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Con las nuevas tecnologías y tendencias que se van expandiendo en el mundo, como la inteligencia artificial o el IoT, surge la necesidad de no dejar de innovar en las empresas. De esto era un gran conocedor Peter F. Drucker, que hablaba de una innovación que se da desde la raíz, desde la gestión de la empresa, hasta los resultados que el cliente tiene a su disposición.
Los libros de Drucker (más de 35) se han tomado como el pilar básico de la creación de la corporación moderna. Hoy es considerado el padre del management como disciplina y sigue siendo estudiado en gran cantidad de escuelas de negocio. Fue un auténtico transformador de la gestión empresarial, desafiando el pensamiento de negocio de su tiempo.
Peter F. Drucker destacó la importancia de los empleados que trabajaban «con su mente» más que con sus manos. Es decir, se sorprendió al ver a tantos trabajadores que conocían más de determinadas materias que sus superiores, aun teniendo que cooperar con otros dentro de una gran organización. Le sirvió para ver un desafío en la corriente de pensamiento tradicional sobre cómo gestionar y administrar las empresas.
Siendo uno de los líderes más influyentes del siglo XX, Drucker no solo habló del liderazgo en las empresas, sino que definió una especie de cosmovisión de todos los administradores de empresas, públicos, de ONG y hasta de ejecutivos de marketing. Privatización, emprendimiento, postmodernidad o dirección por objetivos son términos que usamos a día de hoy gracias a él.
En 1969, llegó el libro más conocido de Peter F. Drucker, La era de la discontinuidad, y en él escribió sobre la que él llama la sociedad del conocimiento. Para él, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación estaban transformando radicalmente las economías, los mercados y, en general, la estructura de la industria, los productos y los servicios. Suponían, a su vez, un cambio y una evolución en los puestos de trabajo y, por tanto, en la llamada sociedad del conocimiento y en la política.
Con sus obras, se dejó a un lado la idea de que las tecnologías de la información solo se usan en la etapa de producción para pasar a algo más allá: las tecnologías de la información, y la transformación digital en general, están presentes en todas las actividades de la empresa, en todas las etapas.
De alguna forma, deben ser capaces de permitir que la empresa se organice de manera eficiente de manera interna y externa, en relación con los grupos de interés (clientes, proveedores, sindicatos) y su entorno. Saber aplicarlas en todos los ámbitos (incluso en recursos humanos) es lo que consigue que una empresa esté dotada de cierta ventaja competitiva.
A lo largo de su carrera, Drucker se interesó por las organizaciones sin ánimo de lucro, queriendo aportar mejoras a la administración de hospitales, escuelas y organizaciones de la sociedad civil en general. Unió los valores morales de un líder a su eficacia como gestor del desarrollo social sostenible. Una idea que nos lleva a la actualidad.
La conciencia de que es necesario preservar y mantener el medioambiente se ve también reflejada en el entorno laboral. La dinámica de colaboración entre distintas entidades de Drucker, tal y como explicaba, debía llevar a la situación actual, en la que se están generando nuevos conocimientos y nuevos métodos para solucionar los problemas de las empresas y, a la vez, los problemas ambientales.
Convirtiendo la sostenibilidad en el factor más importante de la compañía, se genera la innovación en la metodología. A su vez, los cambios en el entorno laboral llegan a la infraestructura de la sociedad. Así surgen tendencias como el llamado smart working en la oficina.