
Color esperanza: la recuperación de la Palma tras un año de la erupción del volcán
Carlos, Roberto y Raico son los tres palmeros que han acompañado a Odile Rodríguez de la Fuente, bióloga e hija del gran divulgador, a conocer cómo es la situación de La Palma un año después de la erupción del volcán.
Hace un año, La Palma vivió la erupción más larga de la historia de la isla. Fueron 85 días y 8 horas de actividad. Casi tres meses en los que la lava del Cumbre Vieja dejó a sus habitantes conviviendo con la destrucción. Desde ese 19 de septiembre de 2021, más de 7 mil personas se vieron forzadas a abandonar sus hogares y negocios porque habían sido devastados por la erupción.
Durante más de 365 días desde que el volcán se activase, La Palma ha mantenido un color: el color esperanza. Esperanza por recuperar la normalidad y dejar atrás el gris ceniza. Ahora, acompañados de Odile Rodríguez de la Fuente, bióloga e hija del gran divulgador, recorremos sus calles. Unas calles que fueron arrasadas por lava, gases y piroclastos. La coladas que se abrieron sumaron 1.219 hectáreas.
Los plataneros: lo más afectados por el volcán
Mientras que el volcán ganaba terreno al mar, escuelas, negocios e iglesias quedaban completamente sepultados. Aunque, sin duda, los plataneros fueron los más afectados. Roberto Melián, agricultor, lleva toda la vida dedicándose a ellos y perdió la cosecha por los efectos de las cenizas. “Tengo plantaciones que todavía están en secano o que estoy comenzando a plantar porque ahora está empezando a llegar el agua”.
Tal y como nos explica el experto, a raíz de la erupción del volcán, ahora podemos diferenciar tres tipos de plantaciones: la cosecha perdida por la ceniza, la que no se puedo regar y la que aún se puede recuperar. Como conocedor de la naturaleza de la isla, afirma: “Sabíamos que podía pasar y nos tocó, y lo hemos superado de la manera que podemos”.
En La Palma, estas plantaciones son realmente importantes ya que son la fuente de ingresos de muchas familias. Por suerte, y gracias a la colaboración de todos, Roberto cuenta que ya se pueden ver los primeros plátanos libres de ceniza volcánica. Ahora es el momento de seguir produciendo, cultivando y manteniendo las costumbres y tradiciones tan únicas de la isla.
“Ya podemos ver los primeros plátanos libres de la ceniza volcánica”. Roberto Melián, agricultor de plataneros”.
Los dos lados de la colada y el suministro eléctrico
Otros de los protagonistas que nos ha acompañado durante este viaje ha sido Carlos Rodríguez, delegado de Endesa en La Palma. Además de ser palmero de toda la vida, también es una de las personas que no ha dejado de trabajar ni un segundo para que la vida en La Palma pudiera continuar. “Directa o indirectamente, todos fuimos afectados. Entonces, debías tener tu cabeza en el trabajo, pero también en lo personal”, aclara el delegado.
El volcán se llevó por delante más de 130 kilómetros de líneas eléctricas, alrededor de 1.600 apoyos de media y baja tensión, 25 centros de distribución y un centro de reparto. En medio de todo este caos, Carlos se encargó de estar pendiente de la anilla eléctrica y de cómo el paso de las coladas podría ir afectando al suministro. “Intentamos que a nadie le faltara el suministro de las líneas que la lava se había llevado por delante”, añade.
“El volcán se llevó por delante más de 130 kilómetros de líneas eléctricas, alrededor de 1.600 apoyos de media y baja tensión, 25 centros de distribución y un centro de reparto”.
Aunque fue un trabajo realmente complicado ya que debían adelantarse al volcán continuamente, el experto asegura que el suministró no faltó nunca gracias a las diferentes medidas implantadas. Por ejemplo, se instalaron plantas de generación auxiliares al lado sur y al lado norte de la colada.
Hoy el gran reto es volver a comunicar ambas zonas ya que todavía no se ha podido hacer por la falta de carreteras y la temperatura de la colada y, para ello, se utilizarán paneles prefabricados de hormigón. Si no se puede cruzar la tierra, habrá que ir sobre ella.
Salvando la magia de la isla
La Palma tiene magia. Su biodiversidad, su fauna y su flora, son muy especiales. Eso lo sabe bien Raico Hernández, dueño de una pequeña empresa familiar de turismo activo. Como otros muchos negocios, el suyo se vio paralizado durante la erupción del volcán. Sin embargo, tal y como asegura, a los meses comenzaron a llegar muchos aviones y barcos, y eso ayudó a estabilizar el negocio. “Al principio cuesta, pero siempre nos sobreponemos. Hay muchos recursos para sacar partido a las actividades de la isla y, al final, nos recuperamos”, añade.
“Hay muchos recursos para sacar partido a las actividades de la isla y, al final, siempre nos recuperamos”.
– Raico Hernández
Los palmeros, como Raico, están muy ligados emocionalmente a su entorno y a todo lo que vive en él. Pero, sobre todo, tienen un vínculo muy especial con las pardelas. La pardela cenicienta atlántica o pardela canaria es una de sus joyas de la corona y, cada primavera, suele acudir a la isla de La Palma a anidar.
Para proteger a las pardelas, hemos instalado un novedoso sistema en el parque eólico de Fuencaliente, de nuestra filial renovable Enel Green Power España. Un mecanismo de iluminación láser colocado en la torre meteorológica del parque emite un haz de luz hacia el fuste del aerogenerador más próximo al mar y ayuda así a guiar a estas aves en sus vuelos nocturnos.
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