Endesa Music Lover
De Leiva a Doncic pasando por Loquillo: la relación de amor entre el basket y la música
La presencia en Granada durante la Copa ACB del Festival El Jardín de las Delicias que patrocina Endesa pondrá en contacto dos mundos que son naturalmente afines, la música y el baloncesto. Prueba de ello es que el inventor del basket, James Naismith, ya tiene un musical dedicado a su impagable contribución. Sin embargo, no hace falta irse tan lejos.
Artistas actuales de primer nivel como Leiva (cantará en El Jardín el 23 de septiembre en Madrid) o Dani Martín (inolvidable su actuación en El Jardín en 2019) son apasionados basket lover.
Lo de Dani Martín viene de lejos. Así lo explicaba él mismo en sus redes sociales: “La NBA me recuerda a mi adolescencia, cuando compraba la revista Gigantes del Basket y Jordan, Olajuwon, Wilkins, Webb, Magic, Bird, Abdul- Jabbar, Moses Malone me volvían loco…”. Tanta es su pasión que el cantante lució su colección de camisetas de la NBA, modernas y retro, durante su gira Grandes éxitos y pequeños desastres. Dani también fue de los primeros en reaccionar a la retirada de Pau Gasol: “Amigo Pau Gasol, qué decirte… Todo lo que has dado por todos nosotros, has llevado el nombre de nuestra tierra a todos los sitios. Eres un luchador, siempre lo has sido. Te deseo lo mejor, toda la salud del mundo y un beso enorme. Grande”. La relación de Leiva con el baloncesto es igualmente estrecha. Pocos artistas españoles (al margen de Los del Río y su Macarena) pueden presumir de haber sonado por la megafonía en un pabellón de la NBA. Leiva lo consiguió gracias a un admirador muy especial, Luka Doncic. El genio esloveno subió una storie en Instagram en la que aparecía cantando Lady Madrid camino del pabellón de los Mavericks. Horas después, el tema de Leiva se escuchaba en la cancha mientras calentaban los jugadores de Dallas y Phoenix. A eso se le llama hacer patria, aunque sea adoptiva. Pero Leiva no es el único cantante ‘bendecido’ por Doncic. Cuando jugaba en el Real Madrid ya le gustaba compartir canciones.
Un buen día se grabó escuchando La mujer verde, el tema de Mikel Izal, otro artista en el cartel de El Jardín de las Delicias (24 de septiembre). “Fue increíble, le di las gracias y le dije: tú vas a ser MVP de la NBA”. No iba desencaminado el artista vitoriano.
Izal conversó con Amaya Valdemoro sobre su amor por el basket para Movistar. “Yo jugaba al basket. Era algo así como Rudy Fernández salvando todas las distancias. Era un escolta que a veces hacía de base, un culebrilla de esos que se mete entre las defensas y deja una bandejita; un chulo, vamos. Me transformaba en la cancha, pero en la calle no tengo ese punto. Soy del Baskonia de toda la vida, de la época de Ramón Rivas y Pablo Laso. Si pudiera fichar a un jugador para mi equipo elegiría a Llull, porque es mágico. Hace cosas que crees que no son posibles. Le ves divertirse. Yo era lo contrario. Cuando jugaba con la selección de Álava a un nivel más importante, me venía abajo”.
No se puede hablar de la relación de basket y música nacional sin hacer referencia a la banda zaragozana Tachenko. Fundada en 2002, su nombre surgió cuando Andrés Perruca y Sergio Vinadé todavía formaban parte de El niño gusano.
La última canción de su último disco se titulaba “Soy ruso, señor”. De ahí a Tachenko sólo había dar un salto, aunque fuera hacia arriba. “Nos parecía un nombre peculiar y nos evocaba esa imagen gigante y torpona del jugador. Nosotros también pensábamos a lo grande, pero éramos un poco chapuceros todavía. Recuerdo que nos gustó enseguida… El nombre tuvo buena acogida entre el público, aunque hubo confusiones de todo tipo al principio, porque no todo el mundo conocía al jugador… De hecho, yo recuerdo haberlo visto por televisión cuando era muy pequeño, pero no tengo recuerdos muy nítidos…”. Valga una anotación para los más jóvenes: Vladimir Tkachenko, de 2’21, fue un mito del baloncesto de los 80, ya fuera como jugador del CSKA o de la selección soviética (terminó su carrera en el Guadalajara en 1990).
Loquillo (1’95) es otro nombre que sale a colación casi de forma automática cuando se vincula a la música con el baloncesto. El apodo con el que ha triunfado se lo puso una leyenda del baloncesto español, Juan Antonio San Epifanio, Epi. Fue en un campeonato de España juvenil. José María Sanz Beltrán era entonces un chaval que llevaba una cazadora de cuero con un parche de El Pájaro Loco… Así lo recordaba el propio Loquillo en una entrevista en Marca: “Salté para coger un pase de Epi, pero me lanzó la pelota a tal velocidad que acabé empotrado en la valla de protección. Se acercó y me dijo: ‘Ya no eres el pájaro loco, ahora pareces un loquillo’. Y lo que decía Epi iba a misa. Me empezaron a llamar así y lo que parecía casi una humillación se ha convertido en una marca”.
En sentido contrario, no faltan los jugadores que son auténticos music lover. El madridista Sergio Llull es fan de los Sidecars, aunque su lista de preferencias incluye también a Leiva o Love of Lesbian, lo que confirma que además de buena mano tiene buen gusto.
En la NBA no es difícil encontrar a jugadores que hacen sus pinitos en la música, incluso los hay que podrían tener una prometedora carrera, como Victor Oladipo, jugador de los Miami Heat, un buen cantante de R&R. Entre Marvin Bagley (Detroit) y Damian Lillard (Portland) se disputan el título honorífico de mejor rapero de la mejor Liga del mundo.
Lou Williams (Atlanta), Lonzo Ball (Chicago) o Andre Drummond (Brooklyn) también se entregan a la música cuando la temporada les da descanso.
En definitiva, una relación de amor que tendrá en Granada el escenario perfecto para seguir estrechando lazos entre dos comunidades que han nacido para estar juntas: music lover y basket lover.