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La movilidad eléctrica, las mejoras en las baterías y la energía solar eran las tres grandes temáticas que liderarían 2018 según las predicciones de la consultora Bloomberg New Energy Finance. Así está siendo. Podemos ver cómo la movilidad eléctrica sigue expandiéndose a buen ritmo y la tecnología de las baterías continúa mejorando, pero la energía solar también mantiene las expectativas.
El sector de la energía renovable se antoja ilusionante. Solo en 2017, el mercado solar instaló 98,9 GW, mejorando en un 29,3% las cifras de 2016, que fueron de 76,5 GW. Las predicciones de 2018 superan incluso a la cantidad vista el año pasado, confirmando una tendencia creciente que no hace más que asegurar que la energía solar es una fuerza imparable.
Más de 500 GW instalados en los próximos cinco años
Las estimaciones de GTM Research son claras: en 2018 se instalarán más de 100 GW de energía solar, pero va incluso más allá. De aquí a 2022, esta cifra excederá la centena anualmente hasta superar los 500 GW en los próximos 5 años. Para ponernos en situación, si esta estimación se hace realidad doblaría a los 250 instalados entre 2013 y 2017.
Entre los motivos que están ayudando al crecimiento de este tipo de energía se encuentra el hecho de que un mayor número de países está apostando por ella. Asia, América, Europa y Oceanía: la diversificación de las zonas en las que la energía solar está cogiendo fuerza es global.
Uno de los primeros resultados de este crecimiento es la reducción directa de los porcentajes de mercado de los cuatro países principales en la generación de energía solar, a favor del resto de zonas. De hecho, las estimaciones para este 2018 muestran un ligero descenso en la generación de países como China, Alemania y Japón, mientras que otros como Italia, Brasil y Australia lo incrementarían notablemente.
No es ninguna novedad: la energía solar cuenta con un gran número de ventajas necesarias para nuestro futuro. Una fuente inagotable y limpia, que además es silenciosa y fácil de integrar dentro de las ciudades para fomentar la generación distribuida que las smart cities necesitan. Además, su mantenimiento es simple y no requiere de complejas operaciones al estar formado, en la mayoría de los casos, de una única pieza que suele tener una vida media de unos 25 años.
Un panel solar puede llegar a ser una fuente óptima para conseguir energía en cualquier rincón del mundo. De hecho, existe una estación de investigación cero emisiones en la Antártida que recibe toda la electricidad que necesita a través de la energía solar, con el apoyo de la energía eólica. Si bien el sol únicamente genera energía durante medio año en el continente antártico, ¿cómo puede la estación recibir energía durante todo el año sin emitir gases contaminantes?
El almacenamiento energético, clave para la energía solar
La evolución del almacenamiento energético es la respuesta a la gran desventaja que siempre ha lastrado a este tipo de tecnologías. Si bien hasta ahora había sido un proceso caro y complejo, con el tiempo el almacenamiento de la energía solar se ha convertido en una tarea más sencilla gracias al gran número de estudios que investigan en esta dirección.
En la estación de investigación de la Antártida disponen de una sala de baterías fabricadas mediante las últimas tecnologías para guardar cualquier exceso de energía solar producido mientras el sol está visible. De esta forma, cuando llega el invierno y aparecen los picos de demanda, puede utilizarse esta reserva junto a la energía eólica.
Estas nuevas mecánicas para almacenar la energía abren la puerta al autoconsumo dentro de la casa conectada. Modifican el entorno energético actual y permiten que las ciudades pueden comenzar a integrar sistemas de generación distribuida que reduzcan costes y optimicen el sistema energético.
La energía renovable es ya una realidad que sigue evolucionando para formar una parte importante del proceso de generación, distribución y transporte energético de nuestras ciudades. Su coste es cada vez más reducido y la posibilidad de generar energía dentro y fuera de las ciudades, así como de formar parte de los hogares e incluso de la batería de los móviles, auspicia un entorno más sostenible en el que la energía será limpia, renovable y estará más integrada en el día a día de las personas.