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Desnudando una central
Primer paso de una nueva etapa
Hace siete años, en 2015, emprendí un camino profesional, no muy habitual, se podría decir que incluso al contrario lo reconozco, que me llevó del mundo de las renovables, con más de una década construyendo parques eólicos en España y en Latinoamérica, e, incluso, la primera planta solar fotovoltaica de Chile, a hacerme cargo de la ejecución de los proyectos térmicos de Endesa Generación. Vamos, pasé de las renovables al carbón por decirlo de algún modo. Y dentro de ese cambio fui un poquito más allá, y empecé a ocuparme del desmantelamiento de las centrales térmicas que Endesa había decidido cerrar definitivamente, aunque también se incluían proyectos de otra naturaleza como los de adecuación ambiental de las centrales térmicas, la reducción de emisiones, y la mejora de eficiencia en centrales en funcionamiento.
Así que, en febrero de 2021, inicié el primer proceso de desmantelamiento de una central de Endesa, la Central Térmica de Andorra, en la provincia de Teruel. Reconozco que cuando me lo comunicaron tuve sentimientos encontrados, me daba mucha pena pensar que iba a ser la “responsable” de hacer desaparecer todo un símbolo para muchas personas y para una región entera, estaba planificando la “destrucción” de lo que muchas personas habían construido con su esfuerzo, y me venían en mente mis hijos que están estudiando carreras técnicas y que nunca verán en funcionamiento una central térmica de las que yo he conocido. Pero al final creo que estoy viviendo un cambio de ciclo único, y que los desmantelamientos de las centrales térmicas abren ahora un nuevo futuro a estas zonas que fueron el motor de nuestro país.
Nueva etapa
Los proyectos de desmantelamiento puedan tener una imagen algo desfigurada porque suponen la desaparición de instalaciones que han estado en funcionamiento durante décadas, con todo lo emocional que eso lleva consigo La verdad es que estos proyectos deben ser vistos no como una etapa final de algo, sino todo lo contrario, como el primer paso de una nueva etapa. Yo estoy convencida de ello.
“El desmantelamiento de centrales térmicas debe ser visto no como una etapa final de algo, sino todo lo contrario, como el primer paso de una nueva etapa”.
Estos trabajos de desmantelamiento en los que estamos involucrados son necesarios para que se desarrollen otras actividades industriales, otras formas de energía como son las renovables Por eso no hablamos de abandonar terrenos. Todo lo contrario. Estamos hablando de readecuar centrales obsoletas para sustituir la potencia generada con carbón por potencia renovable. Y así hay que verlo.
Esta es la perspectiva correcta, y, por lo que puedo ir percibiendo, poco a poco la población en Andorra y el entorno ya lo está haciendo. Aunque hubo esa reacción lógica al principio por el cambio de una instalación conocida y arraigada durante muchos años en la zona, creo que la gente va asimilando que el cierre era necesario como primer paso para la nueva forma de generación y que la vida económica del pueblo no se acaba con la antigua central. El propio trabajo de desmantelamiento garantiza el empleo local y las instalaciones renovables que la sustituirán le darán continuidad. Un futuro siempre energético, pero adaptado a los tiempos.
Somos más de 200 personas trabajando en Andorra en el desmantelamiento, hemos formado se puede decir, una familia que va a estar unida durante 5 años. Y esa familia la forman mano de obra local, y hasta lo vecinos que empiezan a ver el desmantelamiento como una oportunidad en sí actualmente y también para el futuro de la mano de las instalaciones renovables.
Además el desmantelamiento de la central de Andorra va a ser un proyecto pionero en ciertos aspectos. Por ejemplo, será la primera vez que apostaremos por la voladura con explosivo de estructuras metálicas, como la caldera, prevista para finales de 2023.
Máxima seguridad
Lo más delicado del desmantelamiento, en efecto, es que todo se basa en la mano de obra y, por lo tanto, es crucial crear un entorno de máxima seguridad. El proyecto de desmantelamiento de una central térmica, de hecho, se puede considerar tan complejo, crítico y duradero como puede ser su construcción.
“El proyecto de desmantelamiento de una central térmica, de hecho, se puede considerar tan complejo, crítico y duradero como puede ser su construcción”.
Solo la redacción del proyecto puede durar cerca de nueve meses. Luego, la autorización de cierre puede tardar año y medio. Una vez finalizada esta parte, el desmantelamiento se lleva a cabo por zonas: desulfuración, parque de calizas, parque de carbón, calderas, zona de turbinas y estructuras esbeltas (la chimenea, las torres de refrigeración…). La previsión es que en diciembre de 2024 tendremos todo el terreno de la central a cota cero y todo esto es posible gracias a esas 200 personas que están trabajando día a día en la central.
Con el desmantelamiento de la central Térmica de Andorra estamos contribuyendo al futuro, a que la transición energética se pueda consolidar. Y yo personalmente me encuentro feliz de ser parte de este equipo y de contribuir de la mano de tanta gente a abrir un futuro nuevo para la zona de la mano de las nuevas instalaciones renovables, aquellas de donde partí hace ya años como decía al principio, para involucrarme en este proyecto.
Beatriz Muñiz
Responsable del Proyectos de Generación Térmica.
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