
Verlo siempre en Español
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Si preguntásemos a cualquier usuario habitual de Internet qué es Google, es muy probable que ninguno tuviera que utilizar un buscador en un navegador para encontrar la respuesta. Y si alguien lo hiciera, usaría con total seguridad el propio Google.
Este motor de búsqueda, que vio la luz en septiembre de 1998, significó una auténtica revolución gracias a sus numerosas innovaciones y a los complejos algoritmos que utilizaba, los cuales lo impulsaron hasta conseguir superar en poco tiempo a Altavista, el buscador más popular del momento. Y aquello solo fue el principio. Hoy en día, Google no es solo un sistema informático, sino el nombre de una de las compañías más importantes del mundo. ¿Pero cómo nació y quiénes fueron las mentes pensantes detrás de aquel fenómeno?
Todo comenzó en 1996, cuando dos amigos y estudiantes universitarios, Larry Page y Serguéi Brin, decidieron desarrollar un motor de búsqueda para Internet mejor que los existentes. Su idea funcionó muy bien, y el buscador estuvo activo durante más de un año en los servidores de la universidad de Standford. Tras los buenos resultados conseguidos, Page y Brin registraron en 1997 el dominio Google.com, que comenzó a ganar popularidad. Solo un año después, fundaron, gracias a la ayuda de Sun Microsystems, su propia empresa, Google Inc. (esta, como muchas startups exitosas, comenzó a desarrollarse en el interior de un garaje). Pronto la calidad de sus productos revalorizó Google, y así comenzaron a llegar las primeras inversiones millonarias.
Durante el siguiente lustro los hitos se sucedieron de manera exponencial. Por ejemplo, en septiembre de 2000 el buscador ya era capaz de realizar búsquedas en quince idiomas, y en agosto de 2001 la compañía dio por fin el salto internacional, y abrió su primera oficina fuera de los EE. UU., concretamente en Tokio, Japón. En aquel año apareció también Google Images, con un acceso inicial a un catálogo de 250 millones de imágenes.
2007 fue también un año muy especial para Page y Brin: Google obtuvo un importante reconocimiento al posicionarse en el número 1 de la lista de las 100 mejores empresas donde trabajar (famosas son, sobre todo entre los programadores informáticos, las oficinas que Google tiene por todo el mundo: toboganes, boleras, salas para relajarse, videojuegos…). Además, a finales de año la empresa anunció un sistema operativo basado en Linux (es decir, de código abierto) para dispositivos móviles llamado Android, que vería la luz casi un año más tarde, y que supondría otra revolución, en este caso en el ámbito de los smartphones (actualmente hay más de un millón de aplicaciones disponibles para este sistema).
“¿Sabías que… al principio el buscador de page y brin se llamaba backrub, pero decidieron cambiarle el nombre a google para hacer un juego de palabras con el número gúgol, que es igual a 10¹⁰⁰?”
Durante la primera mitad de esta década, Google siguió creciendo y expandiéndose por el mundo, combinando la creación de productos originales (muy bien acogidos habitualmente por los usuarios) con adquisiciones de negocios ajenos que presentaban algún tipo de potencial, como Picasa, una aplicación con la que se pueden organizar y editar fotos, o empresas más pequeñas pero innovadoras, como Keyhole, cuyos mapas digitales se usaron para diseñar Google Earth.
Actualmente, Google es la principal subsidaria de Alphabet Inc., una multinacional estadounidense que ofrece productos y servicios como YouTube, el servicio de correo Gmail o el navegador Google Maps, y que tiene unos beneficios netos de más de 14.400 millones de dólares anuales.
Intentemos descubrir ahora cuáles son las claves de este éxito empresarial.
Hay mucha información en Internet, ofrecida por empleados con diversos cargos de Google, sobre los pilares de su éxito como innovadores. Nosotros hemos recopilado los más importantes para construir un decálogo –dirigido sobre todo a emprendedores–, que nos ayude a entender la filosofía que hay detrás de una de las empresas más populares en el ámbito de la innovación.
En busca de consolidarse como una de las compañías más innovadoras del planeta, Google construyó en 2014 un laboratorio, rodeado por un halo de secretismo (su emplazamiento es desconocido), llamado Google X. En sus instalaciones se desarrollan proyectos tecnológicos rompedores bajo la supervisión del propio Brin. Algunos de ellas son aún solo conceptos, que parecen sacados directamente de la mente de un escritor de ciencia ficción (ascensores espaciales, teletransporte… Cualquier idea es bienvenida en principio, por muy alocada que suene).
Eso sí, los requisitos que debe cumplir un proyecto para encontrar cabida en Google X son bien claros: que sean muy innovadores, que se puedan llevar a cabo con las tecnologías existentes y que sirvan para solucionar un problema que afecte a un gran número de personas. El primero de este tipo que vio la luz en el peculiar laboratorio de Google fue su famoso coche sin conductor; una flota de estos vehículos ya ha recorrido, durante una fase previa de pruebas, más de dos millones y medio de kilómetros de suelo estadounidense.
Después de aquel, llegaron otras iniciativas muy innovadoras, como las Google Glass, un dispositivo de realidad virtual, mientras se trabaja arduamente en otras que son muy interesantes, como Project Loon, que pretende llevar Internet a zonas rurales o subdesarrolladas, donde no existe conexión a la Red, Project Wing, basado en el uso de drones para la entrega de paquetes, o uno del que solo se sabe que pretende reinventar las baterías de los smartphones para que tengan una vida mucho mayor que las actuales, porque su nombre y características se mantienen en el más absoluto de los secretos.
No cabe duda de que en un futuro no muy lejano, algunos de los inventos más disruptivos de nuestra era habrán salido de las entrañas de este peculiar laboratorio.