La música, protagonista de las mejores series

Para comenzar este pequeño repaso vamos a recurrir a una de las series del momento: “The last of us”. Aclamada tanto por la crítica como por la audiencia, consigue llevar a la pequeña pantalla el ambiente agobiante y peligroso que se respira en el mundo al borde de la extinción donde se desarrolla el videojuego del que surge esta historia. Gran parte de esa atmósfera se consigue gracias a la banda sonora compuesta, al igual que en las dos entregas del videojuego, por el compositor argentino Gustavo Santaolalla. Lejos de grandes alardes instrumentales y efectismo innecesario, se centra en una composición minimalista y organica con la que consigue multiplicar tanto el lado emocional de la historia como el más aterrador. Un trabajo espectacular, que se complementa de forma genial con la selección de canciones de otros artistas que también aparecen a lo largo de la trama, entre los que se encuentran Depeche Mode, Pearl Jam, Linda Ronstadt o Hank Williams. Obviando su trabajo junto a Kevin Kiner en “Narcos: México”, e hilando con el estilo de The last of us, destacamos también sus composiciones para la tan inquietante como deliciosa serie de animación ‘The House’.

La música se cuela de forma distinta, pero muy interesante y original, en la serie The Boys: a través de las camisetas de bandas de Howie. Lo que al principio no deja de ser anecdótico para los aficionados a la música (sobre todo al rock), se convierte en un divertido hilo conductor transversal a la historia que genera en el espectador curiosidad por el grupo que aparecerá en su siguiente camiseta. Sin aparecer en la banda sonora, las bandas que aparecen en sus camisetas son una especie de secundario que contribuye a diferenciarlo del resto de personajes, y establecer la personalidad del personaje: un hombre de mediana edad que todavía se siente joven y conectado con la cultura popular. En cuanto a rock, Howie no se deja nada en el tintero, a lo largo de las tres temporadas que se han estrenado hasta el momento le hemos visto con camisetas de  AC/DC, Kiss, Ramones, James Taylor, Billy Joel, Van Halen o Journey, entre otros. La playlist que os dejamos aquí es de alto voltaje. También el cómic en el que está inspirada la serie, que también os recomendamos.

Sin salirnos del ámbito de los grandes éxitos del rock, la serie 1899 también incluye las música de una forma curiosa: cerrando los capítulos con canciones alusivas a la trama. Cada uno de los ocho capítulos termina con un auténtico temazo. El primero, White Rabbit, de Jefferson Airplane, uno de los himnos de la psicodelia de los sesenta. La oscura melodía de la canción comienza a sonar en un momento en el que todo es una incógnita en la historia, generando un momento álgido en el espectador. La canción, inspirada en el extraño mundo de Alicia en el País de las Maravillas, le viene al pelo. Sin entrar en spoilers, (ojo, en cualquier caso) las canciones del final del resto de los capítulos son Child in Time (Black Sabbath), The Killing Moon (Echo and the Bunnymen), Don’t Fear the Reaper (Blue Öyster Cult), The Wizard (Black Sabbath), All Along The Watchtower (Jimi Hendrix), The Wind (Cat Stevens) y Starman (David Bowie). Os dejamos por aquí la playlist oficial con el resto de canciones que suenan durante los capítulos.

Estos son únicamente tres ejemplos relativamente actuales de cómo implementar la música en las series de forma distinta, pero, como dijimos al principio, las bandas sonoras también pueden servir para descubrir nueva música. Esto es lo que ofrece otra de las mejores series de los últimos años: Better Call Saul. Si entras en este enlace, encontrarás una vasta playlist de más de 10 horas llena de sorpresas musicales en la que encontrarás desde la rumba de los Gipsy Kings, hasta el disco funk de Milestones, pasando por el lado más soul de Little Richard.

Para terminar, te dejamos dejamos algunas recomendaciones de series en las que la música es un protagonista más. Nashville, que sigue la vida de varios músicos country que luchan por hacerse un nombre en esta ciudad. Vinyl, en la que un ejecutivo de discos en la Nueva York de los años 70 lucha por mantener su sello discográfico a flote en una industria en constante cambio. Y por último, The Get Down, que narra la historia de un grupo de adolescentes en el Bronx en la década de 1970, mientras se desarrolla el movimiento del Hip-Hop.