
Verlo siempre en Español
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G. Wells y Julio Verne están considerados los padres del género literario de la ciencia ficción. Además de por la calidad de sus relatos, repletos de entretenidas aventuras y de interesantes personajes, ambos escritores son conocidos por su predicción de diversos acontecimientos tecnológicos, que se desarrollarían mucho tiempo después de su muerte, como la invención del helicóptero, el desarrollo de la bomba atómica o los viajes a la Luna.
Con la aparición del cine, varios géneros literarios fueron dando el salto a esa nueva forma de contar historias, y la ciencia ficción fue uno de ellos. Y otra vez, como ya ocurriera en tinta y papel, los nuevos visionarios del séptimo arte nos mostraron imágenes futuristas que acabarían convirtiéndose en realidad. Hoy queremos hablaros de algunas de esas tecnologías, presentes en nuestras sociedades en la actualidad, y que fueron anticipadas en películas futuristas.
Uno de los inventos recientes que en mayor medida se están haciendo hueco en nuestras sociedades son los drones. Estos vehículos aéreos controlados de manera remota, se utilizan cada vez más para realizar todo tipo de tareas. Por ejemplo, el cine se está nutriendo de sus múltiples ventajas, tanto en filmes de grandes presupuestos como low cost. Curiosamente, los primeros drones, que datan de la década de los setenta, fueron diseñados con otros fines menos pacíficos, pues fue en el campo militar en el que más impacto tuvieron estos aparatos hasta el siglo XXI.
Una de las primeras películas que predijeron la habitualidad de esta tecnología en un futuro no muy lejano fue Regreso al futuro II (1989), segunda parte de la excelente y afamada trilogía de ciencia ficción dirigida por Robert Zemeckis, y protagonizada por Michael J. Fox y Christopher Lloyd. En este filme el protagonista, Marty McFly, viaja desde los años ochenta al futuro, en concreto a 2015, donde la sociedad norteamericana ha sufrido grandes cambios. En una de las secuencias, se puede ver como se usa un dron para retransmitir una noticia en vivo.
Por desgracia, hay gadgets imaginados por Zemeckis y Bob Gale (guionista de la película) que aún no hemos alcanzado a desarrollar en 2017, como el famoso patinete volador o las zapatillas que se atan solas. Pero tiempo al tiempo.
Aunque fue el informático Alan Kay quien sentó las bases de este tipo de dispositivos en los años setenta, y Microsoft la primera empresa que comercializó uno de ellos (la Microsoft Tablet PC), las modernas tabletas que usamos actualmente, y de manera tan habitual, se las debemos en gran medida a uno de los genios del siglo XX, Steve Jobs y a su iPad. El uso de esta tecnología está muy extendido por todo el mundo, y para los nativos digitales es una herramienta cotidiana más, como lo son un tenedor o una cuchara.
Pues bien, antes de todos estos acontecimientos, otro visionario, el cineasta Stanley Kubrick nos había mostrado una tecnología prácticamente calcada a la que tenemos en la actualidad, en los fotogramas de una de las obras maestras de la ciencia ficción: 2001: Una odisea del espacio. En el filme, dos astronautas de la NASA embarcados en una importante misión, cuentan con tabletas digitales para realizar diversas tareas y también para disfrutar de momentos de ocio en el interior de su nave espacial.
No es muy osado decir que en el siglo XXI los seres humanos tenemos casi todo el mundo al alcance de nuestros dedos. Gracias a las pantallas táctiles de dispositivos como smartphones o tabletas, podemos realizar diversas acciones en cuestión de segundos: llamar por teléfono a otra persona, comprobar el tiempo en nuestra ciudad, realizar un pago, hacer una foto… Y solo con deslizar un dedo.
Desde que el doctor Samuel C. Hurst inventara la primera interfaz electrónica táctil en 1971, nos hemos acostumbrado cada vez más a esta tecnología hasta haberla convertido en indispensable. Y cada vez se siguen mejorando sus capacidades. Por ejemplo, una empresa israelí ha creado un dispositivo llamado The Bird, basado en la tecnología Blue Tooth, que se coloca en los dedos y permite registrar todo lo que estos hacen en el espacio. Es decir, todo lo que rodea a su usuario se convierte en una pantalla táctil gigante. Estudiantes del MIT también han sacado a la luz algo parecido, llamado T(ether), un sistema de control virtual controlado por un guante.
Precisamente esa última idea surgió gracias a la estupenda película Minority Report (basada en un relato de Philip K. Dick), dirigida por el eximio cineasta Steven Spielberg en 2002, en la que su protagonista, John Anderton, interpretado por Tom Cruise, trabaja en un departamento policial desde el que se pueden prever crímenes antes de que se cometan. En esas instalaciones, Anderton maneja todos los datos de sus casos mediante una pantalla táctil tridimensional, equipado solo con unos guantes especiales.
Cuando el gigante Google anunció hace dos años que uno de sus planes era sacar al mercado un coche autónomo, capaz de circular sin la ayuda de un conductor humano, tuvimos que asumir que la presencia de este tipo de vehículos iba a ser una realidad. Además, Google no es la única empresa que trabaja en esta tecnología. Volvo, Ford, BMW…, muchas compañías de automoción harán muy pronto realidad algo que hace años nos habría parecido ciencia ficción. Y no afectará solo a los vehículos particulares. Sin ir más lejos, Uber ya cuenta con coches autónomos en un par de ciudades de EE. UU., y desde hace menos de un año, opera en Singapur el primer taxi autónomo, diseñado por la empresa nuTonomy.
Este vehículo excepcional, y tremendamente útil para evitar accidentes, ya había sido mostrado en la gran pantalla muchos años antes, en la película Desafío total. Dirigida por el cineasta neerlandés Paul Verhoeven, y protagonizada por estrellas del calibre de Arnold Schwarzenegger o Sharon Stone, este filme, cuyo guión es también una adaptación de un relato de Philip K. Dick, cuenta la historia de un hombre que acude a una empresa de viajes virtuales solamente para descubrir que no es quien cree ser. Durante su periplo, el protagonista utiliza en dos ocasiones un taxi autónomo.
Por cierto, parte de la historia transcurre en Marte. Quizás no sea muy descabellado pensar que en un futuro no muy lejano podamos ver también seres humanos en el planeta rojo.