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Conexión a Tierra
Estudios de impacto ambiental en plantas renovables
En el último episodio de la segunda temporada de Conexión a Tierra nos adentramos en los estudios de impacto ambiental, el trabajo previo que analiza entorno, biodiversidad, suelo y patrimonio antes de que una instalación energética salga adelante.
Escucha el episodio 12
No se trata solo de cumplir una normativa. Los estudios de impacto ambiental analizan el proyecto energético que se quiere desarrollar y el entorno en el que se ubica como un todo, anticipan riesgos y ayudan a tomar decisiones antes de que se mueva una sola máquina.
Íñigo María Sobrini, presidente de la Asociación Española de Evaluación de Impacto Ambiental (AEEIA), una entidad que se dedica a que la evaluación ambiental de los proyectos energéticos y de infraestructuras sea lo más eficaz posible, nos lo explica en este episodio de Conexión a Tierra: “Todos los proyectos impactan. Lo que tenemos es que optimizar los impactos beneficiosos, que son muchos y minimizar los negativos”.
Evaluar antes de actuar
La evaluación de impacto ambiental es una herramienta que se aplica en las primeras fases de diseño de un proyecto. En ese momento, cuando todavía no se ha iniciado la obra, permite ajustar ubicaciones, modificar tecnologías o incluso descartar una instalación si el impacto sobre el entorno se considera inasumible.
Cada estudio cruza dos realidades: lo que se quiere construir y el lugar donde se plantea hacerlo. Un mismo proyecto puede ser viable en un entorno e inviable en otro. Por eso se analizan alternativas, se cuantifican impactos y se proponen medidas que a veces transforman profundamente la idea inicial.
De hecho, muchos proyectos, tal y como se presentan inicialmente ante la administración, acaban siendo muy distintos a como se aprueban finalmente. A lo largo del proceso de evaluación ambiental, cambian de tamaño, de diseño, de emplazamiento o de tecnología. Es un proceso de mejora continua que culmina en un permiso ambiental vinculante: sin él, el proyecto no puede avanzar.
La supervisión es colectiva
Estos estudios no se evalúan en un despacho cerrado. Pasan por un proceso de información pública en el que intervienen administraciones, universidades, técnicos especializados y la propia sociedad, que puede presentar alegaciones.
A veces, esas observaciones externas permiten detectar impactos que no se habían identificado en los análisis técnicos iniciales. Y eso obliga a volver atrás, corregir y replantear. La evaluación ambiental es un proceso vivo, no un trámite automático.
Cuando una planta solar se convierte en un ecosistema
La planta solar de Centurión, en Badajoz, es un ejemplo claro de cómo ese trabajo previo se traduce en resultados reales sobre el terreno. Allí, la producción de energía convive con charcas, reptiles, aves, murciélagos y una biodiversidad que no solo se conserva, sino que se fomenta.
En Centurión nos espera Juan Abad, responsable de medio ambiente de las plantas solares de Endesa. Su labor consiste en garantizar que se cumplen todos los requisitos ambientales y que la instalación se mantiene en el mejor estado de conservación posible durante toda su vida útil.
Juan explica que las medidas no acaban con la construcción. Se instalan nidos, posaderos, refugios, se protegen zonas sensibles y se hace un seguimiento continuo de suelos, fauna y vegetación, comparando la evolución dentro y fuera de la planta.
Incluso actividades tradicionales como el pastoreo forman parte de esa convivencia, adaptándose cuando es necesario para proteger espacios clave como las charcas.
Prevenir, corregir y compensar
Los estudios de impacto ambiental trabajan siempre con tres tipos de medidas. Las preventivas, que evitan directamente el impacto, como cambiar la ubicación para no afectar a un yacimiento arqueológico. Las correctoras, que mitigan o restauran el daño cuando no se puede evitar, como replantar vegetación tras una obra. Y las compensatorias, que mejoran otros espacios cuando el impacto no puede corregirse.
El objetivo final es claro: que el balance ambiental sea positivo y que el territorio gane calidad ecológica a largo plazo.
Una herramienta de protección ambiental al servicio de la sociedad
La evaluación de impacto ambiental es el punto de partida para que los proyectos energéticos sean compatibles con el entorno rural y natural. No solo protege la flora y la fauna, también mejora los proyectos y refuerza su integración social.
Analizar, estudiar y anticiparse es lo que permite que las energías renovables y los ecosistemas no solo convivan, sino que prosperen juntos. Construir el futuro también implica cuidar el lugar donde se construye.
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