucial en este proceso.
Nos encontramos, por tanto, ante el reto de dar respuesta a estas necesidades de la demanda. En este sentido, vemos como la electrificación en edificios o en el transporte tiene unos ritmos de crecimiento que deben aumentar, quizás debido a unas dinámicas estructurales que requieren de mayores plazos. Crecerán, sin duda, en los próximos años. Por el contrario, en la industria esto no sucede y asistimos a un proceso de electrificación en respuesta a los objetivos de descarbonización con numerosas solicitudes de ampliación de capacidad para la industria existente y para nueva industria.
La electrificación de la industria requiere de las redes eléctricas
La industria existente ha sufrido notablemente el impacto del aumento de precios del gas en el mercado eléctrico, provocando un fuerte retroceso en el consumo. Aún se encuentra lejos de los valores del 2019, pero poco a poco se va recuperando. Sin embargo, parte de esta recuperación debe venir impulsada por la electrificación de sus procesos, especialmente los de temperaturas por debajo de 400ºC. Y esto exige mayor capacidad de conexión.
Sin embargo, nos encontramos en un escenario en que la red existente para aumentar dicha capacidad está reservada, pero no conectada. Y esto es un problema para aquellos que quieren crecer ya, lo que es positivo para la recuperación de la industria; para los que se quieren electrificar ya, lo que es bueno para la descarbonización; o para los que quieren entrar ya, algo bueno para el país. Y esto hay que resolverlo.
No todos los proyectos industriales tienen la misma madurez, por lo que se debe avanzar hacia un nuevo marco de asignación de la capacidad que beneficie a los proyectos que van a estar antes frente a los que todavía no están. Países como Reino Unido ya han apostado por este esquema. Esto requiere incentivar a que sean los consumidores los que revelen el grado de madurez de sus proyectos. Para ello, existen fórmulas.
Posteriormente, una vez asignada la capacidad de conexión, pueden hacer falta nuevas actuaciones en las redes para dar entrada a la nueva demanda, lo que va a requerir inversiones suficientes en las redes que deben estar listas para no frenar la entrada de esa nueva demanda.
La demanda industrial está llamada a protagonizar el crecimiento de la demanda eléctrica en los próximos años. No podemos permitirnos obstaculizar este crecimiento y, sin duda alguna, las redes deben actuar como facilitadoras de dicho crecimiento, impulsando la conexión e invirtiendo en la adecuación de la capacidad. De lo contrario, otros países acapararán las inversiones industriales que se proyectan en nuestro país, y esto nos acabará alejando de la senda de crecimiento y descarbonización por la que todos apostamos. Es esencial alinear inversiones en redes y crecimiento en demanda eléctrica. Sin redes adecuadas no habrá demanda, y sin demanda no harán falta renovables. Justo lo que queremos evitar.
Pedro González
Director general de AEGE (Asociación de empresas con gran consumo de energía) www.aege.es
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