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Última cuenta atrás
Hace frío. Mucho. Lo normal dirían algunos para un 19 de enero en Andorra (Teruel), pero esta niebla, este viento, huele a cambio.
A la veintena de técnicos de Endesa que han subido a la zona habilitada para seguir la ejecución de la última voladura de un elemento esbelto en la central térmica de Andorra parece que no les importa. Están concentrados, porque el de hoy es un día importante, es la última cuenta atrás.
De la central de carbón queda poco, su desmantelamiento va como un engranaje perfecto, se encuentra al 95% y hoy una vez más el horizonte de Teruel va a cambiar. Todos llevan mucho tiempo preparándose, se han instalado 620 kilos de explosivo y 340 detonadores en esta última caldera de 70 metros de altura y 780 metros cuadrados de superficie. A pesar de estas dimensiones, hoy la niebla no deja ver la estructura, queda media hora para esa detonación final y el viento empieza a soplar.
Luigi, Beatriz, Ignacio y Jose Luis se miran entre ellos. Son los máximos responsables de lo que hoy pase aquí y no dejan de mirar el horizonte. La hora marcada se acerca, el viento ha permitido que la niebla se empiece a disipar y va mostrando la silueta de esa última caldera en pie.
Cuando Luigi mira el reloj y coge el walkie-talkie se crea el silencio más absoluto y respetuoso. Beatriz, Ignacio y Jose Luis miran a su equipo y esbozan una leve sonrisa dando unas gracias previas por todo el esfuerzo realizado hasta ahora.
5-4-3-2-1-0 Todos mantienen la respiración durante esos cinco segundos. Primero se escucha un estruendo y pocas milésimas de segundos después, la caldera cede ante la dinamita, se dobla, casi de rodillas en un saludo a todos los que allí están presentes, dando un adiós silencioso por el tiempo que ha estado funcionando y dando paso ahora a un futuro más verde.
Todos los presentes se abrazan, es un momento único de agradecimiento y satisfacción que dura poco, porque ya están todos pensando en los siguientes pasos, en la revalorización de las 10.000 toneladas de residuos que ha generado la demolición, en lo que queda por hacer para devolver a Andorra su horizonte y dar paso a lo compañeros que ya están trabajando en el futuro de la zona.
Sigue haciendo frío, ha llegado el cambio, ha empezado a nevar.