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Estas dos palabras se han puesto más de moda que nunca, pero es importante conocer realmente cual es el valor añadido de este vector energético con el objetivo de aplicarlo de la forma más eficiente posible. Javier Maceiras, responsable de Desarrollo de Proyectos de Hidrógeno Verde y Transición de Endesa.
Por Javier Maceiras
A día de hoy, el 98% del hidrógeno que se consume a nivel mundial proviene de fuentes fósiles, por lo que en su proceso productivo emite grandes cantidades de CO2 (entre 10 y 20 toneladas de CO2 por cada tonelada de Hidrógeno); aproximadamente una cantidad equivalente a las emisiones de Reino Unido e Indonesia de forma conjunta. A diferencia de este hidrógeno que proviene de fuentes fósiles y se denomina Hidrógeno Gris, el Hidrógeno Verde es el que se obtiene a partir de la electrólisis del agua empleando energía generada por fuentes renovables. La adopción del Hidrógeno Verde es crucial para conseguir los objetivos de reducción de emisiones en determinados procesos productivos como se describe a continuación.
La descarbonización de la mayoría de los sectores se puede llevar a cabo a través de la electrificación directa, que en general es una manera de descarbonizar más eficiente que el uso del Hidrógeno Verde, ya que la eficiencia de conversión de los electrolizadores comerciales actuales está en el entorno del 60%. Sin embargo, hay sectores donde el camino hacia la electrificación para reducir emisiones no es el más eficiente o, directamente, no es posible; son los llamados “sectores difíciles de abatir”, como el sector del refino de petróleo, la producción de amoníaco, la producción de metanol, la producción del acero o industrias con requerimientos de calor de alta temperatura. Se trata de sectores que necesitan gran cantidad de energía y que pueden descarbonizarse de manera eficiente usando Hidrógeno Verde. Es en esos sectores en donde se deben enfocar los esfuerzos dando al Hidrógeno Verde el lugar que tiene que tener en la transición energética; y siendo conscientes de que esta tecnología todavía no está en su pleno desarrollo, aún no es competitiva y requiere de grandes cantidades de electricidad renovable para su funcionamiento. Por eso se necesita seguir investigando y, mientras se trabaja en esta línea, contar con ayudas que permitan que el desarrollo tecnológico y la mayor implementación (escala) hagan viable la tecnología del Hidrógeno Verde, análogamente a lo que sucedió hace pocos años con la movilidad eléctrica.
Debido a la baja densidad del hidrógeno, la eficiencia y competitividad en la utilización del mismo se reducen significativamente si debe ser almacenado por largos períodos de tiempo o transportado a medias y largas distancias. Por eso es importante que su producción se lleve a cabo cerca de las propias industrias que lo van a consumir, evitando su transporte en la medida de lo posible. En el caso de que haya que transportar energía, diversos estudios muestran que es más eficiente transportar la energía en forma de electricidad, y poner el electrolizador junto al centro de consumo, que transportar hidrógeno. Especialmente en el caso de que la capilaridad de la red eléctrica existente sea mucho mayor que la de la red de gas/hidrógeno como es el caso de España. También se debe tener en cuenta que la fiabilidad de la red eléctrica es muy alta mientras que la de una red de Hidrógeno está por demostrar.
Por otro lado, el impacto ambiental, riesgo para la seguridad de seres vivos y la dificultad de desarrollar el permitting asociados a tuberías de gran tamaño y longitud dedicadas al transporte de Hidrógeno es mucho mayor que el transporte de energía mediante líneas eléctricas existentes. Además, la instalación de tuberías dedicadas al transporte de Hidrógeno representa una alternativa menos flexible que la instalación de líneas eléctricas equivalentes ya que, por un lado, los usos de la electricidad son más amplios que los usos del Hidrógeno, y por otro el flujo de energía en las tuberías es unidireccional mientras que en las líneas eléctricas es bidireccional.
Como conclusión se puede añadir que el Hidrógeno Verde será un elemento clave en la transición energética como complemento a la electrificación en aquellos sectores con emisiones difíciles de abatir (refino de petróleo, amoníaco o industrias que usen calor de alta temperatura, entre otros). Dado el estado actual e incipiente de la tecnología de Hidrógeno Verde y los costes y eficiencias asociados a la misma, la utilización de este recurso debe hacerse únicamente en sectores donde no haya otra alternativa más eficiente de descarbonización, evitando el transporte de Hidrógeno a largas distancias.