Si prefieres ver la web siempre en español, haz click aquí.
¿Eres un freak de la música?
Como en casi todos los ámbitos de la vida, en la música también existen los freaks. Si nos vamos al diccionario, encontramos que una persona freak (o friki) es la que tiene un comportamiento o aspecto raro o extravagante, pero también la que es muy aficionada a una actividad determinada o que la practica con pasión. Si has llegado hasta aquí, quizá seas uno de ellos. Por si tienes dudas y necesitas algún punto de referencia, en este artículo te vamos a presentar algunos casos curiosos.
El retorno del vinilo como formato musical ha impulsado el coleccionismo no exento de un punto fetichista que muchos llevan hasta el extremo con sus artistas favoritos, atesorando, por ejemplo, múltiples ediciones del mismo disco. Pero el que se lleva la palma es Zero Freitas, un brasileño que ostenta el récord de tener la mayor colección de discos de mundo: más de 8 millones. El objetivo, según explica, es crear el archivo musical más ambicioso y grande del mundo que contenga todos los discos de todo el mundo. Todos. Y en esas está.
Otro caso extremo, pero a la inversa, es el de ‘Once Upon a Time in Shaolin’, el séptimo disco del colectivo de hip-hop neoyorkino Wu-Tang Clan. Solo se fabricó una copia física de este álbum doble y no se ha digitalizado, por lo que únicamente la persona que la posea puede disfrutar de sus 31 canciones. Eso sí, no es barato, su último dueño conocido es el colectivo de criptomonedas PleasrDAO y pagó por la copia el equivalente a 4 millones de dólares.
Sin llegar a estos límites, podemos citar también entre los mayores freaks musicales al argentino Rodolfo Renato Vázquez, un auténtico fanático de The Beatles que guarda una colección de 11.000 piezas de los de Liverpool. 2.000 de ellas forman parte de un museo que él mismo montó e inauguró en 2011 en Buenos Aires. Obviamente no hay solo discos, sino que la colección incluye revistas, libros, periódicos, partituras, carteles, autógrafos, fotografías, videos, material promocional, pases de escenario o entradas a conciertos, entre muchas otras cosas. Con una cantidad algo menor, el londinense Matthew Lee cuenta con la mayor colección de los Rolling Stones. Según él mismo cuenta, el cencerro de ‘Honky Tonk Women’ le atrapó para siempre cuando solo tenía 12 años. Comenzó entonces un camino que le ha llevado, por ejemplo, a poseer 18 de las 100 copias que se editaron de ‘Dead Flowers’ como sencillo, la única copia conocida del primer contrato de grabación y actuación de la banda, un acetato original de la primera grabación de estudio de la banda, el primer póster de concierto conocido de marzo de 1963 y muchos números 1 de sus discos numerados. En este punto, y ya que este artículo va de freaks, no podemos resistirnos a citar al danés Claus Solvig, fan incondicional de Black Sabbath y dueño de la mayor colección de elementos relacionados con Ozzy Osbourne, o Jeff Vrabel, de Indianápolis, en Estados Unidos, que, al parecer, según el Libro Guinnes de los Records, es capaz de identificar en un minuto 20 canciones de Bruce Springsteen a partir de su letra. Un logro que, según él mismo afirma, le ha costado 40 años conseguir.
Pero los discos están para pincharlos, y de eso sabe mucho el DJ irlandés Norberto Loco que logró en 2015 batir el record de horas pinchando música. Concretamente del 19 al 27 de noviembre de ese mismo año consiguió el reto de llegar a las 200 horas de sesión.
Es cierto que se trata de un logro impresionante, pero se queda muy pequeño en comparación con ‘Longplayer’. Una pieza musical compuesta por el intérprete de banjo Jem Finer, miembro del exitoso grupo folk The Pogues. Finer utiliza un banco de ordenadores situado en el Trinity Buoy Wharf Lighthouse de Londres (Reino Unido) para secuenciar combinaciones simultáneas de seis piezas musicales breves interpretadas con cuencos tibetanos. La pieza se inició cuando los relojes entraron en el nuevo milenio, el 1 de enero de 2000, y no repetirá la misma combinación exacta de música hasta el último segundo del 31 de diciembre de 2999, cuando la pieza puede comenzar su segunda interpretación. Exacto, durará 1.000 años.
Si esto te asombra, te recomendamos echarle un vistazo a la obra de Bull of Heaven, el dúo experimental estadounidense conformado por el ya fallecido Clayton Counts y Neil Keener. Ellos lograron crear el discos más largo de la historia: 310: Px0(2^18×5^18)p*k*k*k, que tiene una duración de 3.343 quindecillones de años. Os prometemos que hemos intentado entender el concepto, pero nos ha volado la cabeza.
Aquí tenéis la referencia en discosgs.com.
Volviendo a terrenos más asequibles en el espacio-tiempo, citar a la banda madrileña Kitai, que tienen en su haber el record del concierto más largo de la historia tras sobrepasar en algunos minutos las 24 horas de actuación en la Sala Sol de Madrid, del 13 al 14 de noviembre de 2018.
En nuestro viaje al frikismo musical no podemos dejar de lado a los sibaritas de los equipos musicales. Algunos son capaces de invertir verdaderas millonadas en escuchar la música lo mejor posible. Para ello, habrá quien no admita menos que estos altavoces Kharma Enigma Veyron. Se trata de uno de los equipos de audio más sofisticados del planeta, ya que además de tener una potencia impresionante, sus altavoces dinámicos cuentan con la tecnología más avanzada. Eso sí, primero tienes que conseguir los 375.000 euros que cuestan.
Bastante más baratos, menos aparatosos y, por qué no decirlo, bastante cool, son los auriculares Focal Utopia por Tournaire. Los puedes conseguir por unos míseros 115.000 euros. Eso sí, están fabricados con oro amarillo de 18 quilates y diamantes. El sonido, por supuesto, también es espectacular.
Para cerrar este artículo, volvemos al ámbito del coleccionismo y llegamos a Irún, en Gipuzcoa, donde Lourdes Yarza y José Luis Loidi tienen la mayor colección de instrumentos musicales del mundo. Nada más y nada menos que 4.400 instrumentos musicales tradicionales de todos los continentes. Entre ellos, tambores hechos con cráneos humanos. Sí, has leído bien.
Bueno, hasta aquí este viaje por el lado más extremo de la pasión por la música y los músicos. ¿Te sientes identificado? ¡Pues bienvenido al club!