
Verlo siempre en Español
Verlo siempre en Español
Tras hablar en el blog sobre la vida y los métodos de trabajo de innovadores y visionarios de la talla de Steve Jobs, Elon Musk o Palmer Luckey, resultaba impensable dejar fuera de esa lista de genios a uno de los jóvenes más influyentes de las últimas décadas: Mark Zuckerberg, el multimillonario creador de Facebook, la red social que revolucionó Internet.
Aunque Zuckerberg será siempre recordado por esa aportación al ámbito de las RRSS, su trabajo como innovador empezó unos cuantos años antes del fenómeno Facebook. Natural de White Plains, Nueva York, Mark Elliot Zuckerberg demostró desde muy joven un espíritu emprendedor y unas habilidades naturales para los lenguajes de programación: con tan solo doce años desarrolló Zucknet, un software de mensajería que avisaba a su padre, dentista, de si había pacientes en la sala de espera. Seis años después, en 2002, lanzó un programa informático llamado Synapse Media Player, dotado de una inteligencia artificial capaz de reproducir canciones basándose en las preferencias del usuario. Empresas como AOL o Microsoft pusieron sus ojos en esa aplicación, pero el joven Zuck decidió compartirla de manera gratuita en Internet, siguiendo así a rajatabla uno de sus principios:
"La información debe ser libre y abierta al público."
Ya en la universidad de Harvard, donde se matriculó en Psicología y Ciencias de la Computación, desarrolló otra aplicación más, CourseMatch, que servía para que los alumnos eligieran sus asignaturas de acuerdo al perfil de otros estudiantes, y diseñó una web llamada FaceMash, donde estos podían calificar las fotos de sus compañeras. La página llamó la atención del Departamento de Servicios Informáticos de Harvard, que lo acusó de hackear la intranet de la universidad, aunque nunca se hizo público cómo se zanjó el asunto. A raíz de aquel incidente, tres estudiantes (los gemelos Winklevoss y Divya Narendra, fundadores de ConnectU) vislumbraron una oportunidad de negocio en el talento y el trabajo de aquel tímido programador, así que le propusieron crear una red social exclusiva para los alumnos de Harvard. Este encargo originó una idea en la mente de Zuck, que se puso a trabajar en ella sin descanso (toda esta historia está narrada de manera impecable en la película de 2010 “La red social”, dirigida por David Fincher).
Así fue como en 2004 Zuckerberg presentó la que sería su gallina de los huevos de oro: Thefacebook. Poco después se alió con Sean Parker, creador de Napster (famoso servicio de distribución de archivos de música en MP3), quien renombró la creación de Zuck como Facebook y le ayudó a impulsar la plataforma (hasta su detención por posesión de cocaína). Más tarde, Zuck, en su afán por compartir la información, abrió Facebook a otros desarrolladores; de esa manera, la web fue creciendo, se extendió por varios países y se acabó convirtiendo en el gigante que es ahora.
Con solo treinta y dos años, Mark Zuckerberg posee un patrimonio de más de 53.000 millones de dólares, es director ejecutivo de una de las empresas más valiosas del mundo (casi un 25% de las personas que habitamos este planeta somos usuarios de su producto) y se ha convertido en una figura icónica en el mundo del emprendimiento. Y todo ello sin ni siquiera llegar a terminar su carrera universitaria. La pregunta obligada es: ¿cuáles son las claves de su éxito y las ideas que lo han llevado a alcanzar ese estatus? ¿Cómo se plantea la innovación y el progreso este visionario?
De acuerdo a las entrevistas que se le han realizado en diversos medios durante los últimos años, podríamos resumir sus fundamentos como entrepeneur en cinco puntos:
Actualmente el creador de Facebook tiene depositada buena parte de su interés (y de sus inversiones) en tres proyectos de futuro:
Una de las ideas más ambiciosas de Zuckerberg es llevar Internet a todos los lugares del mundo, pues considera que el acceso a la Red debería ser un derecho básico. En sus propias palabras, “lo importante es que estén todos, no solo los que tienen dinero para pagar estas conexiones”. De ahí su iniciativa Internet.org –creada en 2013–, una plataforma gratuita de servicios digitales que pretende que aumenten los usuarios de Internet en los lugares más desfavorecidos del planeta, y que, en un futuro muy cercano, los más de 4.000 millones de personas sin acceso a la red de redes puedan estar conectados.
Zuckerberg es un gran admirador de esta tecnología (hasta el punto de haber desembolsado una millonada para hacerse con el dispositivo Oculus Rift de Palmer Luckey). En su opinión, la realidad virtual revolucionará nuestro futuro, y especialmente el sector del turismo. En lugar de desplazarnos de un país a otro de manera física, los seres humanos acabaremos realizando viajes digitales a los lugares del planeta que más nos apetezca visitar. Y sin salir de casa. ¿Será también en esto un visionario? El tiempo lo dirá.
Este es otro de los proyectos en los que anda embarcado el bueno de Mark. El trabajo de unos investigadores de la Universidad de Washington, que en 2013 consiguieron enviar señales cerebrales vía web de una persona a otra (la primera estimuló la actividad cerebral de la segunda para que moviera su mano, con éxito) y otros experimentos similares realizados por neurocientíficos, han despertado la curiosidad de Zuckerberg. En su opinión, un día “vamos a ser capaces de enviar pensamientos ricos y completos a otras personas utilizando directamente la tecnología”. La telepatía digital –o también llamada telepatía informática- suena a ciencia ficción, pero cuando un genio de la talla del creador de Facebook apuesta por una idea así, y además invierte esfuerzos y dinero en ella, no queda más remedio que darle el beneficio de la duda.